Rivas-Vaciamadrid, 6 y 7 de octubre de 2023. Auditorio Miguel Ríos
Tras el rotundo éxito de las diferentes ediciones celebradas en suelo levantino, en este 2023 el Pirata Beach Festival zarpó de las playas de Gandía, poniendo rumbo a la hasta ahora inexplorada tierra madrileña. Eliminando el correspondiente apelativo del nombre, desembarcaba como el Pirata Madrid Festival en uno de los recintos mejor preparados para este tipo de eventos. El auditorio Miguel Rios de Rivas Vaciamadrid fue el lugar seleccionado para acoger a los 13 grupos que componían esta primera edición en la capital.
Ángel Muñoz
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Con el Sold Out colgado días antes de la celebración, fueron los máximos exponentes del rock, ska y rap nacional los encargados de ponerse a disposición de los asistente para hacer las delicias durante las dos jornadas de duración.
En una primera jornada gobernada por el rap de Los chikos del maíz, Sons of Aguirre o Lagrimas de sangre, los interludios de Nativa y Trashtucada supusieron un oasis de desconexión, entretejiendo un viaje donde los valencianos de Zoo ponían el broche final.
Regía el calor sobre el recinto madrileño cuando los de Chiclana se subían sobre las tablas para, al ritmo de “Penelope”, dar la bienvenida a los primeros asistentes del día en torno a un espectáculo redondo, no libre de percances, en el que, cerca de la recta final del concierto, el sonido sufrió una breve caída, a la que no dudaron en sobreponerse. Tras ellos llegaba el turno del “Velociraptor Vegano” de Sons of Aguirre & Scila mientras se acariciaban los últimos rayos de sol.
Ya con el sol escondido bajo el horizonte madrileño, los valencianos de Nativa ponían la dosis de buen rollo con un directo arrollador, a la altura de las expectativas, mientras “Rua na selva” o “Lluvia de Abril” eran coreados y bailados a partes iguales.
Volviendo de nuevo a lo mejor del rap nacional, Lágrimas de sangre y Los chikos del maíz se sucedían sobre el escenario para, respectivamente, hacer las delicias de los amantes del género con sendos set list trabajados y cuidados hasta la extenuación. Con temas como “Cuando sale el son con” , “Voy a celebrarlo”, “No pasarán” o “Comanchería”; conseguían que la temperatura de la pista, lejos de apaciguarse, se mantuviesen a la altura de los niveles diurnos.
De esta manera se llegaba al último artista del día. Zoo, en la que será la única fecha del año en Madrid. Como no podía ser de otra manera, el marcado carácter reivindicativo de sus principales trabajos reinaban sobre un ambiente completamente encendido con la propuesta de los valencianos, donde los ritmos electrónicos de “Tobogan”, “Estiu” o “Esbarzers” no faltaron.
Si durante la primera jornada el rap fue el eje sobre el que giraba la propuesta del recién nacido festival; el rock y el punk lo fue de esta segunda. Con un horario un poco incomprendido por los asistentes, Envidia Kotxina y Reincidentes eran los responsables de abrir el ciclo bajo un “día veroñal” quizás más próximo del verano que del otoño.
Tras ellos, uno de los platos fuertes del día, “Boikot” y su potente directo hizo retumbar el recinto al completo. La fuerza que muestran sobre el escenario solo es equiparable a la energía de un público completamente entregado a los madrileños. “Jarama”, “Kualquier día” o “Hablarán las calles”, se apuntaron a la fiesta.
Y de esta manera llegaba el turno de “Soziedad Alkoholika” y “El último que zierre”. Si el primero hacía deleite del punk más hardcore, los segundos se lanzaban con el punk mas rockero que tanto les caracteriza.
A las puertas de un “gran parón indefinido sin fecha de regreso”, la banda de ska por excelencia se despedía temporalmente (esperemos) de la capital bajo el anuncio “hasta siempre Madrid”. Los vallecanos Ska-P, lejos de mostrar síntomas de cansancio o agotamiento, forzaron a un auditorio abarrotado hasta la extenuación donde, los mas que conocidos “Mis colegas”, “A la mierda” o “El vals del obrero” supusieron un antes y un después en esta última jornada del festival.
El punto y final del evento corría a cargo de los sevillanos de Narco. El tan característico “rap metal” de la veterana banda terminó de quemar las últimas reservas de energía de un público que disfrutaba de la presencia de “Yoni el robot” sobre el escenario.
De esta manera culminaba una primera edición que, visto los positivos resultados y el buen trabajo realizado, todo apunta que no será la única.