DISCO DEL MES DE OCTUBRE DE 2025
Estudio Mazmorra
Medalla han vuelto a encender la forja. O quizá nunca la apagaron, pero en Música Máquina (Estudio Mazmorra, 2025) el metal fundido ha alcanzado su punto máximo. El quinto álbum del cuarteto barcelonés suena como un nuevo comienzo, un estallido de energía que combina la rabia política, la épica sonora y una ambición desmedida por llevar su discurso al límite.
Después de ocho años puliendo un sonido entre el rock psicodélico, la mitología y el sudor de local de ensayo, Medalla se entregan ahora al rugido del heavy metal con una convicción que roza lo ceremonial. Desde la apertura instrumental —pura declaración de intenciones— hasta el último corte, el grupo no se guarda nada. Hay velocidad, riffs afilados, baterías que galopan sin descanso y una voz que escupe consignas con el fuego de quien ha decidido no callarse más.
Fernando Tello
Redactor & Photo
En Música Máquina, el metal no es un disfraz ni una parodia nostálgica. Es el vehículo para expresar un malestar contemporáneo que atraviesa todas las letras: la alienación laboral, el desencanto político y la sensación de que el sistema solo funciona a base de castigos. “Hemos normalizado estar esclavizados” cantan en El Trabajo No Dignifica, y no hay ironía en ello: hay furia, hay cansancio, hay verdad.
La banda convierte esa rabia en un lenguaje propio, mezclando sin complejos el post-punk, el rock progresivo y esa épica medieval que siempre los ha acompañado. El resultado es una obra densa y magnética, donde los temas se encadenan como capítulos de una misma liturgia oscura. Canciones como Para Sorpresa de Nadie o Sacrilegio son puñetazos contra la complacencia, himnos de resistencia con un brillo casi mesiánico.
La producción de Sergio Pérez (SVPER) refuerza esa sensación de poder y precisión: cada capa instrumental parece tallada en hierro. El trabajo visual del madrileño Tumulus Design cierra el círculo, convirtiendo Música Máquina en una pieza total, donde el sonido, la palabra y la imagen dialogan en un mismo universo estético.
Autoeditado bajo su propio sello Estudio Mazmorra y con una cuidada tirada en vinilo, el disco es también una declaración de independencia artística. Medalla no buscan aprobación: fabrican su propio camino, su propia maquinaria. Y lo hacen a base de ruido, convicción y músculo.
Música Máquina no solo es el disco más combativo de su carrera; es el más vivo. Un álbum que respira fuego, que arde con la intensidad de una banda que, lejos de domesticar su sonido, ha decidido dejarlo correr desbocado. En tiempos de algoritmos y tibieza, Medalla recuerdan que el rock todavía puede ser un acto de insurrección.