Borja Peinado
Redactor
Si le dijéramos a Sam, la prota de Somebody Somewhere, que su vida o su serie es una joya, te mandaría directamente a la mierda. Es un calificativo para este tipo de dramedias que, la verdad, cansa, y lo digo porque yo mismo abuso de él. Cuando uno mira a las producciones más vistas de cada plataforma, es difícil encontrar series sencillas que realmente tengan algo novedoso que decir y que contar, más aún si en su portada no aparece gente atractiva. Lo fácil es hacer el click en lo llamativo, en el envoltorio, error. Y es que no solo nos perdemos todo lo profundo que pueden llegar a ser series como Somebody Somewhere, es que además son divertidas y mucho más ligeras de lo que parecen, lejos del bajón que podría aparentar su póster. Que sí, que a veces es necesario despejar la cabeza con amoríos de época y con tiros y diálogos tontos, pero es que también se puede desconectar riéndote con una panda de inadaptados de Kansas.
La enfermedad y muerte de su hermana hace que Sam se vea obligada a volver al pueblo que la vio nacer. Así a bote pronto, es un argumento un poco manido, a lo Young Adult, pero hay algo atípico en esta historia. Sabemos lo que atormenta a Sam en el presente, pero nada de su camino fuera de Kansas, para mí esto es un acierto del guion, como si lo que sucede en el ahora fuera una burbuja conectada con su pasado que pasa volando sobre una enorme elipsis en su vida, dejándola intacta. Al principio nos haremos preguntas, pero poco a poco dejará de importarnos, porque Sam es maravillosa.
Hay un puñado de adorables personajes que acompañan a nuestra protagonista en su catarsis hacia la aceptación, como por ejemplo Joel; desgarbado,
comprensivo y graciosísimo. Todo el cuadro de personajes resulta tan diverso como luminoso. Cuesta trabajo que alguno te caiga mal, aunque hay quien se lo gane a pulso. Esto es algo que sienta muy bien, todo parece muy feel good, pero no desde el optimismo estúpido ni nada de eso, siempre desde lo ácido, lo gris; desde la vida misma.
La cómica Bridget Everett interpreta a Sam y también figura como productora de la serie. Me parece un descubrimiento fantástico en este papel; rebosa carisma y vis cómica. A su más fiel escudero lo interpreta Jeff Hiller, que está igual de brillante que Everett. Hay un miembro del casting que es un auténtico regalo para los Friends maníacos, el padre de Sam es Mike Hagerty, ¡el señor Treeger!
Somebody somewhere es una producción original HBO, o HBO Max, uno ya se pierde en el baile de siglas y compañías. A veces parece como si HBO fuese el inventor de este tipo de dramedias de corte indie porque siempre apuesta por ellas, pero la verdad es que, obviamente, hay otras muy buenas en el resto de catálogos. One misisipi(Prime), Feel Good(Netflix), Ramy (Starz), hasta la grandísima Atlanta está escondidita en Disney Plus(Star) y llegó a España con una nefasta promoción…a veces parece que las propias plataformas (Filmin aparte) quieran que no las encontremos.
También están metidos en la producción los hermanos Duplass (siempre a tope con ellos), de hecho Jay dirige varios capítulos, y no es difícil que Somebody Somewhere nos recuerde a algunas de sus series o películas, como la misma Togetherness.
Los siete capítulos que forman la primera temporada se ven prácticamente en un par de sentadas, pero no estemos tristes después de devorarlos, dejemos que el optimismo de sus protagonistas nos inunde porque la serie está renovada y habrá segunda tanda.