Madrid, 13 de abril de 2019. La Riviera

En esta reseña, creo que vamos a hablar más cómo Manuel y Carlota, que en plural mayestático característico de la revista.

Llegamos a la sala poco antes de que abrieran las puertas, a eso de las siete menos 10. La fila que se extendía por la cuesta, rodeando el muro de la Riviera; cosa que nos asombró bastante, ya que desde “las Rivieras” de Love of Lesbian no veíamos tal cosa.

Carlota Gómez

Redactora

Manuel León

Manuel León

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Las ganas de acompañar a los de Aranjuez en su despedida de, en nuestra opinión, los mejores discos nacionales de 2017 y 2018, Magnolia y Loto, eran palpables y ya fuera, la gente se hacía preguntas: ¿Tocarán “Ultima Noche En La Tierra”? ¿”Midori” y “El Problemático Winston Smith” valen como psicodelia? ¿Cómo es posible que el mini en la Riviera cueste 11 euros? ¿Estamos en 2022?” por suerte, estábamos cerca de resolverlas todas ellas.

Por desgracia sí, el mini sigue costando 11 euros pero, parafraseando a Rufus en Demerol y Piedras, El robo de la cartera lo llevo mejor con las actuaciones de “Penny Necklace” y “Rufus T. Firefly”; y hablando de Penny Necklace, la actuación de Odette fue mágica y nos puso a tono para lo que vendría después. Era la primera vez que los veíamos en directo y amenizaron la espera. Para nosotros, todo un “Re-descubrimiento”

No tuvimos que esperar mucho para Rufus. La actuación se adelantó a las 20:45, cosa que entendimos después. Al principio nos pareció que empezaban muy pronto, pero 2 horas y 19 minutos después, entendimos el por qué de este cambio de horario.

Las visuales en este concierto, iban a tener un papel fundamental. La banda proyectó al principio del show un mensaje de agradecimiento a todas y cada una de las personas que han hecho Rufus T Firefly posible. Un mensaje muy emotivo, que a todos los que llevamos años siguiéndoles y apoyándoles, disco a disco, concierto a concierto, post a post… nos hizo salir alguna lagrimita o, como mínimo, ponernos los pelos de punta. 

El mensaje explicaba que el show se llevaría a cabo sin interrupciones. Una oda a la música. Y es que no se podía esperar menos de una banda que le tiene tan absoluto respeto a esa musa. Estamos cansados de bandas que paran cada 2 canciones para explicar vanalidades. Queremos vibrar con la música y entrar en ese trance que solo es posible si la dejas fluir.
La gente que para canción para explicar algo, son el spotify gratuito de la música. No, no quiero escuchar la nueva playlist “¡Viva Latino!” y no quiero que me cuentes que cuando compusiste esta canción estabas deprimido bla bla bla. Cállate y canta.

Se apagaron las luces y comenzó a sonar un hilo de música a lo Tsukamori, que no rompió hasta que Julia (la mejor batería de España) se sentó a los mandos de la nave. Ya desde ese momento sabíamos que iba a ser una gran noche. Desde el foso, pude ver las caras de las primeras filas. Estaban felices, vibrando, soñando.

··O·· y Demogorgon siguieron la estela de Tsukamori, y la verdad es que no se me ocurre mejor trio inicial para esta primera parte, titulada Acto I: Que el bosque muerto despierte”.

El concierto se iba a desarrollar en cuatro actos. Podríamos pensar que lo estructuraron como una gran obra teatral o como una novela épica, pero realmente este concierto era un viaje de germinación, crecimiento, fruto y polinización. La vida de una pequeña flor de loto. En este primer acto, podemos ver un pequeño brote verde que está germinando y lo que parecía muerto tras el invierno, despierta. Este primer acto de la naturaleza iba concluir con la actuación de la fantástica Alice Wonder. En la mayoría de los conciertos, cuando se produce una colaboración, ésta se desarrolla entre la banda principal y el invitado. Al ser este un concierto excepcional, los 3 artistas invitados interpretaron cada uno, una canción de Nueve. En este primer interludio, la madrileña hizo una cover de Midori en acústico, cosa que respondió a nuestra segunda pregunta. Midori funciona en concierto, pero no es psicodelia.

Acto II: Se ha levantado una flor de loto. Llega la primavera con uno de los mejores bloques, ya que empezó con El Halcón Milenario y Loto, pilares de Magnolia y Loto, con los que nos hicieron saltar. Este segundo acto se cerró con la increíble Última Noche en la Tierra y la cover de Morgan. Nina hizo suya una canción tan inconmensurable y fuerte, como Demerol y Piedras. Un segundo acto tan bello como una flor de loto que pronto dará sus frutos.

Acto III: La locura del diamante, el ácido y la felicidad. No podía faltar a la cita la cover de The Beatles, Lucy in the Sky With Diamonds; Canción que, pese a no ser muy devotos de las versiones, nos parece que tiene su toque personal y por ello la queremos como a las demás. Al final de este acto se coló Pompeya, la única de Nueve que toco la banda. Lo entendimos al momento, ya que no nos podemos imaginar un concierto de Rufus sin Pompeya. Como colofón de las referencias a Nueve, Rufus se había guardado un último as en la manga. Manuel Cabezalí, productor musical y líder de Havalina, salió al escenario junto a la incombustible Zahara y dieron un recital del “savoir faire” tocando Canción Infinita, seguramente la canción más olvidada (injustamente) de Nueve. El tercer acto, la recogida del fruto. La flor de loto tenía dentro de sí un fruto por el cual mereció la pena esperar a probarlo. Un bocado delicioso.

Acto IV: Dentro del corazón de una Magnolia. Lamentablemente como en la naturaleza, el ciclo llega su fin. No obstante nada muere sin darlo todo, hasta su último aliento. Pulp Fiction y Nebulosa Jade, abrieron el último ciclo y ambas, como diría Ángel Carmona de Radio 3, “melocotonazos” que viralizaron a la banda y les ayudaron a crecer. Magnolia, psicodelia en estado puro que nos hace bailar y llorar a partes iguales. Rio Wolf iba a ser el penúltimo “punch” de la noche. El riff inicial, es de las cosas más poderosas que recuerdo escuchar en La Riviera. Para finalizar una noche tan grande, Final Fantasy iba a ser la encargada de poner el broche a semejante espectáculo. Desde luego, la banda “salvó al mundo desde Aranjuez” esta noche.

Con este increíble concierto, Rufus se despide de sus álbumes anteriores y nos dejan con la duda de qué es lo que brotará de ese corazón de magnolia. Toca volver al invierno, a la quietud y a la espera. Todo lo bueno se hace esperar al igual que la belleza de la primavera siempre tarda en llegar, nosotros esperaremos pacientemente a que se abra esa flor y nos descubran algo más vivo, más brillante y más psicodélico si cabe.

Al salir, todos teníamos el concierto de Izal reciente y dijimos casi al unísono, “Rufus si se merece un Wizink”. Aun hoy, seguimos maravillados con el espectáculo que vivimos y solo pedimos a la banda, poder repetirlo de nuevo y pronto.