Fernando Tello

Fernando Tello

Redactor & Photo

DISCO DEL VERANO DE 2021

Dirty Hit

Cuando una banda nace con un disco como “My Love Is Cool” (2015, Dirty Hit) estamos ante una banda a la que seguir. Encima sacan su segundo trabajo, y es una obra maestra. “Vison of a Life” (2017, Dirty Hit) les hace alcanzar el estrellato hasta el punto de salir con el Mercury Price de 2018 entre las manos. Hasta aquí la carrera de lo que intuimos que es una banda de futuro. Se cumple todo. Y desde 2017, la espera se ha hecho tensa, larga, muy larga. Hasta que 2021, después de todo lo que ha pasado, presenta el tercer trabajo de Wolf Alice. No defrauda, quizás no estamos ante su mejor trabajo, discutible esta opinión siempre, pero si que estamos ante el más maduro, el más completo y el más elegante y elaborado. El tercer disco es el más complicado y mucho más después de haber sacado una nota tan buena y el reconocimiento de toda la industria con los dos primeros. Pero esto ya está superado por la banda londinense.

Ellie Roswsell hace que todo se vuelva muy intenso en este trabajo. Mantiene la ebullición del momento y la da una vuelta de tuerca al Dream Pop para volverlo más emocional. Sus haters dirán que no llega al rock y se pasa del pop, pero para mi tiene un equilibrio perfecto. Ese que te hace escucharlo por primera vez con la pregunta de cómo será la siguiente canción. El inicio del disco es pausado, entrando en calor, para esa “Smile” que hace recordar a Royal Blood, enérgica y vibrante. Vuelven a su shoegaze característico hasta que llegamos a “Play The Greatest Hits” donde Ellie se comporta como una riot girl, a grito pelao. El primer single fue “The Last Man on Earth”, balada preciosista, egocentrica en su lectura, y que configuró el punto de partida a un disco que tiene de bueno el hecho de que carece de singles definidos y eso hace que el sonido sea un conjunto indeformable, un todo de allí y de allá que concuerda totalmente desde el principio hasta el final.

Markus Dravs ha sido pieza fundamental en la producción del disco de Wolf Alice. Cuando ya has trabajado con Arcade Fire, Coldplay, Florence + The Machine o Björk ya tienes cierta experiencia como para hacer que las canciones suenen a lo que quieres y hacer que una banda como la londinense aumente sus expectativas de la manera que lo han hecho. Es la guinda perfecta a una base consistente. La tristeza de las letras se vuelve armónica en la música para hacer un conjunto en muchas ocasiones épico que llenará estadios, quizás con este disco no, pero Wolf Alice no va a parar, no se va a quedar en estos tres magníficos trabajos. Seguirá y vencerá.