Madrid. 6 de julio de 2023, Espacio Mad Cool.

Arranca la sexta edición de un Mad Cool que da un nuevo paso en su andadura en la capital. Se vuelve a trasladar de ubicación, al que parece que será su sitio definitivo, en un proyecto que no solo se enmarca en el festival multitudinario madrileño, sino que entra en escena un espacio donde se realizarán otros eventos musicales que llegarán a la región y del que ya se van desvelando fechas próximas. El festival nació en la Caja Mágica con The Who como bandera y ha ido creciendo mucho en estos años, pandemia de por medio, pasando por Valdebebas y volviendo al distrito madrileño de Villaverde donde, si los vecinos no lo impiden, se quedará para los restos, con un proyecto a largo plazo que incluye una inversión y reordenación urbanística para crear “La Ciudad de La Música”. 

Sara Fernández

Sara Fernández

Redactora

Fernando Tello

Fernando Tello

Redactor & Photo

Un proyecto ambicioso que arranca hoy con el primer día del Mad Cool y que veremos como se desarrolla en los próximos años. El nuevo recinto es grande, muy grande, mas cuadrado y aunque quedan cosas por pulir, parece que mas accesible en general. Mucho más accesible, con espacios grandes y cómodos. Los trasiegos de gente a veces se complican teniendo como punto más conflictivo la salida del tercer escenario que se transforma en un cuello de botella en determinadas ocasiones.

En el escenario principal aparecen City and Colour, con Dallas Green, músico canadiense que se embarcó en solitario en este proyecto paralelo de la banda de post-hardcore Alexisonfire, que tantos éxitos les dio en la década de los ’00. Concierto sobrio, para un pequeño puñado de espectadores, en un recinto que, poco a poco y con paciencia y tardanza, iba llenando sus diferentes espacios.

Coincidencia de horarios, que no de estilos, The Offspring hizo volar a los noventa a los que disfrutamos de esa época en toda su efervescencia. Los californianos, con Dexter Holland a la cabeza vienen a presentar su último trabajo “Let the Bad Times Roll” y lo hicieron junto a los éxitos de toda su carrera en un bolo de algo más de una hora. Y es que el punk es lo que tiene, canciones cortas e inmediatas, aunque ahora lo combinan con largas oratorias que hacen que el setlist se acorte.

Un poco antes, en el escenario 3, denominado para la ocasión como Región of Madrid, salió a escena el escocés Paolo Nutini, presentando el cuarto disco en los casi veinte años de carrera. “Last Night In The Bittersweet” es una nueva luz en el camino de un Nutini que pensábamos caído después de la falta de acción durante tanto tiempo. Comienzo fulgurante con psicodelia incluida, en un concierto magnífico que no supo a poco. Coqueto escenario, el tercero en importancia que le venía como un guante a un Pablo Nutini que merece mucho la pena y que se merece un vistazo en sala para ver un concierto solo suyo, fuera de los márgenes que marca un festival.

Mientras las young bands saltaban a los escenarios era un buen momento para reponer fuerzas, con una carta entre food tracks y casetas más que suficiente, con mucha variedad y que simplemente tenía el pero de la falta de mesas, aunque lo suple bastante bien el césped artificial que se reparte por todo el recinto.

Los 1975 partieron el escenario y llenaron el espacio por encima de sus posibilidades. Mientras nosotros nos quedamos un rato en Machine Gum Kelly, con una puesta en escena estratosférica que siempre enmascara lo que realmente debería tener una banda, buenos temas y buen sonido. Para los fanáticos, seguro que maravilloso, para los que buscamos otra cosa, insuficiente a todas luces y fuegos.

La banda de shoegaze y post-rock Sigur Rós viene desde las tierras altas con su música minimalista y su falsete para presentar su novísimo trabajo “Átta”, el octavo de su carrera. Anunciado casi por sorpresa, da continuidad a “Kveikur” diez años después, y nosotros estamos encantados. Esto es café para los muy cafeteros, y esos son los que nos encontrábamos en el escenario. Maravillosa banda, estos Sigur Ros, con sus sonidos electrizantes, rallando la banda sonora de tu vida. 

El plato fuerte de la jornada para la mayoría de los que están en la explanada del nuevo Mad Cool es la actuación del británico Robbie Williams, incluso para los políticos y sus familias, allí presentes, bueno, para eso es la jefa de la región. No pilló el Falcon para llegar, pero si que usó sus influencias para conseguir el reservado para todo su séquito. Locuras de jovencita. El repaso de Robbie fue antológico a toda su carrera, interactuando con el público, contando historias, y haciendo reír a todos los que llenábamos el escenario principal. Sonido brutal el de una banda maravillosa y un punto a su favor interpretando “Don´t Look Back in Anger” de unos chicos de Manchester, como él mismo dijo. 

Y para terminar la noche, que mejor sonido que el desplegado por los escoceses Franz Ferdinand con Alex Kapranos a la cabeza. Eléctrico siempre y con un saber hacer en el escenario que engancha a cualquiera que oiga los acordes de todos sus hits, que son prácticamente todos sus temas. Buena jornada, la primer de este nuevo Mad Cool, en un recinto muy interesante, con buena perspectiva, esperemos a ponerle a prueba, sobre todo con un sábado en el que se espera lleno total.