Madrid, 17 de octubre de 2019. Sala Cool

Ayer fue una gran noche de baile en Madrid, y es que Confeti de Odio, Betacam y Rusos Blancos hicieron que la noche del jueves estuviese tan animada (o más) que cualquier noche de viernes o sábado.

La velada la abrió Confeti de Odio, el proyecto más personal de Lucas de la Iglesia, integrante de Axolotes Mexicanos que acaba de presentar dos sencillos hace escasamente dos semanas: “Quiéreme” y “Si Me Quiero”. He de decir que el inicio fue un poco agridulce, ya que la gente no acababa de llegar, cosa que notó Lucas por lo que pidió a la gente que ya que eran pocos, se acercasen un poco al escenario; el público obedeció y el cantante madrileño enchufó su móvil (a través del cual salió todo el sonido instrumental) y se dedicó a cantar. Al principio me chocó un poco, puesto que nunca había asistido a un concierto suyo y me esperaba que viniese con banda, pero a medida que iba avanzando el concierto, me iba dando cuenta de que tiene más sentido de lo que puede parecer en un primer momento. Me explico: Confeti de Odio es un proyecto muy personal de Lucas de la Iglesia y encaja a la perfección que él esté solo en el escenario abriéndose ante todo el público, sin nadie a su alrededor. Iba avanzando el concierto y el público se iba animando, sobre todo al tocar “Hasta romper el móvil” y al cerrar su concierto con “Hoy será un día horrible”.

Fede Riat

Fede Riat

Redactor

Llegó Betacam (el proyecto en solitario de Javier Carrasco, teclista de Rusos Blancos) con el público animado gracias a ese final ya mencionado de Confeti de Odio y desde el primer momento en el que empezó a sonar su música, el público empezó a mover sus caderas (y no iban a parar en lo que quedaba de noche). 

Al igual que Lucas de la Iglesia, Javier Carrasco también se plantó solo en el escenario, pero consiguió llenarlo muy bien él solo, gracias también a la buena respuesta del público del que se retroalimentaba, por lo que el concierto avanzaba y Betacam iba a más, sus temas eran coreados por un sector importante del público y gracias a todo esto, logró mantener un muy alto nivel contando solo con sus bases ya grabadas y su teclado que usaba muy puntualmente. Sin duda uno de los momentos de la noche llegó cuando el artista de Torrelavega cantó su hit “Otras Chavalas” y el público saltó y bailó de principio a fin de la que fue la última canción que interpretó Betacam en solitario esa noche.

Después de ese final de Betacam, dio la sensación de que los asistentes al concierto se quedaron con ganas de más, pero no tenían que preocuparse porque tras un breve descanso, Javier Carrasco volvió con el resto de Rusos Blancos y los integrantes del público pudieron seguir moviendo sus caderas durante un buen rato más. 

El grupo viene de tocar hace escasamente un mes en el Granada Sound, pero parece que sus fans madrileños tenían bastantes ganas de verlos tocar en directo, puesto que a la hora de empezar el concierto, la sala estaba bastante llena para ser un jueves en Madrid, y sobretodo, estaba llena de fans de Rusos Blancos, que cantaban absolutamente todos los temas y no paraban de aplaudir entre una canción y otra. Se notaba que la mayoría del público iba allí a verlos a ellos y, sinceramente, estuvieron a la altura de las expectativas al mantener (e incluso mejorar) el gran ambiente que habían dejado Tanto Confeti de Odio como Betacam.

Fue una noche con un cartel con mucho sentido, tanto por las bandas que tocaron esa noche, como por el orden de las mismas e incluso con el nombre del evento que acertó como se iban a desarrollar los acontecimientos esa noche.