Aranda de Duero, 9 de agosto de 2018.

Tras una primera jornada, relativamente tranquila, el Sonorama se pone serio y es que ayer jueves disfrutamos del primer día completo en Aranda. Tras descansar poco y desayunar fuerte, el cuerpo pedía marcha, y desde lo que para nosotros eran primeras horas de la mañana disfrutamos de un sinfín de artistas y escenarios.

Fran González

Fran González

Redactor

Fernando Tello

Fernando Tello

Redactor & Photo

Ayer el escenario principal era la plaza del Trigo. Para los que no conozcáis el festival en profundidad, esta plaza suele ser el punto neurálgico del mismo y de esta siempre se dice que es la lanzadera de grandes grupos, como pudieran ser “Vetusta Morla” o “Izal” en su momento, bandas que siempre se han mostrado agradecidas hacia el festival. Pudimos ver a Desvariados, banda de rock & roll que con su álbum “Café Caimán”  comenzaba a poblar una plaza que todavía se mostraba sin toda la gente que suele haber También a Staytons, ganadores del concurso Talento Ribera, interpretando “Singularity”. Juventud tienen toda y eso les hace que les falte todavía un poco de “punch” para que el público les acompañe.  Con  Jacobo Serra el Trigo ya lucía sus mejores galas. El manchego entró, cantó, y se fue. Solo le siguieron la legión de fans de las primeras filas, pero nunca llegó a conectar con el resto del público. Aún así enseñó sus cartas, las que tiene. Quizás Jacobo sea para disfrutarlo en sala, en un ambiente más íntimo y reservado, como los mejores vinos. Sin tanta fiesta. Y eso se notó. Y llegó la sorpresa, la que no está en ningún horario. La de las dos en el Trigo. Javier Ajenjo salió y sin muchas más explicaciones presentó a David Kano y a su banda Cycle. Salieron a darlo todo, con la China Patino arrasando por donde pisaba. Han vuelto a los orígenes de la música, con valores de rock and rock y con una apabullante fuerza que destrozaron los cimientos del Trigo. Buena sorpresa para el jueves. Cycle nos enseño “Electrik” (Subterfuge, 2018) y sus exitazos de siempre.

Si hay algo malo en este festival es que es inabarcable, resultando completamente imposible acudir a todos los conciertos, este problema no está tan marcado dentro del recinto del festival como en el pueblo,  donde es más complicado desplazarse entre las distintas ubicaciones. Y aunque todavía parece que queda mucho público por venir, las calles ya se encontraban con gente de plaza en plaza, de calle en calle, buscando a su banda favorita o a su dj de moda o simplemente a Paco Clavel, que volvía otra vez al Sonorama Ribera. Asi que nosotros, hicimos lo mismo, poco a poco intentabamos visitar distintos puntos de la ciudad, en los que pudimos disfrutar de un montón de dj’s, haciendo tiempo para lo que la tarde nos iba a deparar.

Tras disfrutar de la fiesta matutina es hora de trasladarse al recinto del festival. Si el año pasado la noticia del jueves fue las largas colas de la entrada. Al César, lo que es del César. Este año todo ha ido de lujo. Se ha trabajado duro y los carriles de entrada eran más del triple de los de al año pasado y la organización ha sido sublime. Abriendo el escenario Ribera del Duero pudimos ver a Miren Iza, al frente de Tulsa, acompañada de Charly Bautista, primer bolo del día para él, nos presentaba su disco “Centauros”. El escenario principal lucía casi vacío y Miren agradecía de manera especial a los valientes que allí estaban. Cuando hay buena música, la cosa es más fácil. Un comienzo de festival muy potente y muy femenino, en el que Soleá Morente venía muy bien acompañada de  Napoleón Solo para interpretar el flamenco-pop, por darle un nombre a  las maravillas que interpreta, de “Ole Lorelai”, segundo trabajo de  la cantante.

Una sorpresa muy especial fue la última confirmación de la que se nos informaba el Sonorama, y es que todos nos quedamos ojipláticos cuando supimos que podríamos disfrutar de la celebración de 15º aniversario del disco “Lágrimas Negras” de Diego el Cigala, el cual, originalmente interpretó junto a Bebo Valdés y que, en esta ocasión, ha interpretado con una banda de alto rango, en un concierto lleno de emoción, en el que resonaron ritmos cubanos y voces flamencas.

La pena es que “El Cigala” se presentó al escenario casi 30 minutos más tarde de lo previsto sin ningún motivo aparente. Y eso es una falta de respeto, primero para su público, que ya empezaba a impacientarse, se oían silbidos y muchos, y también para el propio festival, que acumula retrasos que no se pueden producir en un espectáculo de estas características. Y sobre todo para el resto de sus compañeros de profesión. Que tengas que acortar el resto de conciertos por culpa de tu retraso, es malo, y hace que el concierto de “El Cigala” tuviera ese sabor agridulce con el que nos quedamos. Pero «El Cigala» ha sido el consentido de ésta edición. Aparcó su mercedes en la puerta del escenario, y bajó como si fuera el único en la tierra. Y casi que lo parecía.

Un no parar el comienzo del festival, en el que parecía que estábamos jugando un partido de pin pon, pasando de un escenario a otro en el que apenas podíamos parar a avituallarnos. Pero no podíamos pasar sin ver el magnético directo de nuestro querido Paco Román. Neuman venía a triunfar con su último disco “Crashpad” (Subterfuge, 2017) y acabó con su fantástica banda, tocando sólo con el sonido de sus amplis, después de que le cortaron el sonido de las peas. Los problemas de que los anteriores no respeten a sus iguales.  Neuman, con su sonido hipnótico y personal servía como perfecto preámbulo para uno de los artistas más aclamado del panorama nacional, Enrique Bunbury, que para regocijo de los allí presentes hizo una parada del tour “Expectativas” en Aranda, el concierto fue sublime y dio un repaso a toda su carrera musical, cantando y tocando canciones de todas sus épocas. Haciendo que el público se mostrara entusiasmado y que no olvidaran que ellos estuvieron en el primer concierto deBunbury en el Sonorama. Esas cosas son las que se quedan grabadas y pasan los años y vuelves a acordarte. El zaragozano hizo lo que le confesó a Mikel Erentxun por la mañana. Sin caras B y sin baladas, al grano. Sin adornos.

Aunque no pudimos verlo, ya que nos encontrábamos en el concierto de Enrique no queremos dejar de contar que Say Yes dj, nuestro gran amigo, estaba pinchando en el arco de entrada, para los que llegaban en ese momento y os preguntábais quien era ese pincha discos que tanto lo “petaba”. Corriendo nos fuimos a ver a Egon Soda, y poder disfrutar de su magia encima del escenario. Segundo bolo del día para Charly Bautista y “Escápula” que nos llevamos para el recuerdo. La canción más maravillosa jámas escrita por Ferrán Pontón. Sonaron también temas de su último disco “El Rojo y el Negro” (Heart of Gold, 2018) que se mostraron enormes en el tercer escenario del Sonorama.

Casi para cerrar nos acercamos a ver a Lagartija Nick, que este año nos han dado una gran alegría con su álbum “Crimen, sabotaje y creación” (Virgin Records, 2018) tras seis años sin publicar nada. El señor Antonio Arias desplegó todo su fuerza en el segundo escenario junto a un gran Eric, como siempre, extraordinario en la batería. Dejando con la boca abierta a todos los que allí estábamos, combatiendo el frío que ya se notaba. Y todo con tema incluido con Soleá Morente, que volvió al escenario donde con el sol en lo alto desplegó todo su arte.

Para terminar la fiesta la “Algarabía” de Amatria, que nos obsequió con sus nuevos temas, pero no pudo resistirse tocar sus ya clásicos, que hizo al público venirse arriba gastando su última barra de energía.