Madrid, 17 de enero de 2019. Sala El Sol

Seguimos a Chelsea Boots después del gran lanzamiento de su primer disco “Guilty Pleasure” en el Ochoymedio donde nos enamoraron, hasta la mítica y madrileña sala Sol. 

Con una sala bastante llena teniendo en cuenta que solo tienen un disco a sus espaldas y sin teloneros acompañando, Chelsea abrió con DWCME (Don’t Wanna Close My Eyes), su tema más funky. Es curioso que muchas bandas comiencen cantando en inglés (Love of Lesbian, Sidonie…) para luego volver a su idioma materno. ¿Sucederá lo mismo con Las Botas de Chelsea?

Carlota Gómez

Redactor & Photo

Santi es el cantante y protagonista en los shows. Se podría decir que nació para esto y lo sabe. Se mete al público en el bolsillo con sus movimientos de cadera y sonrisa picarona que hacía suspirar a más de uno en primera fila. Canta y toca la guitarra siempre enfundado en trajes Inditex. 

Se atrevieron con una versión un tanto arriesgada. Tras varios conciertos podemos decir que les gusta terminar de ganarse a sus fans con una buena cover. Esta vez, pasaron de los clásicos (This Boots Are Made for Walking) a algo más actual: Hold on, de Drake. Teniendo en cuenta que el 70% del público estaba conformado por padres y amigos de padres, es de entender que no tuviera la acogida que se esperaba. Aún así, chapó, les quedó muy bien. 

Es curioso el público que mueven. La afluencia de público adulto es entendible, son un grupo muy joven y cuando uno empieza necesita mucho del support de amigos y familiares. No es tanto la edad sino el estilo. Seamos claros, es una banda de pijos para pijos. No es un Carolina Durante que ha llegado al público más pudiente casi sin querer. Son chicos de bien tocando para un público de bien. Por un lado me da pena, porque realmente tienen una calidad musical y un directo muy bueno y creo que deberían llegar a un público más general. 

Dani es el guitarra, corista y estilista de la banda: es un amante de los riffs y de tirarse al público cuando puede, haciendo que suba el nivel de los conciertos. La ecuación Dani + Santi en el escenario funciona maravillosamente. 

Guilty Pleasure, canción que da nombre a su disco y resume perfectamente el aire desenfadado, fresco y alegre que caracteriza a esta banda sonó esa noche. Junto con su hit numero uno, Natalie, una canción perfecta para corear, que cuando la escuchas sientes que te transportas a los 90 de golpe. Un temazo. 

Son un grupo muy agradable de ver, donde te lo pasas bien, bailas un poco y cantas otro poco. Si tienes la oportunidad de verles, te lo recomiendo 100%. A mí ya me han ganado y pienso seguir yendo a todos sus bolos, sobre todo por saber qué cover tienen pensada para su próxima actuación.