THE KILLERS NOS INVITÓ A PASAR LA TARDE EN SU CASA
Madrid. 13 de julio de 2024, Recinto Iberdrola Music
La última jornada de las cuatro del Mad Cool se presenta la que sobre el papel es la más floja de todas, con el permiso de unos The Killers que están marcados con el éxito antes de empezar su concierto en el escenario Mad Cool, el principal del evento madrileño. Las caídas del cartel de ayer hacen que las mejicanas The Warning ocupen el lugar dejado por Tyla. Oíamos a las hermanas Villareal mientras entrábamos en un recinto que ha pasado con nota esta edición. Los cambios han sido muy positivos, y parece que el modelo funciona, pero siempre hay mejora y seguro que el año que viene habrá cambios.
Fernando Tello
Redactor & Photo
Sara Fernández
Redactora
La sensibilidad viene hoy de la mano de Arlo Parks. Impresionante lo de la cantautora británica explorando sonidos, fue algo auténtico, lleno de sentimiento y para algunos lo mejor del día. Venía a presentar su último trabajo de 2023, “My soft Machine”. El calor es menos intenso que los otros días, y previo momento de hidratación, nos dirigimos hacia el escenario uno para ver el comienzo de Avril Lavigne, por curiosidad, mas que nada. Ultra fans son lo que conlleva esa carrera de punk rosa de la americana, que arrastra a mucha gente. Tres temas y dejamos a Lavigne con sus fans y todas sus cintas de color de rosa que salieron por los aires en el primer tema y que dejaron las torres de alta tensión con su nueva decoración. Un tema a tratar son esas torres que con sus líneas de alta tensión cruzan por todo el recinto y que es uno de los puntos que se deberían abordar para próximas ediciones.
El indie-folk con estructura envolvente y cuidada, muy íntima de Lord Huron nos esperaba en el escenario Orange. La banda de Ben Schneider se muestra muy seria en el escenario y va ganando adeptos a medida que avanza su tiempo de concierto. Lo dan todo en el escenario, cambiando de voz e incluso cantando contestando la llamada de ese teléfono americano situado en el centro del escenario. Apuntados quedan estos Lord Huron para próximas escuchas. Mientras, Bring Me The Horizon asomaba en el escenario, convertido en un teatro, con 25 minutos de retraso y con esa fuerza sin mesura que impresiona, pero que a mi siempre me ha parecido mucho ruido y pocas nueces. Esos montajes hacen que la banda parezca de mentira, disimulando la falta de todo con fuego, humo, papelitos por los aires y potencia de bajos de la que te envía hacia atrás de un solo golpe. Viajamos al Orange para ver a The Gaslight Anthem. Las letras de Brian Fallon son pura poesía y los de New Jersey se muestran contundentes aunque a la par que un poco aburridos. Vienen a presentar su último EP “History Books – Short Stories” y se han traído la biblioteca entera y así la lucen en el escenario.
A la noche le quedaba todavía lo más importante, el primera línea de hoy si que lo es. The Killers demostró en el escenario lo que se esperaba de ellos. Dando a sus fans lo que querían en cada momento, con un Brendan Flowers tomando distintos papeles, con los teclados, de estrella solista y con el bajo en la mano subiendo a un fan que mostraba un cartel para tocar la batería con ellos en “For Reasons Unknown”, y sus deseos fueron órdenes. Son de Vegas y demostraron que todo tiene truco, porque eso de que lo vieron con el cartel nos lo podemos creer si queremos, pero el chico que toco la batería de Ronnie Vannucci con absoluta brillantez, había sido elegido mucho antes. Flowers propuso en la primera canción que el se ocuparía de ser nuestro anfitrión y allí, en su casa, se estaba muy a gustito, mientras caían hits tras hits. Coreados todos, bailados todos hasta la extenuación final de Mr. Brightside para salir con una sonrisa fácil de quitar en dos días. Un verdadero espectáculo tan medido como la dentadura de Flowers y esas chaquetas blanca la primera y morada la segunda que le quedan como un guante al auténtico galán del indie internacional.
Y para rematar la gran noche salieron The Kooks al escenario que mejor ha sonado en toda esta edición. Será por ser más recogido o por la situación, o por lo que sea, pero el Región of Madrid ha sonado como un cañón desde The Smashing Pumpkins el miércoles hasta The Kooks el sábado. Los de Brighton siguen haciendo lo que mejor saben, facturar canciones pop con diversos matices que les hacen tocar muchos palos pero que siempre les hacen volver a la casilla de salida. No se les puede negar su oficio, publicando disco cada tres o cuatro años, y cuando llegan al directo ofrecen una solidez envidiable. Y además reparten su puñado de hits para que nunca te aburras en una de sus conciertos. Esa fórmula la repitieron en el Mad Cool y así se daba por terminada, por nuestra parte, al menos, una edición más de el primer festival veraniego madrileño sin ninguna queja grande en contra de la organización. Por fin han conseguido un recinto sin peligro y sólo les falta refinarlo poco a poco y dotarlo de accesos más asequibles. No es normal que se mucho más accesible desde Getafe que desde Madrid, y eso es cosa de la alcaldía madrileña o de la comunidad de Madrid. El problema siempre es el mismo, quien gobierna y tiene que dar la orden, viene en coche negro, deambula por detrás y ve el concierto desde la zona reservada encima de la gente de sonido. Para ellos los accesos son fabulosos. Tú que haces dos kilómetros andando para entrar eres clase trabajadora, que no se te olvide. El Mad Cool ya ha demostrado que se queda, ahora habrá que hacer que donde se queda sea lo más cómodo posible para las 220.000 personas que han acudido a esta séptima edición.