Madrid, 5 de abril de 2024. Sala Mirador
Qué excesivamente difícil es compartir una opinión de este relato sin delatar su argumento principal, pues éste se mantiene como intriga hasta ya avanzada la mayor parte de la actuación. Es la trama, la sorpresa final, la que hace de esta representación teatral una gran obra de arte la cual da sentido a lo que se espera de una función de teatro; entretenimiento, emoción y por qué no decirlo, genera un enorme debate interno y moral.
Como presentación inicial, se habla de la historia de Bruno, un joven – o no tan joven, no se especifica a lo largo de esta narración -, el cual sufre un aislamiento domiciliario tras producirse un terrible suceso que marcó su vida para siempre. Un hecho tan cruel como perverso que solo los espectadores de esas butacas tendrán el privilegio de conocer.
María Sánchez
Redactora
Nuestro protagonista aparentemente es un tipo amable, culto; alto extraño. Sabe de música y literatura, ayuda a sus vecinos e idolatra a su familia. Su manera de hablar y el mensaje que trasmite, hace que a priori el espectador empatice con él, aunque ya desde el principio, la psicología real del personaje es algo complejo de entender.
Nos encontramos ante un monólogo, que muy acertadamente, viene acompañado con poca escenografía, pues la potencia y la intensidad del texto hacen que se necesite poco decorado. Luces, espacio y efectos sonoros – como la voz en off del gran Imanol Arias o el comunicador Daniel Aguilar – ayudan a mantener ese suspense y ambiente lúgubre que, sin darte cuenta, te mantiene confuso y alerta durante toda la función. Y es que, aunque el texto que se escucha quiera inculcar nostalgia, tranquilidad y bondad, sientes que algo falla, que algo se te escapa y no sabes muy bien cómo interpretar cada estímulo que recibes. Esa lucha entre psicología y emoción será lo que desate el desastre, y donde el adorado galán de nuestra historia inicial pase a parecer el mayor de los verdugos, el más desalmado de los monstruos.
La interpretación de este soliloquio, se intercala entre el premiado Marc Parejo y el siempre enigmático Germán Torres. La elección de ver a uno u otro dependerá del día escogido para disfrutar de esta representación. En este caso, fue el turno de Germán, brillante en ciertas escenas donde la emoción y la ira fueron protagonistas, pero caracterizado dentro de un perfil más televisivo que teatral.
A los mandos, alabar el trabajo de Sergio Toyos, quien ha convertido en un montaje sublime esta narración escrita por Luca Pizarru. La obra, inspirada en un suceso real que su escritor pudo descubrir a través de la experiencia personal de un amigo, abarca un tema tan despiadado e inhumano, que en una época donde la libertad de expresión empieza a tener más de interpretación que de libertad, es de aplaudir que alguien se arriesgue tanto con este texto, pues es tan duro y provocador, como cierto.
Y es que, a veces, para entender una historia por completo, hay que mirar donde nadie quiere ver. Dentro de los ojos del monstruo.
NOTA: IMÁGENES DEL ACTOR, MARC PAREJO
Dirección: Sergio Toyos
Producción: Maniac Producciones
Dramaturgia: Luca Pizzuro
Año: 2024
Reparto: Marc Parejo / Germán Torres
Voz en off: Imanol Arias y Daniel Aguilar.