Madrid, 18 de octubre de 2018. Teatro Lara

El pasado jueves Pablo Und Destruktion visitaba Madrid de la mano de Son Estrella Galicia, en un concierto muy especial, por el lugar, el Teatro Lara, que tan bien se adapta para acoger este tipo de eventos, y por la ocasión, Pablo y su banda se despiden de los escenarios por “una buena temporada” tras la larga gira de su cuarto y último largo, “Predación” (Sonido Muchacho, 2017).

A eso de las once de la noche, tras la breve y resuelta actuación del joven y expresivo cantautor/hombre orquesta, Arturo Rodríguez “Indomable”, Pablo y su banda ocuparon el escenario dispuestos a entregarnos una buena dosis de su particular visión del rock. Incomprensiblemente, el aforo del teatro no llegó a completarse para ver uno de los directos más apetecibles y potentes del panorama del rock patrio, aunque sí que se registró una buena entrada.

Pakito Serrano

Pakito Serrano

Redactor

A partir de aquí debo reconocer humildemente que cualquier descripción que pueda realizar sobre el espectáculo y las sensaciones vividas durante casi dos horas de concierto nunca podrá ser comparable a la experiencia  de poder vivir uno de sus intensos y místicos directos en una sala teatro como la del Lara.

Y es que la sensación de estar ante alguien único se fijó como un tatuaje imborrable en nuestro cerebelo tras disfrutar de un Pablo como el del pasado 18 de octubre, como el que hemos gozado otras veces, totalmente libre de ataduras, inmune a presiones externas y miedos escénicos, con una personalidad y actitud abrumadoras que, cuando el intérprete está cómodo, potencian su obra artística de forma exponencial, elevando las canciones varios niveles por encima de las grabaciones.

Sin hacer concesiones en la intensidad, Destruktion se valió de la abrumadora fuerza de su voz, forjada en los inviernos asturianos, y el acompañamiento de una excelsa banda, para transmitir la poesía de sus letras, oscuras pero bellas, incisivas, honestas, críticas y necesarias, a través de un setlist repleto de momentos memorables que sirvió de repaso a su discografía, con temas de “Predación” como “Puro y ligero”, “Conquistarías Europa” o “El enemigo está dentro” y algunos de sus grandes éxitos como “Mis animales”, “Extranjera”, “Pierde los dientes España”, “Busero Español”  o “Pupilas dilatadas”. La actuación fue además fue un claro reflejo de la variedad estilística de la que bebe el artista asturiano, punk, folk, electrónica o canción astur se deslizaron con dulce suavidad entre cada una las notas del rock con marcado acento industrial de sus canciones.

Todos estos ingredientes, en perfecta amalgama, cimentaron la comunión entre el cantante, en pleno estado de forma, y el público entregado, que nos llevó a experimentar algunos instantes de una especie de trance músico-religioso del que tuvimos que salir, sin quererlo, al filo de la una de la madrugada cuando Pablo se despedía sin que le dejaran cantar su última canción.