Madrid. 30 de mayo de 2019. SOUND ISIDRO. Teatro Barceló

Dentro de la amplia y variada programación del festival Sound Isidro teníamos marcada en rojo en nuestro calendario la fecha del 30 de mayo. Tras lo vivido el pasado jueves en el Teatro Barceló, solo podemos agradecer el bendito momento en el que los organizadores del Sound Isidro cerraron el bolo conjunto de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba y Quentin Gas & Los Zíngaros. Con una raíz común, la fusión flamenca, ambas bandas andaluzas conectaron y se complementaron a la perfección para ofrecer un doble concierto espectacular.

La noche comenzaba de la mano de Quintín Vargas y sus Zíngaros que llevan unos meses girando con su “Sinfonía Universal Cap. 02” (Everlasting Records, 2018), su último y transgresor trabajo, una odisea flamenca en el espacio. Canciones cargadas de fondo poético, con un sonido space rock de alta carga electrónica, fusionado con flamenco (Quintín proviene de una familia de cantaores) y sonidos orientales hacen de su propuesta una de las más originales del panorama musical nacional.

Pakito Serrano

Pakito Serrano

Redactor

Ángel Muñoz

Ángel Muñoz

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Su directo del pasado jueves, en el que repasaron su último LP, rezuma sentimiento y entrega, muy efectivo a la vez que poco convencional. Guiados por el carisma incontenible de su líder Los Zíngaros hacen gala de su destreza con los instrumentos alargando los tramos instrumentales a su antojo mientras Quintín juega con su garganta, su guitarra o incluso con los pedales, multiplicando la magia que transmiten y con la que consiguen envolverte. La concepción de su disco como banda sonora para un viaje espacial en el que la humanidad abandona nuestro planeta se hace totalmente palpable en algunos tramos en los que cerrando los ojos podríamos imaginar que el Barceló era una nave espacial con destino a “Shani” (Saturno en hindi), tema en el que por cierto colaboró Dandy Piraña, cantante de los DMBK. 

El grupo del que todo el mundo habla, y que nadie puede pronunciar del tirón, llegaba al Barceló con la intención de asaltar Madrid con un auténtico pelotazo de disco bajo el brazo, primera y magnífica reseña hasta la fecha de los sevillanos, que marca un nuevo hito en la psicodelia progresiva por el descaro con el que fusionan rock andaluz y psicodelia setentera. 

Con una explosión de energía y frescura impropias de un grupo con un solo año de vida los DMBK ya tenían al público, que abarrotaba la sala, absolutamente entregado en la primera canción. La voz de Dandy Piraña, única en el actual circuito musical, tiene ese punto hipnótico que, junto con la explosión sonora que consiguen armar sus compañeros, dan forma a un directo magnético, atrapante, del que no puedes salir. Como “Aliento de Dragón”.

El de DMBK es un directo cimentado en la lisergia sonora y el desprejuicio artístico que crece sobre el virtuosismo, la seguridad insultante y el toque de locura con la que sus componentes inducen a un clímax musical pocas veces experimentado. Una sensación de euforia general, como de incredulidad ante lo que estábamos presenciando, alguno se llevó las manos a la cabeza, flotaba en la sala durante todo el concierto mientras se sucedían trepidantes, sin momento para el descanso, los ocho temas que forman su homónimo disco. 

Un concierto corto pero tremendamente intenso que terminaba con un gran pogo final y Dandy Piraña surfeando entre los brazos de la gente al son de la vibrante “El Salto del Gitano”. La kinkidelia ha llegado para quedarse.