Santander, 4 y 5 de agosto de 2023, Campa de la Magdalena

El Santander Music volvía, un agosto más, a la península de la Magdalena en un formato ahora de dos días, dejando atrás la jornada del jueves, para concentrar el mundo “indie” en dos jornadas que se prometían intensas en la capital cántabra y que se fueron diluyendo como un azucarillo en la lluvia, habitual en estos lares, y que trastocó un poco los planes del día fuerte de esta edición. Pero vamos por partes. Contamos nuestra primera incursión en un festival al que llegamos porque da la casualidad de que los planes veraniegos familiares de este año aterrizaban en Cantabria y claro, ya que estamos aquí, pues olemos música y nos lanzamos a por ella.

Sara Fernández

Sara Fernández

Redactora

Fernando Tello

Fernando Tello

Redactor & Photo

El viernes llegamos a la zona de conciertos ubicado en la península más famosa de Santander. Aparcamos el coche en el parking de la playa del Camello y en tres minutos estábamos a la entrada de la campa de la Magdalena recogiendo las pulseras para entrar por el backstage del escenario principal para entrar al recinto.

La campa se mostraba lustrosa aunque algo falto de verde, pero el sitio, y el buen gusto de todo lo que envuelve el festival hace del Santander Music una opción muy grata de vivir un festival de formato medio-pequeño muy interesante. Una experiencia así en verano, donde tienes que llevar manga larga no tiene precio y eso lo tienes aquí, aunque a veces, el mal tiempo se pasa el juego e incomoda a los asistentes. Llegamos aún así con el tiempo justo para ver el despliegue en el escenario secundario de Depresión Sonora, primeros con los cambios de horario, y que dieron un bolazo considerable, de esos que piden un hueco más importante en el plan del día. El escenario, bonito, pero tanto que lo hacía muy poco funcional. No suelo jugar a ser adivino, pero ya son muchos festivales y conciertos a las espaldas y si que se me ocurrió pensar que si la lluvia hacía acto de presencia, en ese escenario lo iban a pasar muy mal para poder hacerlo funcionar. Y mientras pensaba todo eso y se oteaba el mar en el fondo, los Depresión Sonora despertaban el interés de los que no los conocían y encandilaban a los fieles que los había y muchos.

Second inició el camino de dejar la música hace ya un tiempo y quizás les está sobrando ese cartel de gira final. Están, eso sí, más liberados de una presión que quizás antes tenían, el de banda que intentaba despuntar y ser referente pero que no lo conseguía. El desgaste hizo lo demás y es normal. Llevaban un tiempo sin mostrar nada nuevo, encallados en una casilla sin avanzar.

La chilena Ana Tijoux volvió a marcar el festival de reivindicación feminista, y que siga siendo así, por favor, que nunca nos callen. La cultura tiene esa voz y Tijoux, con sus letras, pone en lo más alto esa lucha en favor de los derechos de las mujeres y contra la violencia de género, esa que muchos quieren negar con sus votos en las urnas y la censura en sus mandatos. Gran concierto el de Anita Tijoux acompañada de forma magistral por una banda fantástica, que arropan de la mejor manera posible esas interesantes letras.

La primera jornada del Santander Music llegaba, para nosotros, casi a su fin, pero antes de que culminara Joe Crepúsculo, a ritmo de baile de altos vuelos, Soleá Morente fusionaba muchos ingredientes en el pequeño escenario Playa. Es tan variado, que las mezclas, a veces, se hacen complicadas, suena flamenco, pop, indie, guitarras, soul, funk, y seguro que más. Esto hace que sus bolos sean un poco  aunque reseñables. El broche lo puso la colaboración de Guille Milkiway cantando mano mano con Soleá, justo antes de salir corriendo para subir al escenario principal.

La Casa Azul nunca defrauda a sus grandes fans, y además se hace muy atractivo y bastante ameno a los que no lo somos tan-to. Lo de conocer las canciones hace mucho, aunque solo sea de oírlas en anuncios de la tele o en multitud de radios e hilos musicales. Es lo que tiene ser un genio, que apareces en multitud de sitios. Y la puesta en escena es magistral, todo muy bien cuidado y con un gusto exquisito. Hace vibrar al público y todo el mundo sale de sus conciertos con una sonrisa de oreja a oreja. Para terminar el día nos quedamos a los primeros temas de  los SFDK. La banda de hip-hop sevillana no solo sigue con toda la fuerza de siempre, sino que tiene una puesta en escena genial aunque sencilla y un técnico de luces que habría que pagarle como al que más. Ganas de quedarse sólo por ver sus combinaciones de colores, siempre con un gusto extra, que no todo el mundo tiene en esos mandos, pero el cansancio después de un día muy largo, ya se apoderaba de nosotros.

La segunda jornada empezaba con Queralt Lahoz en el escenario principal. No llegamos a verla, aunque después sí que la vimos a ella disfrutar de La Moda a tope en las primeras filas. A lo que sí llegamos fue a la gran cantidad de agua que descargaba en la ciudad de Santander. Aquí viene el tirón de orejas a la organización. Si tienes un festival al aire libre en una ciudad en la que  muchos años se ha puesto a llover el 1 de julio y ha parado el 15 de agosto, no puedes tener un escenario que si llueve tienes que cancelarlo entero. La organización es impecable, y es por eso que estos errores no deberían cometerse. El agua hizo que se cancelara toda la programación del pequeño escenario Playa, con Reyko, que si tocó en la sesión vermú del Espacio Botín, Dani y Alice Wonder, que no son los cabeza de cartel, pero que hacen completar un festival y seguro que hacen felices a mucha gente. Además limitas a una programación en un único espacio que hace que los tiempos muertos sean interminables hasta que el escenario queda de nuevo configurado.

Asi que, esperamos, con música de fondo pinchada por las Compañeras de Piso, a que salieran a escena La Moda cuando más agua descargaba el cielo. Y en el primer guitarrazo de David Ruiz, se apagó todo. Caída total de la electricidad y vuelta al backstage a ver si se puede solucionar. No parece serio, que se caiga todo, por mucho que llueva, y más cuando te las das de que la lluvia no es problema para el festival. Afortunadamente los burgaleses volvieron y dieron un concierto de los suyos, impecable en el sonido y con su estilo inconfundible. Lo siento por sus fans, que los tienen y muchos. Creo que son una gran banda como concepto. Bonachones, amigos, bastante conjugados, de esos con los que te irías a tomar unas cañas cuando fuera, pero también pienso que han entrado en un bucle que la segunda me parece igual que la tercera e igual que la quinta. Y eso cuando llevas una hora de concierto, hace que te distraigas con lo que sea. Yo lo hice con un Yakisoba vegetal en la zona de restauración, muy bien preparada y con variantes imprescindibles ahora con tanta diversidades de alimentaciones. Yo no tomo carne y no tuve problema para poder elegir variado.

Y el plato fuerte eran unos chicos de Murcia que hace bien poco, llenaban salas de cien personas y ahora, después de tres discazos descomunales llenan festivales. Y hasta ahí puedo leer, como se decía en un conocido concurso. El último trabajo de los “Suecos” es fallido, y eso se demuestra después en el escenario en esta nueva salida a la carretera. Llegan hipervitaminados, corriendo de un lado a otro sin un rumbo fijo en un escenario que se les vuelve demasiado grande en tamaño. El sonido ha bajado muchos kilates, y las canciones no suenan como antes. Es como si las hubieran revisado y algunas no a mejor. Hasta el punto de no saber lo que suena hasta que entra el estribillo y deduciendo por las letras. Y de repente sale un saxo a no hacer nada en una guerra entre él y la guitarra de Val, que no va a ningún lado. Un poco sin sentido. Solo se salvan los audiovisuales, pero después de dos años y un disco de por medio la sensación mía es de que estos no son los mismos Viva Suecia que no paraba de ver en conciertos y daban auténticos bolazos de indie-rock sin distracciones y con un sonido impecable. Algo ha cambiado. Y no pudimos casi ni terminar el concierto. Eso sí, vimos a parte de La Moda subir al escenario, en esas cosas que sólo pasan en estos festivales y tardes de prueba de sonido y charlas en el backstage. Si, nos perdimos la parte bailable de Iseo & Dodosound y el desparpajo de Ladilla Rusa y su fantástico pop de humor que despliegan, pero ya teníamos bastante. La sensación de nuestra primera vez en el Santander Music es positiva. Fantástico festival, por su sitio idílico, gran organización, lástima el tema de la lluvia, pero seguro que han tomado nota y el año que viene, que volverá a llover, todo estará preparado al cien por cien. No lo dudamos. Volveremos, y es una opción muy buena cuando quieres huir de festivales calurosos. Porque lo de estar con la manga larga en pleno agosto no tiene precio.