DISCO DEL MES DE JUNIO DE 2024
Pequeño Salto Mortal
Los Vetusta vuelven a ser Vetusta. No es que lo hubieran dejado de ser. Siempre han sido ellos, porque siempre han sonado a lo que han querido y eso te da personalidad. Nunca han tenido la obligación de sonar a otros como ahora se empeñan multitud de bandas iguales. Y ahora vuelven a cerrar otro disco redondo, otro punto en el camino. Otro hito en la música de este país. Y lo han hecho de una manera nueva para ellos. Concepto distinto, con una grabación alejada de lo natural para ellos, metidos en un parón que harán y será necesario, pero con la propia necesidad de enseñar al mundo esa preciosista novedad que se les escapaba entre los dedos, con la ilusión intacta, como un niño pequeño con su primer juguete.
Fernando Tello
Redactor & Photo
Ahora necesitan ese parón anunciado que nos ha dejado helados, que se tomarán después de esta gira de festivales, que harán que madure “Figurantes”, para volver con fuerza en 2026, para entrar de nuevo en la rueda de presentaciones y giras. La creación y la grabación de este último trabajo se ha hecho entre concierto y concierto, entre festival y festival, algo nuevo para Vetusta Morla, acostumbrados a parar, crear y grabar en ese orden cíclico que hasta ahora han seguido de forma fiel, disco tras disco.
El éxito no cambia, y los madrileños vuelven a facturar otra obra de arte de los pies a la cabeza, con un sonido limpio y puro y con unas líneas bien definidas en otro salto mortal, cuantos van ya, que les hace la punta de lanza de una escena que cambiaron hace 16 años con “Un día en el Mundo” (Pequeño Salto Mortal, 2008) y diez años antes con la formación de la banda. Cada trabajo ha sido una suma de fieles, de nuevos sonidos, de entramados musicales de ensueño, hasta llegar a “Figurantes” que completa otro punto de vista y otras exploraciones personales y grupales de una banda que siempre responde, no falla nunca, disco tras disco y directo tras directo, su punto fuerte, donde defienden sin ninguna duda todas sus canciones, transformando las anteriores, para que cada bolo sea distinto y todos sus seguidores y los que no lo son tanto, completen la experiencia con una sonrisa como la que nos deja cada trabajo nuevo de Vetusta Morla.
FOTO: Jerónimo Álvarez
Figurantes es una oda a lo anónimo, una mezcla de diferentes gentes que fabrican un todo. Una suma de elementos que hacen que la más grande tenga sentido. Figurantes son los que íbamos a sus conciertos en las pequeñas salas de sus comienzos y los que poco a poco se han ido sumando para llenar la Riviera varios días seguidos, o hacer un Wizink Center cuando nadie lo hacía, o tener a fieles entregados en el escenario principal de un festival como el Mad Cool llegando más que todas las figuras internacionales que por ahí pasaron, y llenar la caja mágica o el Metropolitano. Poco a poco, año a año, sumando sigilosamente de aquí y de allá y con el convencimiento natural y actual de un público que siempre coincide en que Vetusta Moral no falla nunca encima de un escenario. A lo que habría que sumar que tampoco lo hacen en el estudio. Cada trabajo tiene su sello y éste es distinto a los demás, pero con el aroma suyo de siempre.
El disco se inicia con el “speech” fastuoso de Pucho en “Puentes” y esa percusión que hace que te sitúes en lo que viene, que no es otra cosa que once temas de los que no sabes elegir uno o dos, porque en cada escucha descubres nuevas capas, nuevos sonidos, nuevos arreglos que te dejan maravillado. Cantan a su ciudad, donde sus habitantes son ya del extrarradio en “Ay, Madrid!”. Mil vidas atrapado aquí. Amor y odio en una ciudad que no te deja indiferente. Con una línea muy Vetusta, la sensación de que no puede facturar nadie más este tema. En una época en la que todas las bandas suenan a lo mismo, Vetusta Morla suenan a ellos y lo que les da la gana, y lo hacen de forma brillante, una vez más.
Se quitan la máscara y hablan abiertamente de peligros, presiones de la sociedad y quizás, porque no, de este parón que nos tiene en vilo. Lo hacen en “1, 2, 3, Big Bang” o en el manifiesto anti redes, tema que ya ha asomado más veces, como en “Cosas que Hacer un Domingo por la Tarde” donde hablan de que da igual si ha sucedido o no, eso no importa para la sociedad, con un ritmo festivo con toques de electrónica brillantes, y una línea rítmica brutal, de las que quieres poner una y otra vez. El primer single fue “La Sábana de mis fantasmas”, tema para bailar y cantar entre todos, con esos solos de guitarra que quizás nadie más puede hacer y esos solos de voz de un eléctrico Pucho. Y se cierra con tres reflexiones crudas y directas, com “La Derrota” rompiendo el corazón del oyente pero aprendiendo de esa derrota para el futuro.”La derrota saca pecho firme y orgullosa y ayuda a salir de aquí”.
Y todo ello con el cuidado arte de este nuevo disco, para ello vuelven a contar con alguien destacado, nunca lo dejan a la aventura. El genial Ruben Chumillas hizo “Mismo Sitio, Distinto Lugar” o Laura Millán hizo las portadas de “Cable a Tierra” con elementos 3D que después fueron fotografiados para las mismas portadas. Ahora le toca el turno a Boa Mistura donde en las ediciones físicas del disco, en cuyo proceso participaron más de 1.800 Valientes (Comunidad Vetusta Morla) procedentes de 13 países, la banda ha reseñado: “El protagonista sería nuestro propio público, que es quien da sentido a nuestra carrera, los verdaderos Figurantes y protagonistas de las canciones. Para ello hemos trabajado de la mano del estudio Boa Mistura en una línea artística y de desarrollo que nos ha llevado a tener entre las manos los objetos más hermosos que, creemos, hemos alumbrado nunca. Ha sido nuestro público quien ha dado la cara por nosotros.”
Fue grabado en varias fases y diferentes estudios de Madrid: Estudios Reno, Estudio Uno, Musigrama y estudios personales de la banda. Producido por el ganador de varios Latin Grammy Campi Campón (Jorge Drexler, Natalia Lafourcade, Bomba Stereo, Luis Sobral) y Vetusta Morla Mezclado por el productor e ingeniero Craig Silvey (R.E.M. Portishead, Arcade Fire, The National) en Londres, UK y masterizado por Fred Kevorkian en NY.
FOTO: Jerónimo Álvarez