Carmen Lafuente

Carmen Lafuente

Redactora

Madrid, 1 de marzo de 2021. Auditorio Nacional

Este lunes 1 de marzo y como cada año, Grigory Sokolov salió al escenario del Auditorio Nacional de Música de Madrid para ofrecer un concierto magistral.

Nada más concluir el aplauso con el que el público madrileño recibió al pianista, Sokolov atacó la primera nota de la Polonesa op. 26 nº1, y a partir de ese momento ofreció 45 minutos de música ininterrumpida en los que interpretó las Polonesas de Chopin op. 26 nº 1 y nº, la op. 44 nº 1 y la op. 53 nº 6 o más conocida con el sobrenombre de “Heroica”.

De este pianista cabe destacar la maravillosa claridad de sonido con la que interpreta cada una de las obras y que, por supuesto, estuvo presente en este concierto.

Durante la primera parte del recital atrapó al público con una exquisita dulzura en los pianos, destacando la interpretación de la parte central de la Polonesa op. 44 nº 1. Sin embargo, con el inicio de la Polonesa op. 53 pudo escucharse a un Sokolov mucho más apasionado realizando una interpretación impecable de esta exigente obra cuando ya llevaba 35 minutos al piano sin descanso.

Cuando finalizó la primera sección, se planteaba la duda de si el pianista ruso afrontaría los 10 preludios del opus 23 de Rachmaninov sin mayor descanso que el de los aplausos, ya que debido a las medidas sanitarias  tomadas por la pandemia de la CoViD 19, los conciertos se llevan a cabo de manera continuada. Sin embargo, tras los aplausos el intérprete desapareció durante diez minutos, en los que se aprovechó para afinar algunas notas del piano.

En la segunda parte del concierto, Sokolov interpretó encadenadamente los diez preludios del opus 23 del compositor ruso Sergey Rachmaninov, lo que supusieron 40 minutos de música. A lo largo de estos diez preludios se pudo escuchar al Sokolov mas intenso durante los preludios 2, 5, 7 8 y 9 y al más dulce durante los preludios restantes destacando el cuarto y el pianísimo final del décimo y último preludio.

Tras este magnífico concierto el público respondió con un enorme aplauso el cual fue interrumpido por el ruso en cuatro ocasiones para ofrecer como propinas: la Mazurca op 68 en la menor de Chopin, el preludio nº 20 en do menor del mismo compositor, el Preludio op. 11 N4 de Scriabin y la Mazurca op. 30 nº 2 en si menor de Chopin también.

El público pidió una quinta propina, ovacionando al pianista cada vez que volvía a saludar, pero no fue posible.

Quedamos a la espera de volver a disfrutar de este extraordinario intérprete el próximo año.