Hace diez años que se estrenaron tanto la primera temporada de Fargo como la de True Detective. Viendo el grandísimo nivel de ambas, me temo que va a pasar algo parecido a entonces, que probablemente TD va a acaparar todas las miradas, y eso que esta temporada del universo creado por los Coen no tiene nada que envidiarle.

Cuando se anunció que Noah Hawley estaba trabajando en serializar Fargo, fue inevitable sentir la desidia que suele provocar esos trabajos que nadie ha pedido. Esa desidia se fue disipando al ir conociendo el reparto y desapareció por completo con el piloto, la temporada fue maravillosa, de lo mejor de su año.

Borja Peinado

Borja Peinado

Redactor

El resto de temporadas han tenido sus altos y bajos, segunda y tercera a bastante buen nivel  y es verdad que la última protagonizada por Chris Rock, aunque digna, puede que fuera la más errática. Es ahora con la quinta con la que creo que todo vuelve al lugar que creó la protagonizada por Martin Freeman y Billy Bob Thornton.

Juno Temple es Dot Lyon, una aparentemente inofensiva ama de casa de Minessota con un pasado que no vamos a desvelar aquí por no joder el placer de descubrir el oscuro arco de su personaje. Antes de seguir, hay que detenerse en Juno Temple, porque está brillante. Creo que recientemente ya nos ha ganado a todos con su maravilloso paso por Ted Lasso, pero es que aquí está en un registro completamente distinto y nos va a ganar de la misma manera.

Sobre el pasado de Dot solamente diremos que está John Hamm, liberado de los cigarrillos de la quinta avenida, convertido esta vez en un sheriff mafioso, maltratador y corrupto del mid west.

El maravilloso trío de esta temporada lo completa la suegra de Dot, Jennifer Jason Leigh, una magnate al servicio del capitalismo más ultra, igual de mafiosa que Hamm, pero con un sentido de la justicia mucho mejor enfocado.

También hay que reconocer el trabajo de Joe Keery, Steve en Stranger Things, encarnando al primogénito del sheriff. Su papel como hijo en busca de la aprobación tóxica paterna hace olvidar al simpático gamberro de Hawkins.

Como el Fargo original está siempre presente en la serie, no es difícil buscar similitudes en algunos personajes. Esta vez las más claras tienen nombre. Por ejemplo, tenemos a la agente Olmstead, con cierto aire al personaje de Frances Mcdormand y por supuesto, a los criminales sin escrúpulos (Buscemi y Peter Stormare). Estos crápulas en la serie suelen representar algún tipo de encarnación del diablo. Si en la temporada iniciática era Bob Thornton el que daba vida a esta figura, esta vez es Ole Munch, interpretado por Sam Spruell, a un nivel de dar grima que llega a poner los pelos de punta.

Vamos a ser sinceros, a pesar de lo redonda que acaba siendo esta entrega, hay que reconocer que, tras un inicio muy bueno, la temporada tiene algún capítulo que nos va a poner a prueba en tolerar la repetición de la fórmula de persecución y escape. No diremos quién juega a ese gato y al ratón, aunque podamos imaginarlo, solo que hay que ser constante, pasar de esos momentos y tener fé en el hambre de western que Noah Hawley ha puesto en este guion. Porque esta antología se va moviendo poderosamente hacia un western de tinte feminista en el que las mujeres tiran de sororidad para intentar vencer al patriarcado en su forma más violenta y evidente. Y es un western con todas sus letras, con frases lapidarias que pueden no venir a cuento, con personajes marcadamente malos o buenos y con una atmósfera final entre Eastwood y Tarantino. Funciona a las mil maravillas. Ya se sabe, esta es una historia real y está completa en España en Movistar+.