Madrid, 25-26 de mayo de 2018. Parque Enrique Tierno Galván

Para el segundo día de festival el sol se abrió un hueco sobre el cielo de Madrid para que el parque Tierno Galván luciera y se llenara de familias con niños y amigos que gozaron de una jornada especialmente diseñada para ello.

A medio día arrancaban las actuaciones en el escenario Tomavistas con los canarios Texxcoco que presentaron, llenos de rabia y actitud, su primer largo “Disorder” (Subterfuge Records, 2018) lleno de rock influenciado de garaje y post-punk con el que este verano recorrerán toda España. Tras ellos llegaba el turno de Chlöe’s Clue que con nos acompañó con su dulce voz y su música pop cargada de referencias folk mientras nos dejábamos llevar, cerveza en mano, sentados en el césped del parque rodeados de niños jugando a nuestro alrededor.

Pakito Serrano

Pakito Serrano

Redactor

Teresa Gómez

Teresa Gómez

Redactora

Después de los ricos aperitivos, el primer plato llegaba de la mano de La Bien Querida que con su elegancia y carisma habitual hizo un recorrido por lo mejor de su repertorio, poniendo especial hincapié en los singles de su último trabajo “Fuego” (Elefant Records, 2017). El segundo plato de este menú de medio día tan apetitoso corría a cargo de nuestra psicóloga favorita, Tulsa, que, acompañada por la bandaza que le acompaña de manera habitual en su actual gira nos volvió a encandilar a lomos de su Centauro. Con tan contundentes platos nuestro hambre de buena música a la hora del aperitivo quedaba más que saciada, pero como sabéis siempre hay un hueco para el postre. Un postre que en la edición del pasado año no pudimos degustar por el desafortunado desmayo de su batería que les obligaba a cancelar su concierto. Kokoshca, que esta vez sí pudieron completar su actuación, nos endulzó la sobremesa con su pop näif de distorsión y esa oscuridad camuflada en la dulzura de la voz de Amaia que tanto nos gusta.

Para ayudar a la digestión decidimos acercarnos a bailar con la sesión especial de nuestro compañero Say Yes DJ que congregó a una buena cantidad de gente en el nuevo escenario para DJ’s ubicado en uno de los laterales del escenario principal, dentro del mismo anfiteatro. Dani demostró por qué es uno de los DJ’s más cotizados en la escena indie del momento, remezclando con mucho gusto y energía una ingente cantidad de temazos clásicos. Este mismo escenario fue ocupado durante el resto del festival por otros grandes DJ’s profesionales como Man Pop u Ochoymedio y artistas metidos a pinchadiscos como WAS, Las Odio, Trajano o Amatria. La idea es bastante buena, ya que permite liberar algunos conciertos de la gente menos interesada, que a cambio puede disfrutar de buenas sesiones de pinchadiscos reconocidos. Otra cosa es que compartamos que gran parte de la programación de este escenario estuviera copada por artistas sin experiencia como pinchadiscos profesionales.

A eso de las ocho de la tarde el escenario principal ya registraba un aforo sensacional para ver y escuchar a uno de los grupos con más tirón del cartel, El Columpio Asesino. Los navarros, algo fuera de forma, pero repletos de confianza, se dedicaron a repartir píldoras de punk electrónico para hacernos bailar toda la noche, en un viaje sonoro desde Babel hasta Berlín. Corriendo nos fuimos a coger sitio en primera fila para poder contemplar como se merecen a los murcianos Perro, una de las propuestas más carismáticas y curiosas del indie nacional. Con dos baterías sobre el escenario, humor de la tierra y grandes dosis de krautrock tropical entregaron uno de los conciertos más celebrados por el personal.

¿Y qué podemos contar de The Jesus And The Mary Chain? La sola confirmación de un grupo internacional de la talla de los escoceses ya resultaba un reclamo único para esta edición pero es que los escoceses estuvieron grandiosos ante un público madrileño totalmente entregado. Los Jesus revisaron su discografía con un repertorio maravilloso y un sonido preciosista y logrado. Sin duda, uno de los mejores conciertos del festival. En un escalón diferente de solemnidad, otro de los grupos que más ganas había de volver a ver eran los sevillanos Pony Bravo que parece que vuelven a la carretera tras un parón de varios años. Los Pony se mostraron perfectamente engrasados y afilados, con particular visión de la sociedad actual, sus letras críticas y divertidas, su sonido rock fusión de muchas cosas y sus continuos cambios de instrumentos nos hicieron gozar como hacía mucho tiempo.

El momento cumbre de la noche del sábado también tenía acento andaluz. Los Planetas, que este año celebran veinte años de su “Una semana en el motor de un autobús”, se marcaron un concierto inolvidable con un set-list descargado de grandes éxitos pero lleno de espiritualidad y sensibilidad, más cercano a su personal perspectiva de la fusión pop-flamenco, que pudo resultar algo aburrido para los que esperaban un concierto más dinámico. A modo sorpresa, La Bien Querida y Soleá Morente aparecieron en el escenario para colaborar como voces en “Espíritu Olímpico” y “Una cruz a cuestas” para acentuar la línea de fusión flamenca de la noche planetaria. Con una superioridad aplastante en lo instrumental y un sonido espectacular los granadinos se coronaron bajo la luna madrileña que alumbraba el parque Tierno-Galván.

Una estupenda guinda para un festival con alma cosmopolita que se afana año tras año en conseguir un delicioso cartel lleno de propuestas eclécticas que se disfruta en un ambiente familiar y sostenible en un paraje único de la ciudad de Madrid. Tan sólo esperamos que en las próximas ediciones el Tomavistas continúe creciendo sin perder su esencia característica, puliendo algunas pequeñas insuficiencias como el cambio a un único acceso para comunicar ambos escenarios o las faltas del escenario pequeño con su pérdida de sonido y escasez de espacio cerca de las primeras filas. ¡Larga vida al Tomavistas!