Borja Peinado

Borja Peinado

Redactor

SERIE DE SEPTIEMBRE DE 2021

Empieza el curso escolar y qué mejor manera de celebrarlo que con una serie sobre una universidad de Lengua y Literatura, osea, una serie sobre docentes que no es Querido Maestro, ¿suena a turra? Sí, pero no lo es en absoluto. La directora es la serie que ha co-creado Amanda Peet para Netflix. 

A veces Netflix realiza estrategias de promoción curiosas con algunas series, apenas habla de ellas y deja que se propaguen a través del boca a boca. Este ha sido el caso de la Directora, sobre la que el gran reclamo parecía ser que era la nueva serie de los creadores de Juego de Tronos, cosa que es falsa. Las creadoras de esta ficción son Amanda Peet y Annie Wyman, Benioff y Wiss son solo productores, pero claro, a muchos medios les apetece hablar más de una nueva serie de dos señores que de sus verdaderas creadoras. De hecho, David Benioff es el marido de Amanda Peet y lo más probable es que esta sea la razón por la que los creadores de GOT tengan alguna relación con la nueva serie de Netflix.

Vayamos a lo que importa, de qué trata La Directora y por qué nos ha conquistado. Yi-Yoon es una profesora del departamento de Lengua y Literatura de la Universidad de Pembroke. Por primera vez, una mujer consigue el puesto de directora de departamento, lo que llaman “The Chair” (nombre real de la serie). A partir de aquí, todos los problemas y prejuicios que podemos presuponer tanto de género como raciales en un mundo académico completamente desfasado se enlazan con el choque entre lo clásico y lo moderno en la docencia universitaria. 

A todo lo que las mujeres de Pembroke se enfrentan en The Chair hay que sumar una trama conflictiva que, sin hacer spoilers, ya se ha tratado muchas veces en la ficción, como por ejemplo en la serie de Berto, pero que nunca está de más. Y decimos nunca está de más porque es increíble cómo seguimos cayendo una y otra vez en polémicas azuzadas por descontextualizaciones mientras que nuestros ojos dejan pasar injusticias y males de nuestra sociedad verdaderamente tangibles pero que parecen no resultar tan chic ni tan jugosos en las redes sociales. 

Es difícil hablar de este aspecto de la trama sin desvelar nada de la serie, pero dejemos claro que esa polémica no es que no sea importante, es que a menudo sigue caminos de la ofensa dirigidos al primer “tonto” que pasa.

Por si fuera poco a lo que Yi-Yoon se tiene que enfrentar en el entorno laboral, además es una madre soltera de origen coreano con muchos problemas para educar a su hija pequeña. El personaje es maravilloso no solo por lo bien que está construido, sino también por quién lo interpreta, para mí el verdadero reclamo de la serie, Sandra Oh. Es una de esas actrices que siempre brillan en el drama y en la comedia y que encima siempre tienen química con el reparto que le rodea, lo que hace que los demás también brillen. Si en el último gran papel de Sandra Oh, Killing Eve, su química volaba hacia la asesina Jodie Comer, ahora su pareja de baile es Jay Duplass, un brillante pero depresivo escritor y profesor de literatura. En esta casa hay devoción por los hermanos Duplass, presentes en un sinfín de series y pelis de corte indie, bien como actores o bien como creadores, casi siempre destacando en el terreno de la dramedia, pero sin hacer ascos a la ciencia ficción, como con su serie Room 104.

Un gran logro de la serie es que en sus seis capítulos cortos, la historia nos muestra poco del pasado de cada protagonista, lo suficiente para dibujar a unos personajes potentes y carismáticos. A más de uno le darán ganas de subirse a la silla a recitar eso de “Oh capitán, mi capitán”. Esas pinceladas se clavan en nuestra curiosidad lo suficiente para que cada capítulo se antoje breve y efímero, suerte que está renovada.

The Chair es, a día de hoy, una maravillosa rareza dentro del catálogo de Netflix, cargado de productos que parecen creados para alimentar su famoso algoritmo. Además, su música la hace doblemente deliciosa, con temas de Vampire Weekend, The Smiths o Phoenix. Perfecta para sentarse en el pupitre y disfrutar de la clase.