SERIE DEL MES DE MARZO DE 2020

Reconozco que antes de acercarme a esta serie documental sabía bien poco sobre El Palmar de Troya. Sabía que en algún pueblo cercano a Sevilla había una iglesia gigantesca y poco más. Al parecer, algunos de los protagonistas que ofrecen su testimonio ya se habían paseado por gran parte de los platós de este país. Bien, cuanto menos sepamos, mejor.

La historia comienza con un secarral con poca sombra y mucha tierra en el que la mismísima virgen se le aparece a unas niñas que habría que haberlas visto. Era 1968, año de revoluciones sexuales, de pacifismo, de modernidad…en el resto del mundo, no en una España beata y tardo franquista.

Borja Peinado

Borja Peinado

Redactor

A partir de esta “aparición”, sale a jugar el mercadeo de la Iglesia Católica, ese que lleva toda la historia campando a sus anchas. Comienzan a acudir fieles, la gente empieza a donar dinero, el milagro empieza a crecer y llega una cabeza pensante que, gracias a su gran conexión con la Virgen y el señor misericordioso, ve la luz…del negocio de su vida, y a volar todo.

La cabeza pensante no es otra que la de Clemente Domínguez, primer Papa de la Iglesia Palmariana. Sí, Papa, de verdad que hay que ver esta serie para creerlo. Imagino que la diferencia entre las apariciones de El Palmar y otras a lo largo de la historia, es que en esta La Iglesia Católica perdió el control por completo, y gran culpa de ello la tuvo Clemente. Otra historia sería saber cómo Clemente pudo lograr semejante poder al margen del Vaticano en un país como este en plenos años 70. Quizá es el único punto ciego que encuentro en la serie.

Los cuatro capítulos narran de forma cronológica el auge y caída de esta locura de secta. Hay ocasiones en que cuestra mucho descifrar el guion de un documental, en este caso, la estructura es perfecta, como si la virgen hubiera puesto de su parte y no fuera culpa de Israel del Santo y Javier Pascual, director y guionista de la mini serie. El primer capítulo podría resumirse en el invent y el inicio de todo. El segundo se centra en la figura de Clemente como Papa. El tercero ahonda en el funcionamiento del interior de El Palmar. El cuarto, con Clemente muerto (sacro spoiler), es la locura máxima, el esperpento; Ginés (otro Papa) es su protagonista, digno de conocer.

La narración corre a cargo de expertos teólogos, testimonios de ex fieles, dramatizaciones e imágenes y audios reales que parecen sacados de Expediente Warren. Creo que de todos estos recursos, lo verdaderamente interesante son los comentarios de los ex fieles. Gente que abrió los ojos y tuvo que separarse de amigos y familia para poder salir de esta secta, porque eso es lo que hacía la Iglesia de El Palmar (y cualquiera) anular la voluntad de gente hambrienta de un sentido vital y de un sentimiento de pertenencia a algo. 

Son buenos tiempos para las docu series, Netflix lleva años inundándonos de True Crimes e incluso podemos encontrar la genial Wild Wild Cuntry, con muchas similitudes con nuestra serie del mes. En España últimamente ha hecho mucho ruido El Pionero (HBO), que decepcionó en cómo desaprovechó la forma de abordar la figura de Jesús Gil. Nada que ver con la interesantísima Muerte en León, que al igual que El Palmar de Troya, también nos trajo Movistar +.

Después de acabar la serie y  escandalizarnos por todo el engaño, el negocio, los abusos, la impunidad y la locura de El Palmar de Troya, puede que a muchos les surja una pregunta. ¿Es tan diferente esta Iglesia a todas las demás? Es decir, hay una obvia diferencia en cuanto a la radicalización y al aislamiento, pero…¿todo lo demás?