Frente a una escena más chill, característica del paraíso de las islas mediterráneas, la banda reivindica las guitarras con su autodenominado garage balear.
El álbum presenta un alegato en favor de esa sana actitud de que “todo es posible mientras las luces del garito sigan apagadas”.
Grabado en el estudio Sol de Sants con Alberto Pérez, Keep the Lights Off es un disco sólido basado en guitarras afiladas, voces distorsionadas y ritmos de batalla.
Ese momento al final de la noche, cuando tus pies están en llamas y todo es jarana y diversión en el garito de turno… y van y encienden las luces. No, Bacon Radars se niegan a que llegue esa bajona de telón, la hora de volver a la realidad de tu vida cotidiana y responsable. Por eso, Keep the Lights Off, además del grito de guerra de este quinteto con miembros catalanes y baleares, es el elocuente nombre de su álbum de debut, que se publica autoeditado con apoyo de Hidden DIY. Un llamamiento a no darle del todo la espalda al ocio y al placer, ¡ya habrá tiempo para el deber! En él despliegan su incontestable tonelaje de guitarras afiladas, voces distorsionadas, y todas sus referencias cruzadas, que van desde el garage de Ty Segall al stoner y al rock progresivo, pasando por influencias como Foals, Cage the Elephant, Deerhunter o The Hives.
El sonido marca de la casa de Bacon Radars, autodenominado garage balear, queda claro a partir de los dos singles con los que anticiparon el disco. ‘Troublemaker’, ese cartucho de rock libertino con melodías desafiantes que versa sobre el antagonismo existente entre las nuevas formas de consumir amor y la asunción de un compromiso; y ‘Lost in Town’, la versión más canalla, gamberra, punchi y desgarrada del quinteto. Pero su estilo de guitarras incisivas y ritmos de batalla mantiene continuidad en toda la obra, desde la inaugural ‘Nightclub Lights’ a la desbocada y potente ‘Preoccupations’ (sí, en honor a los antiguos Viet Cong), pasando por cortes como la incombustible ‘Fade Away’ o la más melódica ‘Walking Out’. En resumen: un álbum redondo y sólido grabado en el estudio Sol de Sants con producción y mezcla de Alberto Pérez.
Tras publicar un EP y un puñado de singles entre 2018 y 2019, Roger Abella (voces), Guillem Laborda (guitarra), Lluís Gelabert (guitarra y coros), Marc Fisa (bajo y coros) y Santi Arderiu (batería) culminan su aterrizaje en la escena rock nacional con un primer LP macizo y entregado, aval más que suficiente para aspirar a grandes escenarios. Formada a raíz de amistades surgidas durante los años de universidad de sus componentes, la banda afincada en la Ciudad Condal está lista para dar el salto.