Fernando Tello

Fernando Tello

Redactor & Photo

Febrero se muestra con tintes parecidos a los del primer mes del año. Se intentan reabrir las conversaciones con ETA y mientras los americanos planean un ataque a Irak, que retrasan por la obligación de realizar una tregua olímpica mientras los juegos de invierno se celebran en Nagano. Monica Lewinsky sigue “cantando” todo lo que llegó a pasar en la Casa Blanca con el presidente Clinton. El gobierno aprueba el “medicamentazo”, dejando sin cubrir gran cantidad de medicamentos, pero no pasa nada, nos dan gato por liebre y siguen ganando. En febrero se celebra Arco y la pasarela Cibeles. Y los taxistas siguen con sus protestas. Parece mentira que se pasen veinte años y sigamos igual. Las listas inglesas las retomamos como las dejamos con “Urban Hymns” de The Verve en lo más alto. Ese primer puesto lo tiene que compartir a lo largo del mes con la banda sonora de la película del momento, que no es otra que Titanic. Pequeñas cosas que miras a través del tiempo y flipas. Los ingleses tienen también punto débil. 

La vida de Manta Ray es una carrera de fondo. Son unos de los pioneros del sonido Xixón, además de tener una larga trayectoria que no se terminó con la desvinculación de Nacho Vegas de la banda en 1999. En el 98 dejaron de lado los viajes con acompañamiento que llevaron en los años anteriores y presentan un nuevo disco. Han pasado los tiempos de Subterfuge y ahora publican con Astro. Las “pequeñas puertas…» nos traen unos fondos musicales ambientales con las inclusiones de un theremin y un post-rock que nos acompaña en el total de la producción. La colaboración viene de la mano de los componentes de “Come”, con Chris Brokaw a las guitarras y Thalia Zedek en las voces de “Stars in your eyes”. Quizás no han sido una banda de masas nunca, pero lo que no se le puede negar a Manta Ray es que incluso han mejorado con el tiempo, como el buen vino. Ahora se les mira de otra manera y te asombras de lo que ellos hacían en los noventa. Manta Ray forever.

Ahora nos toca mudarnos a Barcelona para encontrarnos con el último disco de una banda que fue considerada grupo revelación del año en el año 92, después de la grabación de su primer trabajo. La vida de la banda fue efímera y antes del 2000 ya había desaparecido. Formados por Alfonso Bonmatí (voz y guitarra), Guillermo Bonmatí (batería y percusiones), Jaime Hernández (guitarra y voz) y Ramón Serra (bajo). Se fundaron por amor a la música y con el único pretexto de un puro entretenimiento. A pesar de ello pronto empezaron a sonar y se les comparó con los mismísimos Teenage Fanclub, Mercury Rev e incluso con Dinosaur Jr. o los Sonic Youth. La verdad es que el sonido lo tenían y las distorsiones de guitarras y mamporros a la batería no les faltaban, para completar otra banda de referencia en los años noventa. Una lástima que cerrara tan pronto el chiringuito. Aunque nos han dejado unos cuantos discos para degustar como el caviar con productores como Ken Stringfelow en “Albanige” (Munster Records, 1996) que quizás sea su mejor trabajo, llegando a la unión de los sesenta con los noventa. Canciones lentas con acústicas deliciosas y distorsiones imposibles. Eso era Parkinson D.C.

Si hablamos de “Gov’t Mule” tenemos que hablar sin ninguna duda de los “Allman Brothers”. Una banda americana de rock formada a finales de los 60 y que desarrolló una dilatada carrera incorporando bases de jam, improvisación y mucha música instrumental. Sin ellos, no entra en juego “Government Mule”, que así se pronuncia. Los “Allman Brothers” se refundaron con nuevos músicos en los años noventa y sufrieron muchos impases, donde no se ensayaba y no se producía material. Así nació Gov’t Mule, en un época en la que los “Allman” se encontraban parados, con Warren Haynes a la guitarra y Allen Woody al bajo. El Power-trio se cerraba con Matt Abts a la batería y con unos sonidos que se acercaban al blues, al rock  y también con una buena ración de improvisación, y es que “Gov’t Mule” es carne de escenario y es allí donde forjó su buena reputación y donde, a pesar de la repentina muerte de Allen Woody, la sigue forjando. Pasaron numerosos bajistas por la formación hasta que Jorgen Carlsson y el teclista Danny Louis se incorporaron al ahora cuarteto para continuar, a día de hoy, dando conciertos sin parar como “Gov’t Mule”.

Si hay un grupo histórico que esté de más rabiosa actualidad ese puede ser Pearl Jam. Son de los pocos supervivientes de esa rama que muchos llamaron Grunge y que tenía su base de operaciones en la americana Seattle. En verano volverán a nuestro país para dos conciertos y han sido los culpables de que el Mad Cool agotara la no despreciable cifra de ochenta mil abonos. Y todo esto a seis meses de su celebración. Hace veinte años estábamos hablando de su quinto disco de estudio, después del un poco desafortunado “No Code” (Epic, 1996) llegaba una vuelta a las raíces más Pearl Jam. Salvan todos los rumores de desaparición y logran volver al rock más duro y directo que tenían en los primeros discos. Prueba de ello, es el primer corte “Brain Of J.”, potente comienzo para el disco. Los Pearl Jam vuelven a normalizar lo que es una banda de rock en ese momento. Esa normalización se aprecia en que la banda vuelve a promocionar su trabajo en diversos medios, televisión incluida. Después de seis años también vuelven a realizar un video para su primer single “Do The Evolution”. Además, emprenden una gira por todos los estados de los EEUU que incluye Hawai y algunos países de Oceanía. De esa gira publican su primer disco en directo oficial y el contratiempo viene por la baja de Irons, por problemas de salud, que rápidamente es sustituido por Matt Cameron de los ya extintos “Soundgarden”. El resumen es que se recupera a una banda mítica de la escena. Pearl Jam vuelven a ser Pearl Jam.

No hay britpop sin los míticos “Oasis”, “Blur” o “Pulp”. Eso está muy claro. Aunque la lista de bandas que se asocian a el movimiento inglés es casi infinita. También podemos decir que no hay brit, ni música en los noventa sin una banda donde sea una mujer la que lleve la voz. Personalmente siempre me ha encantado encontrarme con voces femeninas en las bandas y podríamos hacer otra lista infinita de formaciones de esa tipología. “Belly”, “The Breeders”, “Echobelly”, “Elástica”, “Garbage”, “Veruca Salt” y un largo etcétera. A ese formato se une Catatonia, que en el 98 con su segundo trabajo obtuvo el éxito que perseguía desde que se formaron en el 92 con Mark Roberts y Cerys Matthews como cabezas compositoras y vocales, respectivamente. La banda de Gales se fue apagando poco a poco y no volvió a conseguir el éxito de su single más reconocido, “Mulder and Scully” que rompió todos los esquemas e hizo que la banda fuera conocida internacionalmente. Por poquito no se llegó al millón de copias vendidas de “International Velvet” (Warner Music, 1998) lo que representa el mayor éxito de la banda en toda su carrera.

No se puede dejar de lado un álbum que vendió más de trescientas mil copias de esta lista de lo que pasó hace veinte años. Y mucho más si era el primer trabajo en solitario de un grande como lo es Ian Brown. El vocalista de The Stone Roses firma un disco muy de sus reglas. Grabado con muchos de los integrantes de Stone Roses, los sonidos son parecidos pero con el toque Brown. Hasta ahora desde ese debut han sido cinco los discos en solitario publicados por Ian además de formar parte de carteles de grandes festivales como Glastombury en una gira que le llevó por medio mundo en el 98. A la vuelta de un bolo en París, Ian Brown fue detenido por su comportamiento agresivo contra una azafata y el comandante del avión que le traía de vuelta y fue condenado a cuatro meses de prisión, de los que estuvo dos meses antes de salir con la libertad condicional. Es un buen punto de partida después de los desastres con Stone Roses dos años antes, justo cuando Squire deja la banda y esta entra en una deriva que desemboca en su disolución. Ian Brown fue denostado y llegaron a dejar caer que su voz había desaparecido.

Se empieza a calentar la máquina y ya en febrero podemos disfrutar de muchas joyas que han perdurado como grandes clásicos estos veinte años después. Y además todos esos años después podemos disfrutar de una banda como Pearl Jam en directo, un lujo que no pasa de ser un dato. Discazo hace 20 años y concierto a la vista. Esto acaba de empezar y 2018 nos va a traer grandes recuerdos y grandes nombres de ahora y de antes.