HASTA LUEGO
Madrid. 9 de septiembre de 2024, Sala La Riviera
Las 20:30 y la Riviera está llena hasta la bandera por segundo día consecutivo. Una década después, Vetusta Morla vuelve a esta sala. El sentimiento es raro, un público nervioso y ansioso espera a un grupo español que lleva años y años llenando Wizinks y estadios. Es como un viaje en el tiempo sentimental, un agujero de gusano que nos lleva a cuando Vetusta Morla tocaba en salas de toda España. Esa era tan lejana en la que las salas seguían siendo sagradas y las conversaciones se tenían antes de los conciertos en los bares de los alrededores en lugar de hablar y hablar mientras los grupos tocaban.
María Rueda
Redactora
Borja Peinado
Redactor
Cuando el grupo aparece y empieza a sonar Puentes, nos sirve para volver de nuevo al presente, como si no hubiera pasado tanto tiempo desde sus últimas salas. No hay nada del artificio tan cuidado que Vetusta ha ido puliendo en grandes recintos. Solo el grupo a corazón abierto y la audiencia entregada desde el primer momento. La tirada inicial sigue con Discurso del Rey y las bailongas Fiesta Mayor y Golpe Maestro. La verborrea de Pucho se arranca para darnos la bienvenida festejando el cariño, el amor y la amistad. Qué importante es esta palabra para este grupo, sin ella, Pucho, Guille, Juanma, Jorge, Álvaro y David el Indio no habrían llegado hasta este 9 de septiembre de 2024.
Suenan los acordes de Figurantes, una joya del último disco, para después seguir con el “clasicazo”, que llamó Pucho, a Un día en el mundo. No hay fan que no la cante a pleno pulmón. Repasamos unos cuantos temazos pasando por toda la discografía hasta la emotiva Finisterre. Tomamos aire mientras Pucho acude a su cita con el discurso social antes de la canción dedicada a la ciudad que les ha visto crecer como grupo. Ay Madrid es un canto al amor-odio sobre lo que, cada vez, empieza a doler en lo que se está convirtiendo la capital. Copenhague, La Vieja Escuela, Mapas, Sálvese quien pueda, Valiente y Saharabbey Road entre otras, han sido las encargadas de acompañarnos en esta parte del concierto. Si os paráis a pensar, seguro que alguna de ellas han formado parte de algún evento importante de vuestra vida y por eso se han convertido en himnos.
El lalalala…de Saharabey siempre ha sido un buen momento para dejarnos solos antes del paripé de los bises. Tras el descanso de rigor, Pucho y Guille vuelven solos para aparentar intimidad en el escenario con Catedrales. Dice la letra en cierto punto: “Ya no lo sigo con ansia, hoy solo pido salir de aquí. Cortar la cuerda del ancla, sin miedo a dejarlo ir”. Podríamos tomar estas palabras para expresar lo que sentimos en esta noche tan especial y dejar ir al grupo a su merecido retiro, pero cuesta trabajo apartar el miedo a que el hasta luego se convierta en adiós. El grupo vuelve a arropar el escenario y Pucho se toma un buen tiempo en agradecer a todo el equipo que compone Vetusta Morla.
Estamos llegando al final y la emoción no deja de subir. Los buenos es el guiño que los más cafeteros estaban esperando y Cuarteles de Invierno nos lleva al colofón final con Los Días Raros. La canción que abría los conciertos de la Gira de Mapas poco a poco fue convirtiéndose en el cierre perfecto a cada cita con los de Tres Cantos. Y con este hasta luego y este conciertazo, Vetusta nos deja entre lágrimas a La Deriva, esperando que se nos haga corta la espera en la que nos vuelvan a lanzar un Cable a Tierra y nos volvamos a convertir en Figurantes de sus historias. Aquí estaremos, en el mismo sitio, pero en distinto lugar, siempre esperándoles con los brazos abiertos.