Fernando Tello

Fernando Tello

Redactor & Photo

Marzo nos depara muchas sorpresas y, sobre todo, grandes discos. Discos que en nuestro país no solían sonar pero que hacían las delicias de los que entonces nos gustaba la música de otros puntos del planeta y que, además, no era muy comercial. Las islas Británicas se llevan la palma y completan un mes que produjo muchas escuchas. Vuelta y vuelta de lo que hoy son grandes nombres de la música internacional. Pero antes repasamos lo que sucedía en las calles que, en muchas ocasiones, no difiere de lo que sigue pasando. Y es que, en el fondo, tampoco hemos cambiado tanto. Nuestra España está en conversaciones con Turquía para vender un porrón de armas. Eso, sigue igual. Las madres de aquí, podrán ponerle el primer apellido suyo a sus hijos. Quizás fue un paso en la lucha por la igualdad, aunque veinte años después queda mucho por avanzar. Pero mucho, mucho. Eso, sigue igual. Las transferencias de funciones a las dos grandes comunidades se dan por concluidas por parte del gobierno. Y pasa como en la ESO, suficiente para unos e insuficiente para otros. El Gobierno indulta a todos los insumisos. Los que se negaron a hacer el, más que inútil, servicio militar consiguen así algo de reconocimiento.

En los USA se comienza a perseguir a las empresas de tabaco. Ni cortas ni perezosas, cuentan en internet como consiguen cigarros más adictivos, sobre todo con la intención de que los adolescentes comiencen su propia adicción mortal. Finalmente, se consigue el silencio a base de billones de dólares, si, con b. Además, dos adolescentes son acorralados por el FBI después de que se infiltraran en el pentágono a través de la red y accedieran a documentos del servicio secreto americano. No veas la cantidad de guiones que salen de ahí. A día de hoy, Netflix se frotaría las manos. Una pena que no existiera todavía. Un niño de tan sólo 13 años mata a cuatro compañeras de colegio y una profesora. Si hace veinte años las medidas hubieran sido otras no continuarían llorando muertes. Eso, también sigue igual.

La música suele ser alegría y eso es lo que nos hace seguir. Las listas en las que nos fijamos, como ya sabéis, son principalmente las inglesas, y allí entra con fuerza la dama de las damas; la infinita Madonna. Con “Ray of Light” permanece casi todo el mes en el número uno de las listas de ventas, apeada al final por un recopilatorio de James.

En marzo sale a la venta un disco que era difícil que pudiera superar a su antecesor. Pulp saltó a la fama en el 95 con un trabajo que seguro que está en muchas listas de lo mejor de la historia. “Different Class” (Island Records, 1995) es el disco con mayúsculas. Un trabajo sin precedentes que les catapultó a un éxito en el que Jarvis Cocker confiaba desde que en el 78, con catorce añitos, creara la banda junto a sus compañeros de colegio. “This is Hardcore” es el sexto álbum de la banda. El éxito influye de manera notable en el desarrollo del LP. Las sesiones programadas no tienen ningún resultado y Pulp se estanca. Cocker intenta hacer una parada para coger nuevas ideas y auto alimentarse con nuevos elementos. Eso desemboca en un viaje a New York y un colapso nervioso que le hizo volver a Inglaterra de manera inmediata. La imagen de pop icónico de los británicos no les gustaba nada y querían un cambio radical para su nuevo trabajo. Encargaron ese duro trabajo al diseñador gráfico Peter Saville. La portada del disco es una foto de una modelo rusa, Ksenia, desnuda, insinuando una violación. La foto fue realizada por John Currin y el grupo fue acusado de denigrar la imagen de la mujer. Los carteles fueron pintados con mensajes de queja. Jarvis llegó a decir que el disco se podía definir como el sonido del fracaso. “This is Hardcore” es el trabajo de mayores ventas de Pulp y consiguió mantenerse en los primeros puestos de los “Charts” durante mucho tiempo.

La historia de Morcheeba puede ser algo que se ha repetido, seguro, y que se repetirá en muchas bandas. Dos hermanos, los Godfrey, uno Dj y productor y otro multiinstrumentista, se juntan para crear una banda que comienza muy cerca del Trip-Hop y el Downtempo. Así es como nace Morcheeba, con un primer Ep seguido de su primer largo que pasó totalmente desapercibido, aunque sí que puso en el mapa a su cantante, Skye Edwards. Una voz muy particular y que fue el golpe de suerte de una banda que quizás no hubiera sido nada sin ese punto diferenciado. Para “Big Calm” (China Records, 1998) el sonido se volvió mucho más convencional, con ramificaciones que abarcaban, incluso, el pop más melódico. El éxito total en este álbum les vino a través de uno de sus singles. “The Sea” se convirtió en fijo en muchas radios y les trajo un número incansable de apariciones en radio y televisión. Eso, apoyado por colaboraciones de renombre en actos benéficos y grabaciones recopiladoras, consiguieron aupar a Morcheeba a lo más alto del panorama musical en el que se movían. “Big Calm” sigue siendo uno de los discos imprescindibles dentro de la discografía de la banda, que ahora vuelve a los escenarios y a las grabaciones con su alineación titular.

Hablar de The Bluetones es hablar de una banda que pudo ser y no fue. Su primer disco, “Expecting To Fly” (A&M Records, 1996) es uno de los himnos del britpop que con el tiempo no ha perdido su esencia para convertirse en uno de los tops de la historia de la música reciente. Siempre he dicho que el brit estaba adornado con bandas que incluso mejoraban a sus referentes. Y además eran mejores que los iconos de esa corriente, Oasis, Blur, Pulp, etc. Esa banda tiene nombre y se llama The Bluetones. El listón estaba tan alto que todo lo que vino después defraudó a la crítica y no alcanzó lo que “Expecting To Fly” llegó a suponer. Su segundo trabajo “Return To The Last Chance Soloon” (A&M Records, 1998) tiene cortes de una calidad superior, pero el conjunto del disco se queda sin completar, no acaba de cerrar lo que sería otro exitazo de los británicos. Aún así consiguieron estar entre los diez primeros de la lista del Reino Unido, que no es poco. Quizás conseguido por dos obras maestras, en forma de single, llamadas “Solomon Bites The Worm” e “If…”; esa línea de bajo; que si que mantienen el nivel de su primer disco de forma sobresaliente. Estamos ante la banda olvidada por muchos en una guerra, la del trono del britpop, que ya estaba copado por grandes nombres y mejores actuaciones, en los escenarios y fuera de ellos.

En 1998 el guitarrista y vocalista Andy Cairns y el baterista y vocalista Fyfe Ewing crearon, después de pertenecer a varias bandas, el grupo Therapy?. No es una pregunta, es el nombre de los de Irlanda del Norte. Esa interrogación se debe a un efecto de diseño de sus primeros trabajos y un hueco generado en la portada, rellenado con esa interrogación. Los primeros discos fueron grabados con A&M Records. Para los directos reclutaron a Michael McKeegan para que tomase los mandos del bajo. En 1996 abandona la banda Ewing y podríamos decir que Therapy? pasó a la historia. Con Troublegum (A&M Records, 1994) llegaron a lo más alto y quizás Ewing llegó a la conclusión de que no se podía conseguir mucho más. En 1998 saltó a las listas su sexto álbum, “Semi-Delached” (A&M Records, 1998). La atmósfera oscura y melancólica marcaba el total del disco y volvió a fracasar en las listas y tampoco fue muy apreciado por la crítica musical. A todo esto se suma la mala relación con la compañía de discos, que apenas promocionó el largo y que culminó con la ruptura con ellos. La gira posterior al disco fue pagada por ellos mismos y consiguieron un nuevo contrato con Ark21 para publicar su siguiente disco. Therapy? multiplicaba su valor con un directo arrollador, una maravilla que les ha mantenido vivos hasta ahora, ya que siguen todavía realizando conciertos y giras.

Dejamos las Islas Británicas y su lluvia constante para viajar hasta Norteamérica. La nieve es una constante en el invierno más crudo de Minneapolis y allí nació una banda de corta trayectoria pero con muchos temas que pasaron al oído de los noventa como auténticos temazos. Dan Wilson a la guitarra y las voces, John Munson como bajista y teclista y Jacob Slichter a la batería formaron a mediados de los noventa la banda Semisonic. Estilo inconfundible y muy característico de las bandas americanas del momento. Un power-pop muy melódico con una voz muy clara y con trazas de rock y post-grunge en muchos de sus temas. Después de un comienzo con varios Ep’s publicados y su primer largo, se metieron en el estudio a grabar su segundo disco con varias premisas.  Una de ellas era que trabajarían sin fecha, no querían verse presionados por terminar un trabajo en un tiempo determinado y eso era muy importante. No querían pregrabar nada, ni hacer demos previas. Las canciones se grabarían por primera vez. Comenzaron el proceso con 60 temas de los que llegaron a formar el disco final doce. La producción corrió a cargo de Nick Launay. El segundo trabajo de Semisonic “Feeling Strangely Fine” (MCA, 1998) fue un éxito, vendiendo más de un millón y medio de copias de las que un millón se vendieron en los Estados Unidos. Quedarán para el recuerdo “Closing Time”, un exitazo brutal, que sonó en todas las radios del mundo y “Secret Smile” que tuvo mucho bombo en Europa. Al final Semisonic sólo duró otro largo más ya que la vida cotidiana, como ellos dijeron, les alejó de un mundo de conciertos y grabaciones.

En marzo no había mucho donde elegir, sobre todo en el mundo musical nacional. Todavía no estábamos preparados y nunca podríamos competir con el underground inglés y americano donde se generaban discos como rosquillas con una producción muy importante y con grandes nombres que pasaron a la historia. Para muestra el pequeño botón que hemos visto en marzo del 98. Veinte años después podemos estar orgullosos de nuestra industria musical ya que estamos ante una explosión de bandas y grabaciones que iguala a lo producido en Reino Unido y Norteamérica, aunque no siempre somos mejores en la calidad.