DISCO DEL MES DE DICIEMBRE DE 2025

Montgrí

Mourn nunca fueron una banda que se conformara con repetir fórmulas. Desde sus primeros años, cuando apenas habían terminado el instituto y ya giraban por medio mundo, se les reconocía una madurez extraña: canciones afiladas, urgentes, con una honestidad que desarmaba. Hoy, después de casi una década de recorrido, el grupo vuelve con Letra Ligada, un trabajo que no solo supone un giro idiomático —por primera vez cantan íntegramente en castellano—, sino también una nueva manera de mirar su propio reflejo. Es un regreso luminoso, emocional y sorprendentemente cercano.

La decisión de cambiar de idioma no parece una estrategia, sino una consecuencia natural de haber crecido, de querer contarse tal y como son. Las letras, que siempre habían funcionado como un diario emocional, ganan aquí una fuerza diferente: ya no hay barreras. Lo que antes se insinuaba en inglés, ahora se dice de frente, con matices, con ese punto de vulnerabilidad que solo se alcanza cuando se habla en la lengua en la que se piensa. En Letra Ligada, Mourn no buscan parecer frágiles; se muestran tal como son, y eso las hace más sólidas que nunca.

Fernando Tello

Fernando Tello

Redactor & Photo

El disco, editado por Montgrí y producido por el músico y productor noruego Kenneth Ishak, suena más luminoso, más pop y menos crudo que sus trabajos anteriores. Pero esa claridad no significa simplificación. Todo lo contrario: en la superficie amable del álbum se esconden capas, texturas y decisiones de producción que demuestran el nivel de oficio que han alcanzado. A cada escucha emergen nuevos detalles —una guitarra que parece contestar a una voz, un bajo que se adelanta al ritmo solo por un instante, una batería que juega con los acentos como si quisiera descolocar sin romper el pulso—. La combinación de las dos voces, tan distintas y tan personales, refuerza ese equilibrio entre transparencia y complejidad que atraviesa todo el disco.

Hay algo distinto en la energía de estas canciones. Es un disco más vital, más abierto, pero no menos profundo. Canciones como “Dormir Tarde” o “Alegre y Jovial” funcionan como declaraciones de principios: hablan del cansancio, del desorden mental, de la necesidad de encontrar algo de calma en medio del ruido cotidiano. Otras, como “En el Lago” o “No Queda Nada”, exploran territorios más introspectivos, donde la nostalgia convive con un extraño optimismo. En conjunto, Letra Ligada parece dibujar un mapa emocional de la vida adulta sin dramatismos, con la serenidad de quien ha aprendido a aceptar que no todo se puede controlar.

Musicalmente, la banda encuentra un equilibrio que pocas logran: la energía del indie rock se funde con una sensibilidad pop muy afinada. No hay aspavientos ni sobreproducción. Todo está en su sitio. Es un disco que se puede escuchar de principio a fin sin saltos, con la sensación de estar acompañando a un grupo que ha dejado atrás la urgencia juvenil pero que no ha perdido el hambre. Y eso se nota. Suena a grupo que disfruta tocando, que confía en su química, que ya no necesita demostrar nada.

Letra Ligada es también un retrato del paso del tiempo. Las que un día fueron las adolescentes prodigio de la escena alternativa catalana son ahora una banda adulta, con una identidad sólida y una historia compartida. La amistad que las une, esa complicidad que se intuye en cada concierto, atraviesa también las canciones. Esa unión es el verdadero motor de Mourn: un vínculo que convierte su música en algo honesto, reconocible, casi familiar. Escuchar este disco es asomarse a esa intimidad, a ese lenguaje propio que han construido entre ellas.

El trabajo de Ishak en la producción es clave para esa sensación de claridad. Lejos de domesticar a la banda, ha sabido potenciar su instinto melódico y dejar espacio para que las canciones respiren. El resultado es un sonido limpio, envolvente y preciso, en el que cada instrumento tiene su lugar y su peso. Los juegos de guitarras, los bajos que parecen flotar sobre la batería y el uso inteligente de las voces generan un clima que atrapa desde el primer minuto. Hay una calidez nueva en el sonido de Mourn, pero también un pulso firme, una sensación de confianza que recorre todo el álbum.

A nivel lírico, Letra Ligada juega con la dualidad entre lo real y lo imaginado. La imaginación y la fantasía se entrelazan con los gestos cotidianos, creando un espejo donde cualquiera puede verse reflejado: el runrún mental, las contradicciones, los días buenos y los malos. Mourn siempre han escrito desde la experiencia personal, pero aquí lo hacen con una franqueza distinta, menos defensiva. El castellano les sienta bien; no es solo una cuestión de idioma, sino de tono, de ritmo, de cercanía. Hay frases que podrían salir de una conversación cualquiera, pero que en su boca suenan como confesiones.

Aunque más pop en apariencia, el álbum conserva la inquietud que siempre las caracterizó. Las estructuras siguen siendo imprevisibles, los ritmos se quiebran justo donde uno espera una resolución fácil, y las voces juegan con la tensión y el alivio. Es esa combinación de intuición y riesgo la que mantiene viva a la banda. Letra Ligada no busca complacer, sino conectar. Es un disco que no pretende ser perfecto, pero que encuentra belleza en su propia imperfección.

Hay discos que suenan a punto de partida, otros a cierre de ciclo. Letra Ligada es, de algún modo, las dos cosas: una síntesis de lo aprendido y una puerta abierta hacia algo nuevo. La madurez de Mourn no se traduce en contención ni en calma; se manifiesta en una claridad emocional que antes estaba velada por la velocidad y la rabia. Ahora hay espacio para respirar, para mirar atrás sin rencor y para seguir adelante con confianza. En tiempos en los que muchas bandas se pierden buscando una fórmula, Mourn hacen justo lo contrario: se despojan de artificios y vuelven a la esencia.

Quizá por eso este regreso se siente tan necesario. No hay nostalgia ni impostura, solo un grupo que se ha reencontrado consigo mismo y ha decidido contarlo sin filtros. Letra Ligada es un trabajo maduro, luminoso y honesto, que demuestra que crecer no significa perder intensidad. Al contrario: cuando la claridad se conquista desde la experiencia, también puede doler. Y Mourn lo han entendido mejor que nadie.