Madrid, 14 de marzo de 2019. Sala La Riviera. Tomavista Ciudad
El ciclo de conciertos “Tomavistas ciudad 2018-2019”, cierra por todo lo alto con “Quentin Gas & Los Zíngaros” y de los psicodélicos británicos, “Temples”; una pena que el público no estuviera a la altura de la noche tan grande.
Parece que está de moda alquilar ‘la Riviera’ para no llenarla. Los conciertos íntimos en espacios grandes son unas de las cosas más tristes que se pueden ver. Cuando el público apenas llega a la mesa de sonido y no te cuesta salir/entrar del tumulto para ir al baño, sabes que el organizador se ha equivocado con el alquiler de la sala, con la promoción o con la fecha del concierto. En este caso, creo que fue en todo. Pienso que la Changó o la Ocho y Medio, un viernes y más promoción en Instagram y/o metro habrían hecho un “Sold Out” en toda regla. No fue poca la gente que me habló “cagándose en todo” al ver mis ‘Stories’ de Instagram, diciéndome que no se habían enterado del concierto.
Carlota Gómez
Redactora
Manuel León
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En cuanto al show, “Quentin Gas & Los Zíngaros” supieron aprovechar su oportunidad para llegar a más gente. Su concierto fue muy loco pero no por ello anárquico. Juegan con todo lo que puedan jugar y tocan todos los palos que saben tocar. A mí en lo personal, no me fascinaron pero supe apreciar su estilo y fuerza arriba del escenario. No tengo reproches para ellos aunque no entre en su juego.
El momento grande tuvo lugar cuando el cuarteto liderado por James Bagshaw, saltó al escenario de “la Riviera” y comenzó a sonar la batería y línea de bajo de “Sun Structures”. Todos los asistentes nos dimos cuenta de que a ese concierto íbamos a teletrasportarnos en el espacio y en el tiempo.
Llamaban la atención los atuendos y cortes de pelo tan ‘setenteros’ que lleva la banda. Está claro que Temples nació en la época equivocada y se sienten más cómodos haciendo música que evoca a Queen y Vangelis que a un estilo actual.
También está clara la inspiración y comparación con “Kevin Parker”; cantante, líder, letrista y diseñador… de Tame Impala (Los “Rufus T. Firefly” australianos), aunque siempre he sentido que comparar a estos dos grupos por la utilización de los famosos sintetizadores (‘los sintes’) es algo muy relativo. No por usar ‘sintes’ eres Tame Impala, igual que no por usar armónica, eres Bob Dylan. “Cariño” usa sintetizadores…. Yo no digo nada…
Al final la banda tiene que valer por sí misma, no por seguir una moda o estilo, y Temples vale su peso en oro.
A “Sun Structures” le siguió “Certainty”, para mí la canción que mejor sonó de todo el concierto y que impulso a la banda y público hacia arriba. La banda también se atrevió con algo nuevo, “Holy Horses” sonó muy bien pero es pronto para aventurarse.
Si bien musicalmente hablando, la banda tiene un nivel impresionante para lo “poco” que llevan (7 años), la actitud sobre el escenario es muy “sosa”, con poco show. También quiero destacar que el espectáculo de luces es muy pobre para lo que la banda transmite con sus ritmos y, esperaba visuales de acompañamiento. En estos tiempos que corren, si tienes los recursos, me pare vago no acompañar tu música de “mitos” y parafernalia. (Aunque siempre debe primar la música)
“Mesmerise” y “Open Air”, los temas encargados de cerrar antes del bis, destacaron sobre el resto, pero la euforia culmino con los primeros acordes de “Shelter Song”, el himno de la banda, que llevo la noche a su apoteosis final.
Fue un muy buen concierto de los británicos, pero muy muy corto. Apenas una hora de psicodelia que nos hizo a algunos, abrir spotify y reproducir las olvidadas como “Prisms” ó “Colours to Life” de vuelta a casa en metro.