La Cabra Mecánica celebra 30 años de rumba y poesía en un concierto inolvidable en La Riviera
Madrid, 26 de octubre de 2025. Sala La Riviera
La noche comenzó puntual, a las 20:00 horas, en la mítica sala La Riviera, con la actuación de la joven Ángela González, que ejerció de telonera y conquistó al público con una voz limpia y una presencia serena. Acompañada únicamente de su guitarra, interpretó seis canciones propias en un formato íntimo y sincero que logró ganarse la atención y los aplausos del auditorio, preparando el ambiente para lo que sería una velada mágica.
Carlos Puyol
Redactor
El grupo liderado por Lichis repasó una carrera de tres décadas ante una sala llena, en una noche marcada por la emoción, la complicidad y los grandes himnos.
A las 20:30, el escenario se llenó de energía con la llegada de La Cabra Mecánica, que volvió a rugir en la capital con la fuerza de tres décadas de canciones que forman ya parte del imaginario popular. El público, que abarrotaba La Riviera, recibió entre vítores a Lichis y su banda, que abrieron la noche con los primeros acordes de “Felicidad”, ese himno irónico y entrañable que sirvió de preludio perfecto a un concierto marcado por la nostalgia, la alegría y el reencuentro.
Durante una hora y cuarenta y cinco minutos, el grupo repasó los grandes éxitos de sus 30 años de trayectoria, en un viaje que mezcló rumba, rock, pop y poesía callejera. Los compases de “Shalalala” levantaron al público, y pronto la sala se convirtió en una gran fiesta compartida. Entre sonrisas y coros, sonaron temas imprescindibles como “La uña de la rumba”, “La fábula del hombre lobo”, “La novia del marinero”, “Arroz con ajo”, “Valientes”, “Todo a cien” o “Mi única riqueza”, cada uno recibido con entusiasmo y emoción.
La comunión entre banda y público fue total, con un ambiente de celebración y cariño mutuo que convirtió la noche en un reencuentro generacional. Cuando llegó el turno de “La lista de la compra”, la sala entera coreó cada verso, en uno de los momentos más vibrantes del concierto.
Y, como si el círculo se cerrara, La Cabra Mecánica despidió la noche igual que la había comenzado: con “Felicidad”, esta vez más lenta, más sentida, casi como una despedida emocionada. La banda abandonó el escenario entre aplausos, mientras el público seguía tarareando el estribillo, reacio a dejar marchar la magia.
Treinta años después, La Cabra Mecánica demostró que su mezcla única de humor, ternura y calle sigue más viva que nunca. Y que la felicidad, al menos por una noche, volvió a ser cosa de todos.