Madrid, 6 y 7 de julio de 2018. Ifema. Feria de Madrid

En pleno siglo XXI y ante gobiernos centrados en acrecentar las diferencias entre las poblaciones, levantando muros, colocando alambradas y cerrando los puertos, denegando así la ayuda humanitaria a otros países; el festival Rio Babel emerge como un oasis de esperanza, cuya principal idea es la establecer puentes interculturales entre España y Latinoamérica por medio de los máximos exponentes del panorama musical de cada país.

Bajo esta premisa, el año pasado se celebraba la primera edición de un festival que no solo presumía de un formato novedoso, sino también de un recinto, instalaciones, servicios y calidad dignos de cualquier festival musical de gran formato; no sin cometer ciertos errores con el sonido y la puesta en escena; problemas que quedaron resueltos en la mayor parte de las actuaciones de esta segunda edición, celebrada los días 6 y 7 de Julio en los exteriores del pabellón 1 de la Feria de Madrid.

Jonathan Gil

Redactor

Ángel Muñoz

Ángel Muñoz

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Los escenarios “StubHub” y “Vialways” cogían el relevo de unos “Rio” y “Babel” que dejaron el listón muy alto. Para ello, ambas plataformas se vestían de gala, recibiendo sobre sus tablas los ritmos de grandes artistas del panorama nacional e internacional.

Corrían las seis de la tarde, cuando la banda multicultural Jenny and the Mexicats, encargada de inaugurar esta segunda edición del festival madrileño, saltaba al escenario.

Precisamente, era el adelanto de horarios una de las novedades que se introducía este año con respecto a la primera edición. Lo que a priori podría parecer un fallo debido a la época del año y el suelo encementado del recinto; se convirtió en un acierto pues las suaves temperaturas, el cielo nublado y los toldos con forma de pez instalados sobre cada escenario contribuyeron a que la sesión vespertina ganase en peso e importancia.

La trompeta, el contrabajo y la percusión impregnaron el recinto de los ritmos indies, flamencos y cumbias que tanto caracteriza a la joven banda.

Poco más de dos años han necesitado los peruanos que conforman el grupo We The Lion para darse a conocer internacionalmente. El folk, country y ranchera de sus canciones como “Move Along” o “I Want you to know”, se mezclaban en el escenario con cover muy personales de clásicos internaciones como “Little talks” de Of Monsters and men, o “Ho Hey” de The lumineers.

La salsa de la cantante-bailarina Argentina, Nathy Peluso; y el flamenco fusión que tan fuertemente identifica al gaditano, Juanito Makande con canciones como “Ya no soy un crio” o “Calores” contribuyeron a caldear un ambiente que paso a paso se aproximaba al punto álgido de la noche.

Bajo una rigurosa puntualidad, era el artista zaragozano Bunbury, el que ostentaba la figura principal de esta primera jornada del festival madrileño, el encargado de impregnar con sus acordes, sus notas y su voz, la pista completamente abarrotada que se extendía enfrente del escenario “StubHub”.

Increíble en todos los aspectos, cuestionable en ningún punto. Un Enrique que lo dio todo ante un público impecable que no paraba de corear su nombre cada vez que terminaba una canción para, posteriormente, continuar con el siguiente tema de un repertorio exquisito. “El hombre delgado que no flaqueara jamás”, “Que tengas suertecita”, “De mayor” o “Hay muy poca gente” fueron algunas de las canciones elegidas para deleitar a los allí presentes.

Rondaban las 6 de la tarde cuando Los Caligaris daban oficialmente comienzo a la segunda jornada del festival intercultural. Los argentinos tienen muy claro lo que representa para ellos la música y lo que quieren transmitir con ella, pues como si de un circo se tratase, el escenario y la pista se llenó de globos, confetis, payasos, triciclos y malabaristas. El buen rollo que transmiten a ritmo de la trompeta y la percusión enseguida contagió a un público recién llegado. De alabar su sentido del humor y de aplaudir la fiesta que construyeron en tan poco tiempo. “El show más feliz del mundo” como ellos mismos lo denominan. Aún hoy el suelo del recinto sigue vibrando tras temas como “Mi estanciera y yo”, “Kilómetros”, “Qué corran” o “Camello”.

El cantante-guitarrista Arco, fue otro de los artistas que se dio cita el pasado 7 de Julio sobre los escenarios del Rio Babel, grata sorpresa por mi parte. Las letras tan personales de sus canciones no solo contaban o narraban algo; sino que hacían que diferentes sentimientos emergiesen de la nada, contagiando el recinto al completo. Con temas como “El Momento”, “La Fianza de tu error”, “Mamá” o “Por la mañana y a la cara”; el cantante granadino se ganó el corazón de los allí congregados.

Bebe y The Cat Empire también formaban parte del menú día. La cantante extremeña, con 40 años sobre su espalda y más de 15 en el panorama musical hizo cantar y bailar al público con “Ella”. Los australianos hicieron lo equivalente con la Mezcala de ska, rock y jazz que identifican sus canciones “Steal The Light” o “Two shoes”.

Cualquiera de ellos podría haber sido cabeza de cartel de este o cualquier otro festival, pero no el pasado sábado, y no de este; pues una de las bandas que gozan con el directo más potente del momento era la encargada de encender las luces del escenario “StubHub”.

Alrededor de dos años hace desde que disfrute por primera vez del directo de Crystal Fighters. Por aquel entonces destaqué la energía, la fuerza y el dinamismo sobre el escenario de la banda hispano-inglesa. Hoy vuelvo a refugiarme en esas mismas palabras y las elevo al cuadrado si se pudiera, pues el enorme espectáculo que ofrecieron, supuso el mismísimo éxtasis para quien lo vivieron.

Bajo las estrellas del firmamento y sobre los tablones del escenario, emergía el bosque de la familia Crystal Fighters; rodeando altavoces, micrófonos y baterías.  Tan frondoso era el bosque que ninguno de los presentes pudo escapar de las ramas de paz, amor y amistad que cinco minutos después de empezar el concierto, ya abarcaban todo el recinto.

Si no lo consiguieron los integrantes del grupo, fueron la energía y vitalidad de sus canciones. La cosa fue que nadie logró resistirse al embrujo de su espectáculo.  Hora y media duro el concierto, o eso dicen, pues una cosa es lo que marca el reloj y otra muy distinta lo que indica la percepción.

“At home”, “You and I”, “All night”, “Bridge of bones”, “Love natural” o “Plage” fueron algunos de los temas que no faltaron a la cita. Serpentinas, pelota gigantes y eskerrik asko. Así terminaba el gran show de Crystal Fighters.

Quantic Live, Miranda y Dengue Dengue Dengue completaban la jornada del sábado.

En total, 16 artistas, durante dos jornadas inolvidables, delante de más de 15.000 espectadores. Con estas cifras tan asombrosas se salda una segunda edición de un festival que, incluido en el formato de los grandes festivales de música, huye de los estereotipos de estos, primando por un lado la calidad musical y por otro la comodidad de los asistentes. Todo ello sin olvidar el intercambio cultural en “una atmósfera agradable y familiar donde volvió a reinar el respeto, la tolerancia y el gusto por la buena música” como muy acertadamente valoró la propia organización.

Desde aquí tan solo nos queda animar a la organización a una tercera edición que siga la línea marcada por las dos primeras. Si lo consiguen, el éxito está más que garantizado.