Carmen Santamaría
Redactora
“La Muse Oubliée” – “La musa olvidada” (IBS Classical, 2021) es el nuevo albúm de Antonio Oyarzabal en el que rinde homenaje a trece compositoras. Esta colección nos hace viajar por estilos tan diversos como son el barroco, de la mano de la francesa Élisabeth Jacquet de la Guerre, hasta contemporáneas como la norteamericana Ruth Crawford Seeger, pasando por nombres tan conocidos en la historia como Clara Wieck y no tanto como merecieran, como Mana Zucca.
Hablamos con Antonio Oyarzabal en una sincera entrevista, llena de corazón y visión crítica.
Revista Indie: El título “La Muse Oubliée” –La Musa Olvidada –, ¿qué quiere expresar o transmitir realmente este título, a qué hace referencia?
Antonio Oyarzábal: Las musas son cada una de las nueve deidades que, según la mitología griega, habitaban, presididas por Apolo, en el Parnaso o en el Helicón y protegían las ciencias y las artes liberales. Fueron de vital importancia para el desarrollo artístico en la Antigua Grecia, ya que los poetas, “simples” mortales, creían sincera y fervientemente en su poder divino. Con la imposición del cristianismo, todo tipo de culto pagano fue prohibido. Así, el devenir de la historia ha ido transformando ese concepto de “musa” en un vocablo que, de forma general, designa a aquellas mujeres amantes o esposas que, desde un segundo plano invisible, han servido como estímulo del genio de grandes artistas mayoritariamente masculinos. Por eso, en la actualidad, esa cierta desvirtuación del término “musa” se considera como una herramienta androcéntrica que refuerza el supuesto rol de la mujer como inspiradora y no como creadora. Este proyecto “La musa olvidada” quiere recuperar la noción original de musa como diosa poderosa vinculada especialmente al arte de la música, musa como generadora en primera persona de obras de arte valiosas e imprescindibles.
Con este álbum propongo un recorrido por la obra de trece compositoras, la mayoría pianistas, que para mí suponen motivación e inspiración puras. He querido reivindicar la figura y la producción de estas creadoras que ha sido relegada al olvido injusta y tristemente a la sombra de composiciones escritas por hombres.
R.I.: En tus trabajos discográficos anteriores leíamos la importancia que han tenido para tí las mujeres en tu vida: Marta Zabaleta, Guadalupe López-Castelo o Caroline Palmer. ¿Cuál es tu vinculación con la mujer? ¿Trasciende el ámbito académico? ¿Qué te motiva a tener esta cercanía con las mujeres artistas?
A. O.: En mi vida, tanto profesional como personal, las mayores influencias han sido siempre de mujeres. Tanto en lo familiar, al crecer muy unido no sólo a mi madre sino también a mi abuela, en las amistades predominantemente femeninas, y también por parte de las grandes maestras que he tenido en mi carrera. Me siento muy afortunado de haber crecido junto a tantas figuras femeninas fuertes, inteligentes, independientes, inspiradoras.
R.I.: Trece mujeres componen este disco. ¿Qué te hizo decantarte por cada una de ellas?
A. O.: La selección no fue fácil. Tras muchos meses de lecturas y escuchas, horas al piano estudiando toda la música encontrada (¡y lo costoso que es encontrar muchas de las partituras!), hubo que saber seleccionar; separar las “buenas obras” de las “obras maestras”, usando lo más objetivamente posible el criterio musical. Creo importante que podamos opinar abiertamente si cierta obra es mejor que otra, igual que lo haríamos con las de los compositores, y poder debatir sobre ello. Actuar de manera diferente es contraproducente. De esta manera y con extremo cuidado en el proceso, fue tornándose cada vez más adecuado el incluir piezas para piano de estas trece mujeres del disco, que son para mí como heroínas. He recogido en este proyecto obras que bajo mi punto de vista son, en mayor o menor medida, joyas compositivas. Joyas que merecen ser rescatadas de las sombras, independientemente del género de sus creadoras. Uno de los valores de este álbum que más me enorgullece es que creo que el CD cuenta una historia de principio a fin, te va llevando a lugares muy distintos, pero siempre con puntos de unión aunque no sean obvios….
R.I. Tu pianismo es muy afín a la música francesa ¿Habría alguna o algunas de estas compositoras por las que sientas una especial predilección?
A. O.: Efectivamente, siempre me he sentido muy cómodo con la literatura pianística de autoría francesa, es particular la de finales del XIX y XX. Es por ello que con Mel Bonis, Lili Boulanger y Germaine Tailleferre me he sentido muy en casa. El lenguaje de Jacquet de la Guerre también me es muy familiar, por haber estudiado clave durante mi carrera y por haber pasado mucho tiempo intentando buscar el mejor sonido posible al piano para la música de Rameau, (autor que ha formado parte de muchos de mis conciertos en el pasado), originalmente escrita para clave como en el caso de Jacquet de la Guerre.
R.I.: Desde hace varios meses vienes publicando en tu perfil de Instagram “la compositora del día” dando luz, hasta la fecha, a alrededor de 400 compositoras. Nos encantaría conocer cómo surge esta idea y cuáles son tus medios y canales para ir descubriendo este mundo de mujeres compositoras, que a momentos nos parece tan críptico. Nos encantaría conocer tu proceso de descubrimiento: lecturas, documentales, charlas…. Y si hay alguna fuente o documento que recomendarías más especialmente a aquellas personas interesadas en el tema.
A. O.: Detrás del proyecto de “La musa olvidada” hay más de un año de un gran y largo proceso investigativo. Este trabajo ha sido intenso y arduo, pero lo he disfrutado muchísimo porque me ha hecho aprender infinidad de datos súper interesantes sobre grandes compositoras que desgraciadamente permanecen en las sombras. Todo este trabajo de investigación no solo al piano si no también académico, conducía muy claramente hacia la grabación del CD que hoy tengo entre manos. Sin embargo, un CD tiene una capacidad limitada y mi interés por todas estas magníficas creadoras era mucho más extenso. Fue por ello que de manera muy natural empecé a compartir pinceladas de información sobre estas figuras femeninas que me entusiasmaban a través de “stories” de Instagram. Esto empezó a volverse cada vez más regular y fue creándose así una especia de catálogo que llamé “Woman of the Day”. Hoy por hoy se pueden consultar casi 400, y esto es fruto de un gran trabajo, pero que hago muy feliz.
R.I.: Por toda esta labor de descubrimiento y difusión de la música de compositoras has sido nombrado Embajador de la Fundación Donne.uk (Inglaterra), que trabaja en la promoción de las mujeres en la música. ¿Qué ha supuesto para ti, como persona y artista, un reconocimiento de tal magnitud a tu labor, además de la satisfacción que todos podemos imaginar?
A. O.: A raíz de la producción de este álbum y también por la extensa labor con el catálogo de compositoras en Instagram, una de las mayores plataformas sobre mujeres en la música, Donne.uk, decidió recientemente nombrarme uno de sus “embajadores”. Ser reconocido de esta manera ha supuesto un auténtico honor para mí ya que además se trata de una organización sin ánimo de lucro liderada por Gabriella di Laccio, una mujer de gran valor personal y artístico, que ha trabajado y trabaja durísimo por la igualdad de género además de para proveer información de compositoras etc.
R.I.: Nos gustaría tratar la problemática de la desigualdad de género contigo y conocer tu visión sobre el mundo artístico actual y de la música en particular en relación a este tema.
A. O.: Primeramente creo que es importante para responderte a esto lo mejor posible el hacer por mi parte un ejercicio de objetividad y reconocer que mi visión sobre este tema obviamente está condicionada por el contexto de ser hombre blanco, lo cual me otorga comodidades y privilegios con los que otras personas injusta y tristemente nunca podrán contar. Con esto quiero decir que yo reflexiono sobre esto, sobre estas injusticias tan dadas por hecho en la sociedad, sobre los micromachismos con los que mis compañeros y yo hemos irremediablemente crecido. En esta reflexión radica el poder del cambio y espero seguir reflexionando, aprendiendo, y que como yo lo haga cuanta más gente mejor.
Quiero pensar, quizá positivamente o quizá de forma naif, que la situación va poquito a poco mejorando. Pero lo que me resulta muy claro es que aún queda muchísimo por hacer, muchísimo por cambiar. Pienso firmemente además que los intérpretes tenemos la responsabilidad de al menos reaccionar y ayudar a que esto se lleve a cabo.
R.I.: Cuál dirías que es o son los objetivos que buscas con “La Muse Oubliée”.
A. O.: Sueño con un día en el que no haya que medir porcentajes de cuántas obras escritas por mujeres se incluyen en las programaciones de música clásica; un día en el que sea absolutamente natural escuchar conciertos con música de compositoras al menos toda una mitad del programa. Significará normalización. Hasta entonces queda mucho trabajo por hacer y depende en gran parte de nosotros los intérpretes construir el cambio.
Por todo ello, me dedico a este proyecto con pasión. Si este álbum ayuda un poquito más en la amplificación y visibilización de toda esa gran música dejada en una habitación a oscuras, me hará muy feliz.
R.I.: “The Inner Child” – “El niño interior”-, un disco recopilatorio con la obra del llodiano Julián Martínez Villar, y ahora “La Muse Oubliée”. Todos tus discos nos transmiten algo muy personal, que va más allá de meros compendios de estilos u obras de un periodo musical concreto. ¿Cuánto del Antonio Oyarzabal, artista y persona, podemos encontrar en tus proyectos discográficos?
A. O.: A excepción del segundo disco, el proyecto sobre la obra del compositor Martínez Villar, que fue una comisión para un proyecto al que tengo muchísimo cariño, los otros dos álbumes han sido elecciones mías. Elecciones que siguen una línea temática individual, que conforman un todo. No han sido programas de recital que se han acabado grabando en CD, sino propuestas cuidadosamente hiladas sobre temáticas que significan algo muy importante para mí como persona: el aportar luz a la obra pianística escrita por mujeres en el caso de “La musa Olvidada”, y el mensaje de nunca perder nuestro niño interior, en el caso de mi primer álbum “The Inner Child”.
Sin duda, en Antonio Oyarzabal vemos como persona y artista van de la mano para crear un ser humano sensible y consciente del mundo que le rodea. La labor del artista puede entenderse como un compromiso con nuestra sociedad, nuestro mundo, y este compromiso traducirse en un uso de sus capacidades intelectuales y artísticas para mostrar este mundo y contribuir a su mejora.
Gracias, Antonio, por tu compromiso y por la labor que has llevado a cabo con este trabajo discográfico. Por dar voz a tantas mujeres que, incluso a día de hoy siguen, en muchas partes del planeta silenciadas.