Miren se ha decidido a denunciar a su marido tras años de maltrato psicológico machista y violación continuada. El cielo en Bilbao es gris, tan gris como el lujoso piso en el que viven y tan gris como la sombra de su respetado y maravilloso marido de la alta burguesía vasca.
Así comienza Querer, la serie de Alauda Ruiz de Azua, que ya nos maravilló con Cinco Lobitos.
Borja Peinado
Redactor
Antes de entrar en esta historia, hablemos de otra que no se parece nada en forma ni en tono, pero que comparte muchas cosas con Querer. Prime ha traído a su catálogo Kevin can fuck himself, una de las propuestas más originales de los últimos años. En esta serie, Kevin es un marido gracioso y alocado y siempre que está en pantalla el formato es de sit-com. Cuando sale de plano, la protagonista es su mujer, Allison, y el formato cambia a drama, o dramedia, la realización es cinematográfica y las risas enlatadas desaparecen.
Ambas series comparten el eje central, una relación de toxicidad, abuso y maltrato por parte de un cretino que de cara a la sociedad se sale siempre con la suya y cae bien a casi todo el mundo, pero que destroza todo a su paso en la intimidad; matrimonio, paternidad y amistades.
Volvamos a Querer. Los cuatro capítulos componen el cuadro desde el momento inicial de la denuncia hasta meses después del resultado de la sentencia. Entre cada capítulo, atravesamos una elipsis que supone un vacío de información que el espectador tiene que rellenar por sí mismo. Una decisión así de guion es, sin duda, arriesgada, pero Alauda, Júlia de Paz y Eduard Sola, los escritores de la serie, saben bien lo que hacen y el resultado es sencillamente genial. Tomar una decisión así no solo es arriesgarse, para mí supone una enorme muestra de respeto al espectador, algo que escasea en otras muchas ficciones hoy en día. No hay abuso de diálogos ni de explicaciones, además, todo está tratado con tal sutileza que tomar partido solo es fácil si se tiene claro lo que en la vida es el maltrato y el abuso, otro grandísimo acierto del tono de la serie. Los cuatro capítulos nos hablan del consentimiento, en este caso en el matrimonio, del desprecio, del abuso y el menosprecio y del dolor de la familia. La serie no solo pone el foco en esos temas, también desgrana, a través de detalles en la familia de clase alta del marido, cómo la clase social y económica son una pesada losa para las mujeres que están envueltas en esa vorágine de maltrato.
Nagore Aramburu es Miren Torres. La guipuzcoana ha compuesto una interpretación desde el miedo y la contención, pero también desde la esperanza y la fuerza, está simplemente espléndida. Tan espléndida como Pedro Casablanc. Es increíble la gran hornada intergeneracional de actores y actrices que tenemos en este país y lo poco que muchos la valoran. Completan el núcleo familiar los dos hijos: Aitor, Miguel Bernardeau, y Ion, Iván Pellicer. Dos hermanos distintos pero igualmente golpeados por la figura paterna tóxica. He de decir que la interpretación de Bernardeu va a callar muchas bocas y creo que le augura un futuro muy distinto a las ficciones tipo Élite que venía protagonizando.
Los cuatro capítulos han sido emitidos semanalmente por Movistar, algo para mí positivo. El espacio en el tiempo te deja ir asimilando la historia y dejarnos procesar todo a ratitos. Menudo momento está atravesando nuestra ficción. Además de Querer, este último tercio de año hemos tenido también Yo Adicto, En fin, Celeste…y en breve llegarán Sorogoyen y sus Años nuevos. De verdad que es para sentirse orgulloso de la calidad del audiovisual que se hace en España.