Madrid, 27 de febrero de 2019. Wizink Center

Vuelo chárter directo, Wizink Center – Isla Moretina vía Papaya Airlines, el concierto al que tienes que ir para ser socialmente aceptado en Instagram.

Últimamente, Wizink center y la frase “Sold Out” van de la mano;  ya lo vimos hace pocos meses con “La M.O.D.A.”, “Lori Meyers” y ahora lo logra “Carlos Sadness”, en su formato Ring.

Carlota Gómez

Redactora

Manuel León

Manuel León

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Era una no tan fría noche de febrero donde todos los presentes nos convertimos en pasajeros de un vuelo que iba directo al verano. El comandante Sadness escogió a una tripulación muy peculiar para acompañarnos a lo largo de un trayecto de 2 horas y 10 minutos: Natalia Lacunza, Alfred García y  David Otero. Todos participantes de Operación Triunfo. 

Había pasajeros de todo tipo esa noche, adultos ‘viejóvenes’ con sus collares hawaianos, niños y niñas con sus padres, grupos de chicas veinteañeras que parecía que se iban de despedida de soltera… como en todos los aviones, siempre hay de todo y todos se ajustaron el cinturón para despegar con “Perseide” y después “Hale Bop” que casi nos hizo sentir que viajábamos al espacio exterior y no a una isla de verano permanente.

El avión sobrevoló los grandes hits de “Sebastian Bach” y “Te quiero un poco” muy coreadas y queridas por el público, hasta “Días Impares”, la canción favorita del comandante. Con esta banda sonora de fondo, abrías tu ventanilla y pensabas que estabas en el espacio exterior por la cantidad de lucecitas que se iluminaron.

Los momentos triunfitos llegaron sin casi saber quiénes eran. Si tenías menos de 24 años seguramente no tenías ni la más remota idea de quién estaba encima del escenario (cláramente fue mi caso). Todos sabemos que Carlos es un 50% influencer y 50% músico, pero tanto OT nos hizo pensar que quizás este concierto se dejó llevar un poco más por los hashtags que por la música. 

Tampoco hubo escala ni teloneros. No se le dio oportunidad a ninguna banda local de darse a conocer un poquito más ante nada más y nada menos que 7000 personas.

El avión aterrizó sin muchas turbulencias, para que todos nos pusiéramos el “Bikini” después de habernos tragado un documental de arte llamado “Kandinski”. Al abrir las puertas del avión se encendieron unas enormes palmeras de neón que nos señalaban que ya habíamos llegado al Estado Sadness; un estado donde el verano no es una estación, sino una forma de vida. 

El decorado de todo este trayecto dejó un poco que desear: dos flamencos rosas como los que ponías en el jardín de tus ‘Sims’, con una maceta llena de plantas tropicales en el medio (solo para la foto) y todo encuadrado con tres telas blancas que caían de forma desigual formando un ring que tiraba más a lo cutre que a lo ‘chick’. El Wizink ofrece miles de posibilidades estéticas y quizás tanta variedad les aturrulló y tuvieron que tirar a lo básico. 

Con un set de 29 canciones, Sadness repasó toda su carrera; aunque se centró demasiado en sus últimos trabajos y poco en “Ciencias Celestes”, su mejor LP en mi opinión. Menos “covers con triunfitos” y más “Feria de Botánica”