María Grau
Redactora
DISCO DE OCTUBRE DE 2015
Warner Music Spain
What went down ha sido uno de los discos más esperados del verano, tras el impecable trabajo que Foals hizo con Holy Fire (2013), y la verdad es que no ha decepcionado a muchos. La banda de Oxford es una rabia, una fiereza y una potencia que, junto a su atmósfera un tanto espacial, le erige como una de las más importantes del panorama indie internacional. Pese a que el último trabajo de los británicos se estrenó hace más de un mes, en RevistaIndie queríamos reivindicar el valor que tiene (con sus pros y contras) y darle el merecido puesto de Disco del Mes.
Con este álbum, Foals constata la declaración de principios que culminó con Holy Fire y remarca la definición de su estilo. De esta autoconsciencia nace What went down, hasta la fecha el trabajo más profundo de la banda británica gracias a unas letras cargadas de personalidad. Sin embargo, el álbum se despliega sonoramente sin mucha innovación respecto al anterior.
What went down empieza con la fiereza del tema que le da nombre al disco, colocando las expectativas del oyente a unas alturas estratosféricas. Este es quizás el tema más original y potente de un álbum que, pese a los característicos subidones de la banda británica y a su enorme energía, a causa de la falta de riesgo musical que supone, deja a Foals a las puertas de quedarse estancados en su propio estilo (como ha pasado con otras bandas de renombre como puede ser Muse).
Sin embargo, a nosotros nos gusta Foals y nos encanta What went down, disco que consideramos tan redondo como la carrera de los de Oxford hasta el momento. Cabe destacar otros temas a parte del ya mencionado hit que abre y da nombre a este álbum. Por una parte, Mountain at my gates, que puede que sea la canción más fiel al sonido de la casa, con un crescendo constante hasta el despliegue de fuerza característico de Foals. Otro tema fundamental de este What went down es London thunder, una de las canciones que más nos sumerge, con la que nos perdemos entre viajes y ausencias, y cuya atmósfera nos engulle y transporta junto a la voz de Yannis Philippakis. El disco culmina con A knife in the ocean, el tema más introspectivo de todos. Casi 7 minutos de reflexión y lamento a aquello que fue y que ya no será, casi 7 minutos que nos transportan entre vaivenes y sacudidas que siguen la línea de los versos que componen este tema, casi 7 minutos de un final de álbum sublime que nos deja exhaustos.
Foals lo han vuelto a hacer, nos han traído un cuarto trabajo que, pese a su falta de riesgo e innovación, no deja de ser un gran álbum. Veremos qué ocurre con sus propios trabajos, esperando que no se queden atascados dando vueltas a lo que ya saben que les funciona.