María Grau

Redactora

DISCO DEL MARZO DE 2016

Warner Music Spain

“Mi leal traidora inspiración…” recita la voz de Santi Balmes en “El Poeta Halley” cantándole a su musa. El esperadísimo regreso de Love of Lesbian ya es completamente real con el estreno de El Poeta Halley (Warner Music, 2016), grabado entre Casa Murada y Blind Records. El octavo trabajo de los lesbianos está formado por trece canciones que forman un viaje que sigue una misma línea narrativa, pese a la puntualidad y originalidad de cada uno. El Poeta Halley es una oda a la inspiración, la musa de la creatividad, llena de las características ambigüedades y duplicidades de los vaivenes emocionales del universo lesbiano. Estamos ante un trabajo más extenso y más lírico de lo habitual, que hace que El Poeta Halley necesite más de una escucha. La mayoría de temas rondan los 5 o 6 minutos y las letras son mucho más complejas y poéticas. Sin embargo, una vez atravesado el sendero de El Poeta Halley, la sed no se sacia, más bien al contrario se genera una gran ansia de repetir.

“Planeador” nos presenta a Halley Star, la gran invención del autor, su alter ego. Este personaje es la alegoría de todo artista y de las etapas que atraviesa en el proceso creativo. Tras conocer a Halley, viene “Bajo el Volcán”, el single del álbum y quizás la canción que más se acerca a ese 1999 (o cómo generar incendios de nieve con una lupa enfocando a la luna) (Warner Music, 2009). Le sigue “Cuando No Me Ves”, un tema cañero y más veloz, con una lírica amarga y muy lesbiana que habla de solo saber ser de verdad estando completamente a solas.

“Las islas se mueven” es la primera frase de “Los Males Pasajeros”, cuarto tema de El Poeta Halley. Lo que parece una referencia a la mítica serie “Lost”, no es más que anticipo de la duplicidad que envuelve al tema. “Lo que nos expulsa también nos retiene, en todo hay ambigüedad”. Y es que lo que parece una canción triste más, es en realidad un canto a la esperanza. Los males son pasajeros, no eternos. “IMT – Incapacidad Moral Transitoria” rompe la paz a golpes de batería y explosiona con las metáforas más gamberras y delirantes de los lesbianos. “Soy euforia, luego escoria por mi incapacidad moral transitoria.”

En mitad de El Poeta Halley, sin embargo, aparece “En Busca del Mago”. Ya sabemos que con Love of Lesbian nada es lo que parece y cada historia esconde su metáfora. De una forma más teatral, recordando su espectáculo “Espejos y Espejismos”, “En Busca del Mago” es una canción que se desarrolla en forma de cuento. Una historia de ruptura, cambio o pérdida que contiene  un mensaje preciso para remover consciencias: “La real insumisión es a tu propia libertad”. A esta le sigue la triste “Océanos de Sed”. Aquí nos encontramos en ese punto del viaje gobernado por la apatía que genera la frustración de la no inspiración, ese estatismo tras la caída, la ambigüedad de no saber si se está caminando por la senda correcta.

Saliendo el ecuador del periplo de El Poeta Halley, la delirante “Psiconautas” se despliega con una de las letras más lesbianas del disco. Llena de delirios y juegos de palabras made in LOL, el tema más largo del álbum es una composición al estilo “Bohemian Rhapsody” de Queen (salvando las más que evidentes distancias entre ambos grupos). En ella encontramos gatos delirando, dudas existenciales y viajes astrales que crean un arco espectacular. “Psiconautas” lleva a todos los lesbianos a recordar desde un tema tan loco como “Marlene, la Vecina del Ártico” (Maniobras de Escapismo, Naïve, 2005) hasta una canción circular como es “La Noche Eterna” (La Noche Eterna. Los Días no Vividos, Warner Music, 2012).

“Canción de Bruma” llega aquí como el bajón tras el gran viaje de drogas que es “Psiconautas”. Se trata de una especie de nana triste e intensa, que te hace fluir, pero a la vez te estremece. Y de golpe, pero con calma, “Contraespionaje” se clava en todos los verdaderos fans hablando de maniobras de escapismo. Augmentando la tensión, “El Yin y el Yen” rompe la paz con rabia para gritarles a todas esas personas tóxicas que desaparezcan de nuestras vidas. Se trata de una canción terapéutica, con frases tan memorables como “De Rasputin aún guardan su cipote en formol”, que saca la parte más sarcástica de Love of Lesbian.

Con “El Ciclo Lunar de Halley Star” los lesbianos guardan la rabia para hablar del vaivén de la inspiración del artista. El Ciclo Lunar es este viaje creativo que atraviesa Halley Star y que con esta canción llega a su punto clave, el cambio, el paso correcto. “¿Y ahora qué pensáis de mí?”

El álbum culmina con la que probablemente sea una de las mejores canciones de Love of Lesbian. “El Poeta Halley” demuestra la madurez artística de la banda, y en concreto la evolución de Santi Balmes como poeta. Explica a la perfección el proceso creativo, el fin del ciclo lunar: “Por eso estoy por aquí otra vez, rebuscando en mi almacén esa palabra cónsul de mi timidez. Ojalá encuentre la forma, más me vale, tengo un tema que acabar.” Se trata de una canción bellísima con una lírica perfectamente compuesta, con las palabras exactas y justas, esas que a todos asustan. Además, consta con la colaboración del gran Joan Manuel Serrat, cuya voz consigue la mejor conclusión posible para un disco como El Poeta Halley:

“Acojo en mi hogar palabras que he encontrado abandonadas en mi palabrera. Examino cada jaula y allí, ladrando vocales y consonantes, encuentro a sucios verbos que lloran después de ser abandonados por un sujeto que un día fue su amo, y de tan creído que era, prescindió del predicado. Esta misma semana han encontrado a un par de adjetivos trastornados, a tres adverbios muertos de frío y a otros tantos de la raza pronombre que sueñan en sus jaulas con ser la sombra de un niño. Señalo, entonces, las palabras que llevan más días abandonadas y me las llevo a casa, las vacuno de la rabia y las peino a mi manera, como si fueran hijas únicas, porque en verdad todas son únicas. Acto seguido y antes de integrarlas en un parvulario de relatos o canciones, les doy un beso de tinta y les digo que si quieres ganarte el respeto, nunca hay que olvidarse los acentos en el patio. A veces les pongo a mis palabras diéresis de colores imitando diademas, y yo solo observo cómo juegan en el patio de un poema. Casi siempre te abandonan demasiado pronto y las escuchas en bocas ajenas, te alegras y te enojas contigo mismo como con todo lo que amamos con cierto egoísmo. Y uno se queda en casa inerte y algo vacío, acariciando aquel vocablo mudo llamado silencio, siempre fiel, siempre contigo. Pero todo es ley de vida. Como un día me dijo el Poeta Halley: si las palabras se atraen, ¡que se unan entre ellas y a brillar, que son dos sílabas!”