Toledo, 8 de noviembre de 2025. Círculo de Arte
El sábado en el emblemático espacio del Círculo de Arte de Toledo, el veterano músico Rubén Pozo, acompañado por su potente formación Los Chicos de la Curva —guitarra, bajo y batería en mano— ofreció un concierto de rock clásico que supo encontrar su hueco pese a una asistencia modesta: no más de doscientas personas, pero lo suficiente para que la entrega del público se transformara en atmósfera.
Desde los primeros acordes se vio que la banda había venido a darlo todo. Con riffs firmes, voz decidida y esa tensión rockera que sólo se produce en directo, el show navegó entre temas del repertorio habitual de Pozo como “La chica de la curva”, “Pirata” y “Guitarra española” —que aparecen frecuentemente entre sus listas de canciones. El público, pequeño en número pero feroz en ánimo, coreaba sin descanso e incluso superaba en momentos al propio escenario en intensidad.
Fernando Tello
Redactor & Photo
La energía de la noche no decaía y entre solos afilados y la sensación de que el espacio se estrechaba por momentos, la banda supo aprovechar el contexto íntimo. Quizás la falta de multitud favoreció que cada aplauso, cada grito, cada instante de complicidad se sintiese más cercano, más vivo. Porque si algo definió el bolo fue esa comunión: músicos sudando sobre las tablas y público al filo del escenario, entregado hasta el final.
Al cierre, Rubén Pozo y Los Chicos de la Curva se despidieron dejando el escenario y la platea con la sensación de haber compartido algo más que un concierto: una declaración de rock en estado puro. A nadie le importó que la cuantía de asistentes fuera baja. Lo que importó fue la calidad del momento, la hondura de los temas y la certeza de que, para estos músicos fieles a su estilo, el directo sigue siendo casa, refugio y reivindicación.