Tras las últimas andanzas del grupo malagueño LA TRINIDAD es posible que te pensaras que seguirían refinando su estilo pop, un sonido cristalino que, poco menos, te hiciera sentir la brisa marina en la cara.
Pues no. «6,30», primer adelanto del que será su segundo álbum de estudio, suena más bien «como un somanta de palos y que encima el poli te casque la multa a ti», La Trinidad dixit.
Tienes una pista en el estribillo: “Una hora de mi vida / no vale 6,30”. Te puedes ir haciendo una idea, ¿no? Nadie sabe exactamente qué ha pasado, pero la realidad se antepone en nuestras narices-oídos-vísceras-sistema nervioso con el nuevo sonido del cuarteto malagueño, que se mueve –explota– entre la influencia dub y los B-52s.
Pocos datos más tenemos al respecto, más allá de que Carlangas se haya aliado como productor de la banda de cara a este segundo largo. Seguiremos informando…
“Una hora de mi vida / no vale 6,30″
Además, LA TRINIDAD ya ha anunciado las primeras fechas de su extensa gira para este año, incluidas en el ciclo de conciertos Girando por Salas (GPS).
Tras dinamitar la sala Planta Baja de Granada el pasado 10 de marzo, LA TRINIDAD recorre la península al grito de ¡Qué asco de primavera!, título de su más reciente EP, con el que apaciguamos las ganas del que será su segundo larga duración, con menos capas de guitarras pero con muchos más matices y una riqueza sonora que elevan aún más la incisiva lucidez de sus letras. Como muestra, de nuevo, «6,30».
El cuarteto malagueño publicó su debut en largo Los edificios que se derrumban en 2020. O sea, que ha pasado una vida, una pandemia y tiempo suficiente como para que LA TRINIDAD haya reflexionado sobre su sonido… y, como decimos, la primavera.