Adriana Rojo

Adriana Rojo

Redactora

Tu música está directamente relacionada contigo mismo, con tu ser, lo que tú eres,  con lo que tú crees de ti mismo, es una extensión de ti. Tocando te defines, te muestras, nos das tu mensaje, sentimos tu energía, por eso es necesario trabajar en ti mismo para hacerte grande interior-mente, para crearte un mejor tú, una mejor versión de ti, para que afrontes las situaciones con éxito, con dominio de ti mismo. Necesitas entender qué realmente ocurre en tú interior, en tu mente, tus pensamientos, en tus sentimientos, para entender por qué está ocurriendo eso en tu exterior.

Todos los músicos como profesión queremos o tenemos en anhelo, disfrutar de la música delante del público, disfrutar en el escenario, disfrutar tocando, tener una interpretación de éxito, sentir la música, tener éxito como músico, sentirnos libres, tener la seguridad y la convicción tanto expresándonos personalmente como con el instrumento y todo esto, siempre queda como algo ajeno, externo, lejano a nosotros mismos, a éste momento presente, a veces creemos que incluso inexistente, que no existe en mí, yo no puedo, no es mi momento o el típico yo soy así como manera única y errada a algo que va en contra de nuestra naturaleza que es el cambio, la evolución y la transformación.

Tenemos el foco puesto en el tener, en el no sentir, en ser mejores que otros, en agradar a los demás, en esperar la aprobación, en competir, en definitiva, en el resultado final como algo ajeno o fuera de nosotros que requiere de mucho, mucho, mucho esfuerzo y el cuál siempre nos lleva a que de algún modo a la limitación, a toquemos el fondo, el fin y por el cuál es más fácil desistir, renunciar, hacer las cosas con desgana y poca motivación o simplemente dejarnos llevar por lo que nos han hecho creer que es mejor, o la única salida, limitando nuestra creatividad, nuestro potencial y la capacidad de “REDINVENTARNOS, Para Ser quien realmente hemos venido a Ser” y que aceptamos como verdad y nos olvidamos de SER aquí y ahora lo que realmente quiero, lo que soy y sobre todo hacerlo por mí, porque vibro con eso y lo que hago me hace feliz.

Tenemos demasiados estímulos que nos hacen sacarnos de nuestros tiempos y muchos otros haciéndonos que pongamos el foco en el lugar incorrecto, separándonos muchas veces al completo de nuestro objetivo principal y manteniéndonos en el estado de “lo que es”, no de lo que yo quiero que sea.

La parte fácil siempre es querer arreglar las cosas desde fuera, como problemas técnicos, vergüenza, miedos… y toda esta serie de emociones negativas que se desembocan por simplemente una falta de información, además de unos paradigmas erróneos que se han ido pasando de generación en generación y que han ido creando formas de pensar y de relacionarnos hacia algunos aspectos de nuestra forma de ser, sentir y relacionarnos con la música de manera errónea, que nos bloquea y nos limitan al completo y para siempre y por supuesto son mata-sueños sin sentido Y que no son tú, no te definen.

La parte difícil es hacer el trabajo interior donde tú descubres el origen de tu conducta, tus sentimientos, tus emociones, tus pensamientos, tus bloqueos, y donde puedes hallar soluciones verdaderas y liberarlas para siempre así pudiendo ayudar también a tu entorno y a las personas de las que te rodeas.

El entendimiento te da claridad y la claridad te lleva al poder. Te lleva a poder coger las riendas de tu vida y así trabajar en una dirección que aunque aparentemente es más difícil hoy, que incluso no ves más allá del momento presente y no tienes el mapa, pero da por hecho que mañana tendrás una vida bendecida y por supuesto estarás viviendo y disfrutando tus sueños.

La creatividad y tu potencial que te lleva a un nivel superior necesita limpieza y necesita espacio para expresarse, necesita que estés abierto y receptivo para que se manifieste y el no hacer el trabajo interior es lo que nos mantiene en ese estado donde no surge ésta inspiración, donde no disfrutas, donde no progresas como te gustaría, donde la música se ha convertido en algo ajeno a nosotros.

Yo ahora te propongo el proceso inverso, donde tú trabajas en ti para que suene la música que ya está en ti, a través de tu instrumento y que al limpiar el camino de los obstáculos que te impiden ser música, ser tu propio sonido y que te mantienen apartado de la verdad, del amor por lo que haces, de sentir y de disfrutar sea a partir de ahora el proceso natural por el que creas y no al revés.

Tenemos que hacernos responsables de nuestras emociones y atrevernos a sentirlas para poder entenderlas y transformarlas en la verdad, no para alimentarlas de manera negativa como hemos aprendido por otras experiencias y así seguir evitando sentir, haciendo de nuestra música o educación musical un proceso desagradable tanto interior como exteriormente.

De dentro hacia fuera tenemos crecimiento, progreso y expansión, de fuera hacia dentro podemos tener progreso en lo físico pero es limitado, llegará un punto que no se pueda expandir más porque requiera que utilices tu expansión interior para crear algo más grande, con más sentido para ti, que saques tus miedos, que reflexiones, que tomes decisiones adecuadas, que seas  fiel a ti para que lo que hagas te haga realmente feliz a ti.

El fin de todo lo que hacemos es buscar hacer las cosas porque creemos que consiguiéndolas nos va a dar felicidad, paz y tranquilidad, pero no siempre esto sucede así, porque estamos persiguiendo algo que creemos no ser y por lo tanto no tener, pero nuestro trabajo es inverso, es ser felices, vivir en paz y tranquilos para tener éxito en lo que hacemos y vivir nuestra vida desde dentro hacia fuera, donde se produce la inspiración y no de fuera hacia dentro, donde creamos rutina, aceptando lo que viene de fuera y co-creando con eso, aunque eso no nos haga sentir bien ni personalmente ni con la música.