Madrid. 30 de mayo de 2025, La Caja Mágica

La jornada del viernes, claramente pensada para los mayores de treinta, arrancaba de la mano de Las Dianas y su ácido punk-pop bien aliñado de actitud, una de las bandas con las que más disfrutamos en directo, su concierto se nos pasó volando a pesar de los treinta y cuatro grados que marcaba el termómetro. Los cordobeses Viva Belgrado, una de nuestras debilidades, ocupaba el escenario Tomavistas con nueva formación tras la incorporación de Cris G. Sánchez (Dreyma, Tirana) al bajo. El concierto supuso un imponente repaso al sensacional “Cancionero de los cielos”, uno de los mejores discos nacionales del año pasado, al que añadieron algunos temas de su repertorio clásico más hardcore. De todas las veces que les hemos visto en directo esta última fue en la que mejor sonido consiguieron arrancar, consiguiendo mantener el delicado equilibrio entre voz y muro de guitarras. Una delicia.

Fernando Tello

Fernando Tello

Redactor & Photo

Pakito Serrano

Pakito Serrano

Redactor

Carlangas y sus Cubatas, expertos instrumentistas curtidos en mil verbenas, pusieron a bailar a todo el Tomavistas con las canciones de nuevo disco “Bailódromo Vol. I”, un cóctel endiablado de diferentes ritmos de baile, desde la música disco al punk, pasando por el tropicalismo y la rumba flamenca. Tampoco faltaron los clásicos de Novedades Carminha, especialmente celebrados. Ni siquiera el calor asfixiante pudo con las ganas de divertir y divertirse de estos obreros del indie. Por cierto, Carlangas dio la noticia del año, se casa Natalia Ferviú, quien subió al escenario para cantar con él para celebrarlo.

Carlos Ares presentó su reciente nuevo álbum, “En la boca del lobo”, que viene a suceder a “Peregrino”, su primer álbum como artista que le valió el premio MIN al Mejor Álbum de Pop del 2024 y con el que ha conseguido seducir a público en salas y festivales de todo el país. El directo del coruñés es infalible. El productor gallego se acompaña de una increíble banda ((varias guitarras, bajo, violín y teclado), que además de entregar buenas interpretaciones, se lo goza en el escenario y muestra una actitud desenfada y festiva que contagió a todos los asistentes.

Los británicos Doves, un clásico del rock, llegaba a Madrid inmersos en la gira presentación de su nuevo trabajo “Constellations For The Lonely”, sin Jimi Goodwin pero con Jez Williams asumiendo el liderazgo. Pudimos constatar que la banda no ha perdido cualidades con los años, siendo capaces de repartir sin alardes, pero con suma eficiencia, altas dosis de emoción y euforia de factura tremendamente ornamentada. Love of Lesbian, otro clásico, pero esta vez del indie nacional les sucedía en el cartel. Los lesbianos repasaron su carrera con una impecable capacidad técnica, la propia de una banda perfectamente engrasada y compenetrada, pero con un espectáculo bastante monótono que solo se animó con el cierre de “Club de fans de John Boy” y con la aplaudida condena al genocidio que Israel está cometiendo en Palestina. La escasa afluencia de público en su concierto confirmó el difícil encaje del grupo en el cartel del festival.

Trepidante y arrollador fue el paso de Parquesvr por Tomavistas. Con la pista del escenario pequeño a reventar y un pogo perpetuo en primeras filas los madrileños se entregaron de lleno a su rock cargado de mala leche e inteligencia lírica. Con tres discos y multitud de singles en el mercado, el directo de Parquesvr se convirtió en una ruleta rusa de hits en la que la pistola está repleta de balas y siempre en manos de un Javi Ferrara rapidísimo de reflejos y más lúcído como frontman que nunca. Uno tras otro se fueron sucediendo los trallazos, “Alfredo’s”, “Juancarlista”, “Todos menos tú”, este dedicado especialmente a la presidenta la Comunidad madrileña, hasta la llegada a la cumbre con el pelotón desatado de “Lance Armstrong”. Recuerda gregario, si tu líder pasa por tu ciudad debes volver al pelotón.

El broche de oro a un día de grandes conciertos lo ponía el canadiense Caribou que hizo las delicias de los amantes de la electrónica interpretando sus canciones de forma totalmente orgánica. Una potente y necesaria demostración de que la electrónica puede ser llevada al directo con banda de forma elegante y efectiva. Un concierto para cerrar los ojos y dejarte llevar al último confín del baile.