Lo difícil que es coger una premisa que ya se haya visto y que ya nos suene y lograr que resulte sorprendente y, en definitiva, de calidad. Esto es especialidad de los británicos, que suelen hacerlo varias veces por temporada. Somewhere Boy es nuestra oscura y dura serie del mes.

Por supuesto, Filmin, nuestro dealer de ficción británica, ha estrenado a finales de mayo esta maravilla de 2022 que muchos seriéfilos que han dejado de tirar de VPN estaban esperando ansiosos.

Borja Peinado

Borja Peinado

Redactor

Antes de nada, respondamos a por qué digo que es una premisa ya vista. Esta es la historia de un padre que encierra a su hijo en una cabaña perdida con la excusa de la amenaza de la existencia de unos monstruos que se llevaron a su madre. Bien, quizás no exactamente como en la serie, pero el pseudo mito de la caverna y el encierro infantil últimamente lo vemos hasta en la realidad. También está que todo arranca porque ese padre se suicida sin razón aparente, dejándole a su adolescente descendiente el marrón de tener que enfrentarse a una sociedad que solo conoce por las películas clásicas que ha visto. Nada de spoiler en desvelar esa muerte, ocurre prácticamente en los primeros cinco minutos del capítulo uno. Total que un suicidio al principio de la historia, otra vez nada nuevo.

Tras la muerte de su padre, Danny tiene que enfrentarse al mundo exterior con la ayuda de su tía y de su primo, Aaron, tan inadaptado y perdido como él. Esa es la verdadera premisa de la serie, la búsqueda de dos personas que toda su vida se han sentido solas en el mundo, presas de las decisiones tomadas por padres demasiado ineptos y cobardes para criarles.

Creo que vamos a ver mucho a los dos protagonistas en el futuro. Samuel Bottonley(Aaron), ya ha sido nominado por este papel y Lewis Gribben(Danny) da vida al enigmático adolescente impredecible pero lleno de dulzura.

El camino que se le presenta a Danny está lleno de oscuridad y viene marcado por enfrentarse a los monstruos a los que siempre ha temido. El drama costumbrista se tiñe a veces de cierto terror y ciencia ficción y funciona, por muy difícil que suene la mezcla. A medida que la particular narrativa se abre paso, salpicada por flashbacks de la vida de Danny en la cabaña, vamos entendiendo por qué la serie es especial.

La estética y la foto sí que recuerda a series británicas de la década pasada y de otros géneros como The Fades o In The Flesh, lo cual no es ni mucho menos algo negativo.

Ya hemos dicho que es dura y no mentimos, ocho capítulos de puro drama. Se echa de menos algo de humor, aunque la luz se va abriendo paso hasta que el sol consigue salir para Danny y Aaron.