El dúo sevillano formado por Nico González y Ángel Barbero presentó su primer disco el pasado 23 de octubre en la Sala Upper del Teatro Magno de Madrid, y la noche anterior tuvimos ocasión de charlar con ellos sobre este proyecto que tan buena acogida está teniendo. Si bien el disco de Juventude —homónimo y publicado hace menos de un mes— destaca por el cuidado al detalle y los arreglos tan preciosistas como originales, durante la entrevista nos dejaron claro que “a un bolo se va a partirse la cabeza con alguien”.
Por supuesto, al día siguiente hicieron honor a su palabra: Nico se lanzó del escenario en más de una ocasión para iniciar un pogo. Hacia el final del concierto, su bajo dejó de funcionar, pero eso no impidió que siguiera jaleando al público, tocando su línea en las cuerdas graves de la guitarra, bailando y saltando sin descanso. Su objetivo era dejar a la audiencia exhausta, sudorosa y con una sonrisa de oreja a oreja. Desde luego, lo consiguió.
Celia Martín
Redactora
Paula Bayo
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Esa amistad preadolescente, forjada a través de la música, fue madurando con el paso de los años. Así, Nico y Ángel se aficionaron a tocar y componer juntos canciones divertidas, extrañas y cada vez más elaboradas. El proyecto de Juventude nació justo después de la cuarentena.
Nico: Cuando nos pudimos volver a ver, al salir del confinamiento, habíamos compuesto tantas cosas que ponernos al día consistía en enseñarnos ideas y terminarlas juntos. Fue muy natural, como siempre en nuestra relación, porque nos tenemos mucho respeto el uno al otro. Por eso el disco de Juventude ha quedado tan loco: nos respetamos tanto que cuando uno trae una idea, el otro no puede decir que no.
Revista Indie: Es cierto que en el disco de Juventude se aprecian infinitas influencias, pero ¿cuáles compartís y cuáles os diferencian?
Nico: Yo soy un poco más pop que Ángel. Por ejemplo, a los dos nos gusta mucho Andrés Calamaro, pero a mí me gustan sus épocas más pop. A Ángel le encanta Frank Zappa, pero a mí me acaba cansando. Me gusta el rock argentino… o un grupo sevillano que se llama Maga, que hace una especie de pop emo.
Ángel: Pero también tenemos muchas referencias en común. Por ejemplo, Ska-P. Y los Beatles, que son nuestra referencia número uno, por supuesto.
Nico: Sí, y también los Kinks y el grupo brasileño Os Mutantes. Ellos hacen una perversión del estilo de los Beatles al fusionarlo con la música brasileña. Creo que nosotros hacemos algo parecido con la música andaluza, aunque también tenemos mucho ska.
Ángel: Y jugamos con la dicotomía entre lo infantil y lo terrorífico.
Nico: Sí, una vez nos dijeron algo que nos gustó mucho: que nuestro sonido es muy psicodélico, muy infantil, pero también muy épico.
RI: ¿Cómo es vuestro proceso de composición?
Ángel: Por lo general, la base de cada canción la trae uno de los dos, y el otro empieza a jugar sobre ella. A la hora de decidir por dónde llevar la canción, siempre nos preguntamos cómo reaccionaría la gente en un bolo.
Nico: O más bien, qué nos gustaría más a ti y a mí como público. Es algo muy fresco, muy genuino. Nos dicen que nuestras canciones recuerdan a Los Estanques, al rock andaluz… pero todas esas influencias se pervierten de una manera infantil al llevarlas al disco, y aún más en directo.
El disco y el directo comparten universo, pero son mundos distintos. Si nos preguntan por nuestro grupo favorito y decimos Los Beatles, no engañamos a nadie, pero si me dan a elegir entre ir a un concierto de Paul McCartney o a Ska-P, elijo Ska-P. A McCartney lo disfruto en casa. Lo que yo quiero en un bolo es partirme la cabeza con alguien.
RI: ¿El disco cambió mucho durante el proceso de producción con Íñigo?
Ángel: No tanto. Llevábamos las canciones bastante avanzadas, según nuestro criterio. Habíamos hecho un trabajo muy grande de arreglos, muy preciosista.
Nico: Íñigo es tan bueno y ha hecho tantos discos que puede parecer que el resultado final se debe más a él que a los músicos con los que trabaja. Pero nosotros ya teníamos los arreglos en la cabeza, y nuestras influencias se parecen mucho a las suyas, así que entendía perfectamente la idea y sabía cómo llevarla a cabo.
RI: ¿Esperabais la buena acogida que está teniendo vuestro disco?
Nico: La verdad es que no esperábamos que fuera tan bien, pero estamos muy orgullosos. Escuchábamos las canciones grabadas y nos volvíamos locos, como niños. Pero lo que piense la gente no lo controlamos. A día de hoy hay tanta gente buena haciendo música que, si nos va bien, será por suerte, no solo por trabajo.
RI: ¿Dónde se lo pasa mejor Juventude? ¿Componiendo, grabando, en los conciertos, en los videoclips…?
Ángel: Para mí, la mejor parte es ese momento de lucidez en el que una letra encaja con unos acordes y nace una canción. Me lo paso genial con mi guitarra delante del ordenador; prefiero poner un reverb que tocar en el WiZink.
Nico: Para mí es todo lo contrario: lo que más me gusta son los directos, ver la reacción de la gente.
RI: ¿Y qué tal os lo pasáis con los videoclips? Tenéis vídeos muy currados y muy locos. ¿Fue idea vuestra lo de crear cabezas gigantes de vosotros mismos?
Ángel: Sí, por supuesto. Forma parte de nuestra propuesta: en realidad, Juventude es un grupo de otro planeta y nosotros somos su tributo en la Tierra. Aparecemos en los videoclips y en la portada del disco, pero siempre con la cara tapada, con máscaras o con pintura. Nunca somos nosotros mismos.
RI: ¿Qué opináis de la escena musical actual, en España y en Sevilla?
Nico: Últimamente se está produciendo un fenómeno que puede dar lugar a un movimiento guay. Los grandes festivales se están cayendo, mientras que los pequeños están ganando protagonismo: eventos más de bailar y conectar con la gente. Festivales gratuitos o muy baratos, a los que puede venir todo el mundo.
RI: Y ya para terminar, ¿qué planes tenéis para el futuro próximo?
Ángel: Decir que no estamos componiendo cosas nuevas sería mentira. Estamos componiendo mucho, pero no a nivel de cerrar canciones, porque estamos muy centrados en la gira.
Nico: El trabajo de llevar este disco al directo es enorme y supone una gran responsabilidad, porque nos gustaría vivir de esto. Tenemos que trabajar mucho para llegar a la gente. Queremos que la gente cante nuestros estribillos de botellona en el parque.
Hoy en día está saliendo muchísima música en España que mola, y que no se puede encasillar en un único género. A nosotros nos etiquetan como rock andaluz porque somos de Andalucía y hacemos rock, pero eso es tan amplio como decir ‘música urbana’. No somos solo eso o lo otro: somos fieles a nosotros mismos, hacemos la música que nos gusta, como hace todo el mundo. No somos mejores ni peores que nadie. Solo hemos tenido la suerte de que, haciendo lo que nos gusta, le guste también a otra gente.
La gira de Juventude solo acaba de empezar, y estamos seguros de que arrancarán muchas más sonrisas en el público de los próximos conciertos. La próxima vez que visiten Madrid, no hará falta que Nico salte del escenario para iniciar los pogos: será la seguridad quien tenga que contener a las masas, entregadas a la divertidísima neurosis de Juventude.
También esperamos, como dicen Nico y Ángel, que la escena de festivales pequeños y accesibles siga creciendo y enriqueciéndose con propuestas tan originales como la suya.