El proyecto de Zahara y Martí Perarnau IV se fusiona con el cantautor lisérgico en una breve y sublime aleación llena de coincidencias —también— numéricas: BCN 747/CHEVY 57

Gemelos cósmicos. Una de las múltiples formas (cosmic twins, birthday twins, time twins…) en que los anglosajones se refieren a los nacidos el mismo día, sean o no del mismo año. De los habituales verdes campos semánticos del castellano, aquí Cervantes & Co. no nos ofrece más que el humilde pedregal de llamarlos coetáneos… Eso es lo que son el álbum de _juno _BCN747 (17/2/2023), y el de Ángel Stanich Camino Ácido (17/2/2014), una disco-efeméride que podría dar —para quien crea— una explicación cósmica a tantas casualidades…

La primera visión la tuvo —cómo no— María. María Zahara, que en un instante, durante la gira del año pasado, se imaginó a Stanich haciendo suya la canción homónima que abre _BCN747. Tan convincente y tenaz fue su revelación que no pudo más que hacérsela llegar al imaginado. Cuando Ángel escuchó el tema, sintió que algo “entre melódico y espiritual, tan claro como confuso”, le llevaba a una canción pérdida de sus inicios: CHEVY 57. Una canción inédita de la época de su Camino Ácido, en la que curiosamente uno de sus protagonistas (Frankie) también vuela en Boeing 747.

 Esto ya hizo pensar a los implicados que aquí —más que gato— había Doraemon encerrado (no es una referencia gratuita…), y no pudo más que acelerar la ilusión y la curiosidad por encontrar ese momento de juntarse y materializar la fusión. Han sido sencillamente esas ganas las que parecieran elevar la casualidad a divina providencia, al coincidir —para más inri— el décimo aniversario de Camino Ácido y primero de _BCN747 (esos gemelos cósmicos) con la publicación de este doble sencillo.

La portada de BCN 747/CHEVY 57 (de Guillermo Guerrero basada en una fotografía de Bitz Sanz) esconde —más allá del homenaje hinchable al Animals de Pink Floyd— una polisemia que de momento los autores se guardan… Quizá porque nuevamente todo sea fruto de la casualidad (y tengan miedo). No lo es la revisión de BCN 747 que aquí encontramos —donde algo sopla del Wind on the river de John Stewart…—, ni tampoco la felizmente alumbrada al fin, CHEVY 57 —esa road movie en el cajón—, ambas perpetradas durante su breve y reciente estancia común en La casa del viento (estudio de grabación s/n).

El resultado de esta aleación espontánea _JUNO/STANICH —a la postre cósmica, coetánea y perfecta— no es otra concatenación de felices coincidencias… Pero puede que tampoco tenga mucha explicación.

Habrá que escuchar para creer en los gemelos cósmicos.