DISCO DEL VERANO DE 2025
Rough Trade Records
No sé si serás de los que ha ido escuchando las tres diferentes entregas del nuevo disco de Pulp o, si, por el contrario, eres paciente como quien escribe y aguantó el deseo a que se publicara el álbum en su integridad a principios de junio para saborearlo de una tacada. Sea como fuere, esperaras lo que esperases y las veces que lo hayas escuchado no hay nada más evidente que lo magistral del regreso de Pulp veinte años después del supuesto fin de era con We Love Life (2001)
Spike Island, título con el que se abre el disco y a la postre single de presentación del disco, es un tema que la afición celebrará nada más empezar su concierto porque destila el jugo esencial de Pulp. Suena inconfundible la guitarra del inicio y los ritmos sincopados del sintetizador. Suena a ventana abierta en verano cuando Jarvis empieza a cant…, no, interpretar, que en eso no ha perdido nada de músculo. Y a eso mismo canta Spike Island. Y como segundo plato Tina, una estupenda narración de obsesiones hacia una chica con la que jamás entabló conversación. Esa misma Tina a la que se refiere Grown Ups, esa Tina que mejor podría haber olvidado hace mucho, ahora que narra la obsesión que se tiene por hacerse mayor y hacer las cosas que tocan hacer porque lo dicta la edad, esto es, preocuparse por tener arrugas, cuando antes era acné.
Santi Hernández
Redactor
No me hago mayor, tan solo estoy madurando dice Jarvis. En Slow Jam gira el foco hacia su alter ego, hacia el Jesus Christ con quien Jarvis Cocker se compara porque comparten iniciales. Tal como reconoce que le habría gustado convertir el agua en vino en Dishes (This is hardcore, 1998) ahora Jesus trata de calmar a Jarvis empatizando con su sufrimiento y haciéndole recordar “and now you know just what I went through”. Lo J.Cocker fueron las vicisitudes emocionales que vive cualquier humano con la pérdida de alguien querido o cuando una relación se desestabiliza. Farmers Market, con ese título, no es difícil imaginar si nos dejamos embeber del tono melancólico que va tomando el álbum: un Jarvis (o tú mismo) una mañana plomiza de sábado por la mañana en el condado de Sheffield (o tu pueblo) donde los agricultores de la comarca se reúnen para vender sus productos en el mismo sitio donde siempre ha ocurrido, donde rememoras vivencias y encuentros del pasado que ahora no son tan jugosos como los productos a la venta esa mañana. My sex desarrolla la ambigüedad sexual del presente tal y como siempre se ha contado en palabras de Pulp. Algo íntimo y personal que, como no, esta vez está contando con la voz de la experiencia. Got to have love, segundo single adelanto del disco urge al oyente a abrazar el amor por su efecto redentor y salvador en cualquier miseria personal. El amor puede con todo. Background noise sigue hilando temas. Se vuelve a mencionar al amor, aunque no en el grito anterior, sino como ese ruido blanco que acompaña nuestra cotidianeidad que, cuando desaparece, nos recuerda brevemente lo imperceptible del sonido del ventilador o señal acústica del microondas que te hace sentir en casa, a salvo. Esa infravalorada aburrida cotidianeidad de la que el amor es el ruido que nunca cesa.
Partial eclipse habla de emociones incompletas. De esas que alguien hace hace o dice con entusiasmo y que reciben una palabra o reacción en el otro que no se adapta a lo que esperaba. The Hymn of the North se refiere al orgullo de pertenencia de clase que siempre ha alegado Pulp en sus letras. Ese norte de Inglaterra industrial cada vez venido a menos. Se compara con la marcha de alguien querido (su hijo) en el que se han puesto todas las energías en hacer las cosas bien y en el que deseas que confíe en sí mismo como la familia lo ha hecho en él (o ella). Para eso, recuerda ese himno del norte para no olvidar de dónde viene y hacia dónde va. A sunset cierra el disco y da la puntilla melancólica a More. Con la mínima instrumentación, pone en valor el habitual atardecer que, siendo uno más, es accesible a todo el mundo allá donde te encuentres, sin ser monetizado.
La vuelta de Pulp va más allá del fenómeno revival del Brit-pop en el que se vuelven a juntar los miembros de una banda para reinterpretar éxitos de hace tres décadas. El análisis del MORE ha sido más lírico que musical. Creo que el valor del disco está equilibrado en ambas partes, uno no existe sin el otro. En lo musical sobresale y es inconfundible el sonido Pulp. En lo lírico, Jarvis Cocker siempre ha sido un fenómeno de masas tangible, accesible, como un poeta urbano que habla directamente al corazón con elegancia, pero sin barroquismos ininteligibles. Por eso tiene tanto valor esta última obra del cuarteto de Sheffield. Grabada sin ayuda de inteligencia artificial, en apenas tres semanas y con los temas cerrados cuando entraron al estudio. Un ejercicio de honestidad que trasciende y, aparentemente, casi cierra un círculo vital. ¿Puede que se publiquen dentro de otros años “EVEN MORE”?