_JUNO

_BCN626

Autoproducido

Julio 2020

Fernando Tello

Fernando Tello

Redactor & Photo

La incógnita se desveló y _Juno ya tiene caras. Lo demás ha  sido a la vieja usanza. O quizás el futuro es esto. Disco presentado entero. De una tacada tenemos 10 canciones para disfrutar. Sin singles cada semana, sin desvelar medio LP antes del total. El trabajo de misterio ha sido tal que han mantenido el interés sin haber escuchado ni una sola nota. El punto de partida ha sido perfecto. Y ahora toca analizar lo que Zahara Gordillo y Martí Perarnau nos quieren enseñar.

Aquí solo suena _Juno. Esto no es Zahara con Mucho y tampoco es Mucho con Zahara. Es una nueva banda con el  cincuenta por ciento de cada uno. Una vez canta ella y otra canta él. Los teclados son de ella y los sintes de él o al revés, aquí todo va a la mitad y eso hace que el proyecto se diferencie de lo de antes. Pero todo tiene un punto de partida y aquí es donde aparece Sufjan Stevens, que retumba en varios temas e incluso Billie Eilish, Caribou o Pink Floyd. Además tienen esa mística de Gorillaz en todo lo alto, y mucho más con la presentación de su primer video. Lo que está muy claro, leyendo sus letras, es que dan el salto a presentarnos unos temas íntimos, exageradamente íntimos, diría yo, y sin tapujos. Hablan de lo que les apetece y les sale así. El disco cabalga con un comienzo fulgurante, lleno de energía, con transmisión entre el músico y el espectador de alto grado, y una parte final mucho más errática, mas abstracta y, a veces, aburrida y seca.

El aspecto visual es otro punto fuerte y nos recuerda a esos espacios creados por Zhanna Kadyrova, donde sus vestidos elaborados con azulejos cerámicos se confunden con unos fondos perfectos en su imperfección y que a su vez transmiten continuidad. Eso es lo que _Juno nos quieren mostrar, una continuidad de todo, sin cortes, con su base electrónica cambiante pero sin que tú te des cuenta. Y quizás de esa virtud, venga el mayor error, esa continuidad que no termina de enganchar. Eso sí, con aplausos, los que deben recibir, por la sencilla razón de romper moldes, los del acomodamiento de una escena indie, que cada vez es menos independiente y que con este proyecto han revuelto Zahara y Martí, Martí y Zahara. Monta tanto, tanto monta.

Esperemos que todo no quede en un huevo batido, de los que se oyen al final, y que si se dejan de batir vuelven a bajar la ilusión de una nueva banda y, sobre todo, de un nuevo sonido en esta órbita tan reducida.