Valladolid, 1 de marzo de 2019. Teatro Carrión

Comenzaba el mes de marzo, y para los amantes de la poesía, el rap y la música no existía la posibilidad de abordarlo de otra forma mejor, que no fuese dándose cita en el teatro Carrión de Valladolid, ante uno de los grupos musicales más influyentes del panorama nacional. El maestro de ceremonias no podía ser otro que el complutense Rayden.

Ángel Muñoz

Ángel Muñoz

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El madrileño, envuelto en su gira “Sinónimo Tour” de presentación de su nuevo álbum “Sinónimo”, en la que recorrerá toda la geografía española, tenía parada en la ciudad castellanoleonesa.

A pesar de tratarse de un recinto con butacas numeradas, ya minutos antes se empezaba a palpar la expectación en el ambiente, con colas que se extendían a lo largo de la avenida.

Puntual a la cita, las luces se atenuaban a medida que el escenario se llenaba con los integrantes del grupo. Menos de diez segundos hicieron falta a la banda para convertir el teatro en una auténtica sala de concierto. Diez segundos menos de lo que tardaron los vocalistas del grupo en saltar del escenario, recorriéndose el pasillo central de punta a punta fundiéndose así con el público en un único ente.

De esta forma, los diferentes temas que componían el repertorio se iban sucediendo sobre el escenario “Nunca será siempre”, “Los dioses también sangran” o “Careo”, esta última con dedicatoria incluida para las tierras canarias.

Rayden aprovechó los descansos para “dar diferentes chapas” algunas de agradecimiento, agradecimiento por el apoyo recibido y por triplicar los aforos esperados en las diferentes salas; y otras de crítica política y social, repletas de meteoritos metafóricos “No existen hombres o mujeres feministas, sino que hemos nacido en una sociedad machista”.

Si con “Matemática de la Carne” llenaba el recinto con luciérnagas procedentes de los móviles del público, con “Haz de luz” y “Beseiscientosdoce” hacía las delicias de los presentes. Todo ello ante un público totalmente entregado al madrileño y que, de poner un “pero”, solo destacaría la mala acústica del recinto, habiendo momentos en los que la parte instrumental pisaba la vocal.

De esta manera la poesía y el hip hop de Rayden se despedía de una sala completamente en pie. Se podría decir que “no ha dado la nota, ha dado con la tecla. No ha dado con otra, solo con la letra”.