DE CUANDO LOS CABEZAS DE CARTEL NO LO SON TANTO

Madrid. 12 de julio de 2024, Recinto Iberdrola Music

Las canadienses Alvvays son un valor seguro. Abren el escenario Orange, el tercero en importancia, con sus melodías adictivas, y sus canciones cuidadas y nostálgicas. Demasiado calor y sol para ellas, pero lo solventaron bien para dar un concierto muy por encima de lo esperado. Unknown Mortal Orchestra tiene himnos atemporales a millones además lo mezclas con distorsiones y ruido a cantidades industriales hace que sus conciertos sean como esa ola de verano, que ves que viene y te pasa por encima. Un concierto muy serio, aunque la hora quizás no acompañaba. La explanada del principal se iba llenando y la poca sombra que da la torre de sonido se llenaba progresivamente de gente sentada disfrutando del concierto de los UMO.

Fernando Tello

Fernando Tello

Redactor & Photo

Sara Fernández

Sara Fernández

Redactora

El escenario Región of Madrid asiste a la explosión de rap y post-punk de unos Sleaford Mods que revientan siempre el escenario donde pisan. Años de carrera y un compromiso social envidiable de los de Nottingham hacen que ese halo de malotes se diluya y se convierta en un bolo indispensable en el viernes del Mad Cool. Jason Williamson y so forma gamberra de cantar en un escenario vacío hace que esa austeridad se diluya con la música lanzada por Andrew Fearn y sus bailes traseros. Espectáculo no, pero son curiosos de ver y oír.

Los Black Pumas vienen del Glastonbury para reventar el escenario principal con su sonido añejo fusionando lo de antes con lo de ahora. Eric Burton y Adrian Quesada llenan con su sola presencia el escenario y hacen de Black Pumas una banda que no pasa desapercibida, con sus muchos seguidores que pueblan cada vez más la campa grande del Mad Cool. Una pena su coincidencia con Tom Morello porque nos hubiera gustado disfrutar de las dos bandas por separado. Los festivales son lo que tienen. Activista, guitarrista y ahora cantante. Tom Morello no necesita presentación. Ha influenciado con su forma de tocar las seis cuerdas a muchos de los que están en el festival con la pulsera de artista y ahora tiene la valentía de saltar en solitario creando preciosas melodías mucho más pop que otra cosa. La primera con su hijo haciendo diabluras con la guitarra, atentos, tiene 12 años. Y la penúltima con todo el público cantando Killing in the Name, no hace falta que ellos digan nada. Entremedias, riffs imposibles, melodías mágicas y mucho Rock con una banda que suena a gloria, con entrada del guitarrista de Mäneskin incluida. Un barbaridad de esas que no entiendes que estén en el tercer escenario, pero así se disfrutan mucho más.

Las carpas son festival, y más cuando metes a Depresión sonora o a los Gilipojazz, una banda con mayúsculas. Es envidiable el virtuosismo que tienen en el escanario con sus instrumentos. Las bandas instrumentales no tienen el tirón que debieran, y esto lo rompen, son graciosos, son ocurrentes y enganchas desde el primer minuto en lo que hacen, una verdadera pasada disfrutar en un Mad Cool a este tipo de bandas, espero que llenen todos los locales donde deberían tocar durante el invierno.

Otros de los que vienen a tocar himnos intergeneracionales son Sum 41. Los casi 30 años de carrera les han dado para ser influencia de medio mundo y para tener un puñado de hits que vuelven loco a todo el mundo, te gusten o no. Porque si no has oído a los americanos nunca significa que has estado apartado del mundo en una selva amazónica sin conexión. Eso si, oídas unas cuantas, oídas casi todas. A pesar de eso, son brutales en directo y entretienen, hablan, se muestran contentos y contagian esa felicidad a todo el público, de muchas edades que llenaban el Región of Madrid. Público que a estas alturas ya se intuía que iba a ser mucho menor que en las jornadas anteriores.

Mäneskin ha tenido dos problemas en este Mad Cool. La primera es tener ese halo de número uno que quizás no le ayude para ser más queridos. Nos podemos preguntar si realmente son ahora mismo un gran headliner para un festival como este. Quizás no han evolucionado mucho desde que ganaron de forma brillante Eurovisión. Espectáculo mucho, luces distintas, no podemos negarlo, sonido marcado un poco con el aire que volvía a hacer estragos. Solo los vimos un rato, pero la impresión es que muchos de los temas tienen la misma base y parecen iguales. Ellos entregados, eso no se puede discutir, y contentos de llegar a ser primera línea en un festival como este en España. A todo esto se le suma que han tenido la peor de las coincidencias. Para un cuarentón largo como yo, uno de los puntos fuertes de esta edición es la presencia de The Breeders. Solo porque no se cuando podremos verlas otra vez. Esas cosas se tienen que aprovechar. La banda icónica de las hermanas gemelas Deal, Kim y Kelley, son mi adolescencia, y son más que ese maravilloso Cannonball, que todavía resuena en mis oídos. Dieron el bolazo de la noche, por supuesto que es una opinión muy personal, pero es que es una de las bandas que me faltaba de tachar en mis debes. A las Deal se las veía exultantes, felices, entregadas y así fueron cayendo todos los hits posibles, incluso, bajo en mano para Kim, ese Gigantic de los Pixies que siempre ha cantado como los ángeles. Un lujo volver a revivir los temas de es «Last Splash» que dio vuelta y vuelta en la cadena de música.