6 al 9 de julio de 2022, Parc del Fòrum de Barcelona
No una, ni dos, ni tres… sino un total de 12 ediciones de unos de los festivales nacionales de gran formato con mayor relevancia nacional e internacional. Tras cuatro días de festival con una programación que ocupó más de 65 horas de música en directo, distribuidas entre más de 40 artistas musicales y con más de 10 horas de la mejor comedia representada por 40 de sus principales actores nacionales e internacionales, el Cruïlla cerraba el pasado día 9 de Julio una edición 2022 con éxito rotundo, llegando a congregar a más de 72.000 espectadores y primando, de nuevo, “la comodidad, la sostenibilidad, la diversidad y la diversión”, tal y como ellos mismos describen en su propia nota de prensa y no sin razón.
Georgina Castellví
Redactor
La excelente organización se dejaba ver nada más acercarnos al Parc del Fòrum de Barcelona, con accesos amplios y bien identificados, controles de seguridad y de acreditaciones que no morían en grandes esperas; y un amplio espacio ocupado por los numerosos puestos de comida, mesas para su degustación, varios puntos de agua y múltiples baños bien distribuidos que diluían a pocos segundos la entrada a los mismos, resolviendo con ello una de las mayores incomodidades de los festivales de música: las largas esperas que muchas veces nos roban canciones que nos encantan. También había muchos carteles indicando las posiciones de los escenarios, programación, horarios y demás información relevante, todo por y para repercutir en el disfrute de los allí congregados.
Cuatro escenarios dedicados única y exclusivamente a la música y un quinto primando la comedia. El escenario principal, decorado por molinillos rojos que giraban al sol del viento, fue el perfecto anfitrión para acoger a artistas del nivel de Residente, Juan Luis Guerra, Rubén Blades, Travis Birds o Stay Homas. Unos pasos mas allá, el segundo espacio #CruillaEnamora que, sin duda alguna, fue uno de los más cómodos gracias a su pista con pendiente, que facilitaba el disfrute de la música para todos, incluso para aquellos que preferían sentarse tranquilamente en el césped. Rozalén, Rigoberta Bandini o Balkan Paradise Orchestra fueron algunos de los artistas que pasaron por este escenario. Ya en la parte inferior del recinto, en el auditorio nos encontrábamos el tercer escenario, rodeado por la inmensa grada en el lateral izquierdo, acogiendo actuaciones de Dancetería, Zahara o Ginestá entre otros. En la zona de degustación se hallaba la carpa Four Roses, que acogía a los artistas congregados en este cuarto punto de música por donde pasaron Niña Polaca, The Tyets o Joe Crepúsculo. Y, ya por último, al final del paseo el escenario se ubicaba el escenario Vallformosa, quinto punto en el que pudimos disfrutar de la mejora comedia de la mano de Eva Soriano, Ignatius Farray o Iggy Rubin, además de acoger otros conciertos de artistas como Cimafunk, Vintage Trouble o Buhos.
Empezamos con una primera jornada más light, tanto por horario como por número de artistas citados, pero no por la calidad musical, donde el hip hop de Toteking y el rap de Rels B fueron los encargados de apaciguar las últimas gotas de agua que se habían avecinado previamente sobre el recinto. El primero, en plena gira presentación su nuevo álbum “The Kingtape”, dejó claro por qué es considerado unos de los principales referentes del hip hop nacional. El segundo, ante un público completamente entregado, puso a disposición de este su discografía al completo. Pudimos disfrutar de otros artistas como 31 FAM o Trueno, que hicieron vibrar a todo el público, así como de las actuaciones de otros grupos como Judelin o Free Sis Mafia, que también participaron en este primer día.
Las encargadas de poner a saltar a los primeros congregados del jueves no eran otras sino las integrantes del grupo Balkan Paradise Orchestra. Las catalanas, caracterizadas por la alegría y el buen rollo que transmiten, obligaban a moverse y saltar al ritmo de la tradición y el folclore, un huracán sobre el escenario al ritmo que marcaban sus dos percusionistas. Tras ellas, Stay Homas animaron el escenario principal al ritmo de canciones como “Volveré a empezar” seguidos por Molotov, que añadió el toque de rock a esta segunda edición.
Y, sin habernos dado cuenta, habíamos cruzado el océano para empaparnos de las melodías del puertorriqueño Residente, siendo de nuevo palpable la diversidad cultural y musical por la que apuesta este veterano festival. Con un ritmo vertiginoso, sin apenas descansos, René nos regaló su mejor rap, durante hora y media, desde arriba del escenario, mientras el público desde abajo cantaba todas sus canciones. El éxtasis llegó con los acordes de “This is Not America” o “Atrévete-te-te”. El marcado carácter reivindicativo de muchas de sus letras adquirió especial importancia al pronunciarse el artista sobre la diversidad cultural, la inmigración y el racismo, lo que fue muy aplaudido por el público.
Tras dicho atraco musical el colofón era complicado, pero para ello estaba Ninhodelosrecaos, que durante 45 minutos no paró de sorprendernos con fuertes giros musicales e inesperadas actuaciones sobre el escenario. Con una energía arrolladora, el de La Pegatina así lo consiguió y el público lo celebró hasta el último momento.
El viernes arrancaba con las actuaciones de nuevos artistas, pudiendo disfrutar de las canciones de Delafé y Las Flores Azules mientras el sol iba cayendo sobre la ciudad, dando paso a otros artistas de reconocimiento internacional y consolidado como Duran Duran y Jack White, que reunieron a multitud de asistentes en el Escenario Estrella Damm, mientras que en el escenario #CruillaEnamora pudimos disfrutar de uno de los mejores conciertos de todo el festival de la mano de Rigoberta Bandini, quien se ganó los aplausos de un público eufórico con todas sus canciones y que enloqueció con la aparición de la cantante Amaia, que subió al escenario para cantar el nuevo tema compuesto por ambas, “Así bailaba”, mientras se saltaba una gran comba en el centro del escenario al ritmo de esta canción alegre y combativa.
Otras actuaciones para destacar fueron las de Zahara y Dancetería en el Escenario Vueling, la primera con su estilo más electrónico, y estos segundos consiguiendo con su música que todo el mundo estuviera en pie, incluso en las gradas laterales del escenario. Para los amantes del jazz y el soul, si hubo un concierto mágico fue el de Vintage Trouble, que para algunos fue un grato descubrimiento y que contrastó con la música de los demás escenarios, ofreciendo con ello gran variedad de estilos musicales a los asistentes. Pero si hay una actuación que no podemos pasar por alto es la actuación de Niña Polaca, que, a pesar de no ser prácticamente mencionada en los canales oficiales, fue una de las más destacables del viernes. La banda madrileña-alicantina recibió un cariño increíble por parte de los asistentes, que estuvieron dispuestos a esperar en la larga cola formada para acceder a la carpa Four Roses, que incluso quedó pequeña, demostrando con ello que se trata de una de las grandes promesas del indie español más rockero. El momento más especial del concierto fue, sin duda, cuando la vocalista del grupo, Sandra, se mezcló entre los asistentes micro en mano para seguir cantando mientras el público la aclamaba con emoción.
Después de una jornada tan intensa, el sábado prometía ser un día muy especial para los asistentes del Cruïlla, que apostó sin dudarlo por una propuesta musical muy distinta a la de años anteriores y que fue un éxito rotundo e incuestionable. Empezamos la tarde escuchando las canciones de Ginestà bajo un caluroso sol que aún no quería despedirse, y pudimos vivir un momento muy especial cuando los hermanos barceloneses le dedicaron una canción a su madre, que se encontraba entre el público disfrutando del concierto.
Llegaba el momento más esperado, todo el mundo se dirigía al escenario Estrella Damm para poder ver de cerca la actuación de Juan Luis Guerra. De repente, parecía que todo el mundo se encontraba en el mismo sitio, intentando encontrar el mejor emplazamiento, y definitivamente valía la pena intentarlo, pues fue una de las mejores actuaciones de todo el festival. Durante la hora y media que duró el concierto, era imposible escapar de las buenas vibraciones, el ritmo tropical y la alegría que se contagiaba por todas partes: todo el mundo bailaba, sonreía, cantaba esas canciones que son capaces de unir a personas de generaciones tan distintas.
Antes del concierto de Rubén Blades llegaba el turno de Rozalén, que anunció al público la presión que suponía tocar entre Juan Luis Guerra y Rubén Blades, pero que sin ningún tipo de duda estuvo a la altura de lo que se esperaba. Fue un concierto maravilloso en el que, o bien sentados o bien de pie, disfrutamos con todos los temas de esta gran artista, que demostró estar a la altura de las expectativas y ser digna del escenario que le había sido asignado. Y es que no hace falta ser fan de esta gran artista para poder reconocer su talento, sus letras conscientes, reivindicativas y su gran empatía que tiñe todo lo que va creando.
Cuando terminó la actuación de Rozalén, prácticamente todos estábamos ansiosos para escuchar al gran artista que nos había traído el Cruïlla: Rubén Blades. En la misma línea de Juan Luis Guerra, el artista latino nos hizo disfrutar durante 2 horas y cuarto que para algunos parecieron un poco largas, no por la calidad indudable de la música que escuchamos, sino por la extensa duración del concierto, que se alejó un poco de las expectativas de un festival, en el que prima la variedad musical pero de extensión más limitada que un concierto al uso. No obstante, se puede decir que el artista demostró ser merecedor de su papel en el cartel del sábado, manteniendo en pie al público durante la totalidad del concierto, en el que se pudieron ver constantemente personas bailando con una sonrisa en los labios que no se borró hasta que este gran artista se despidió.
Cuando terminó la actuación, lo que más nos apetecía era un giro musical de 360°, y para eso estaba The Tyets en la carpa Four Roses, un soplo de aire fresco y un sinfín de canciones que nos hicieron bailar y disfrutar hasta el último momento en un concierto que se hizo realmente corto. Incluso me atrevería a decir que la mayoría de los asistentes nos quedamos con ganas de más, lo que evidencia la proyección que está teniendo este grupo en plena emergencia.
Parecía que el listón estaba demasiado alto, que sería imposible mejorar las actuaciones ya vividas, pero sorpresivamente aparecieron Tanxungueiras para dejarnos con la boca abierta, y es que las voces de sus integrantes nos dejaron a todos sin palabras. Y eso que ya sabíamos, tras su actuación para optar a Eurovisión, que teníamos enfrente a un grupo muy talentoso, pero aún así consiguieron que sus magníficas voces impactaran en cada uno de nosotros.
Y por si no hubiésemos tenido suficiente, decidimos asistir también al concierto de Cimafunk para cerrar este ciclo de conciertos, descubriendo un ritmo caribeño que nos sorprendió muy positivamente, y como no podía ser de otro modo, cerrábamos el Cruïlla 2022 por todo lo alto con Sofi Tukker Dj Set, exprimiendo hasta la última gota de talento en este magnífico festival del que aún nos estamos recuperando, pues la resaca emocional que nos ha dejado es difícil de superar.
Por todo ello, un año más podemos asegurar que el Cruïlla es uno de los festivales de referencia de la ciudad, apostando por estilos musicales muy diversos y por artistas de talento nacional e internacional, demostrando que en la variedad está la riqueza y que es posible congregar a una gran variedad de personas de distintas edades y gustos musicales en un único festival, y es que no se trata de un festival cualquiera, sino que por todas estas cosas podemos afirmar que el Cruïlla se ha ganado la fama que tiene y que seguirá siendo nuestro festival de referencia.