Estamos ya tan saturados de True Crime que los monstruos parecen ya productos de la ficción y nada parece ya sorprendernos, pero Carles Tamayo ha construido casi un subgénero propio “cazando” un monstruo tan real como repugnante.
Carles Tamayo es un periodista/youtuber con una capacidad asombrosa para la investigación y la comunicación, cosas que no siempre van de la mano. Su proyecto más notorio quizás fue el reportaje sobre el Palmar de Troya, pero su carrera ya cuenta con un buen puñado de proyectos denunciando pseudociencias y maguferías varias.
Borja Peinado
Redactor
El caso es que, en contra de lo que pueda parecer por el título de la serie documental, Tamayo no debería haber cazado a ningún monstruo. Lluis Gros, el monstruo en cuestión, era el gerente del cine de Masnou, localidad de origen de Tamayo, cuando este empezó a interesarse en el mundo audiovisual. Bien, cuando comienza a rodarse el documental, Lluis Gros estaba condenado a más de 20 años por numerosos casos de abuso infantil. Como hemos dicho, nada que cazar, hay un repugnante criminal con sentencia firme en total libertad, ¿qué pasa aquí? ¿Por qué narices no entra en prisión?
Para Tamayo (dicho por él), este es quizás el punto de partida para documentar la historia de semejante personaje, averiguar por qué no entra en prisión e intentar averiguar si hay todavía más casos de los judicializados para intentar conseguir un perdón por parte del monstruo en cuestión.
Se ha comparado esta serie con la archiconocida The Jinx, pero para mí es una comparación errónea, es cierto que puede tener un aire común, pero nada que ver.
En Cómo cazar a un monstruo, al contrario que en el documental de Jarecki, no hay nada de giros manipulados ni dudas de ningún tipo. Es por esto por lo que creo que no es un True Crime al uso, porque el “Crime” ya está probado y juzgado y no hay espacio para el sensacionalismo, por lo que la denuncia queda marcada de forma clara y honesta.
Al acompañar a Gros en su día a día de monstruo narcisista, mientras se descubren más y más casos de afectados, estamos viviendo el True Crime en tiempo real. Algo falla en la sociedad y en la justicia cuando un depredador sexual de menores ha pasado tantos años campando a sus anchas y encima no entra en prisión en el momento en el que se le condena. Y si se estaban preguntando si la Iglesia, probablemente la mayor cuna de pederastas de este país, tiene algo que ver en el caso, no hace falta responder, también puso su granito de arena.
Cuando decimos True Crime en tiempo real no hay nada de figurado, es exactamente eso. El tercer capítulo se convierte en un auténtico thriller, ayudado por una serie de casualidades que parecen estar guionizadas, el cliché de la realidad supera a la ficción aparece para ponernos de los nervios y para, esto seguro, empezar a gritarle a la tv por la impunidad que el sistema que tenemos otorga a muchos de estos monstruos.
Ojalá y el éxito que parece que el documental va a tener permita a Carles Tamayo elevar su voz y continuar con más proyectos, bien en esta línea o bien en ficción, su verdadero sueño. Lo que está claro es que con esta docuserie de tres capítulos ya ha hecho historia en el audiovisual de este país.