Hace tres semanas, LA TRINIDAD se enfundaba los monos de trabajo y se ponía manos a la obra para presentar su nuevo single, «6.30», primer adelanto del que será su segundo trabajo de estudio. Además de ponernos los dientes larguísimos, comprobamos que los malagueños no le temen a tratar temas de pasta: lejos de glorificarla, hablan –sin tapujos– de salarios precarios.

Ahora, con este segundo adelanto titulado «Que Las Palabras Broten» –La Trinidad siempre ha sido un grupo romántico, que conste en acta–, están dispuestos a sacudirse el polvo, calzarse unos zapatos con calcetines blancos y dejarse esos pocos cuartos en algún discopub.

Así, por vez primera abrazan la música de baile, entre unos Parcels que han olvidado el virtuosismo y unos PiL ligeramente refinados. ATENCIÓN: Esto no es una canción de amor. «Esto es una canción a 120bpm, sobre todo lo que duele después del amor y que te viene a la cabeza esperando el tren de vuelta a primera hora», recalca el cuarteto malagueño, que se ha aliado con Carlangas para la producción de este esperado segundo disco.

Bailamos, ¿o qué?

Al tiempo que LA TRINIDAD revoluciona al personal vía plataformas, prosigue su extensa gira para este año, que incluye varias fechas con el ciclo de conciertos Girando por Salas (GPS). La banda recorre la península al grito de ¡Qué asco de primavera!, título de su más reciente EP, con el que apaciguamos las ansias de su segundo larga duración; que adelantamos viene con menos capas de guitarras, pero con muchos más matices y una riqueza sonora que elevan aún más la incisiva lucidez de sus letras. Como muestra, nos remitimos de nuevo a los adelantos «6.30» y «Que Las Palabras Broten».