Madrid, 13 de julio de 2018. Espacio Mad Cool. Valdebebas
La calma llegó al Mad Cool. Las colas dieron paso a una entrada mucho más fluida y la gente empezó a degustar un recinto que tenía muchas perlas escondidas. Una de ellas era esa magnífica carpa, The Loop, donde se iban a suceder muchos buenos momentos en el ámbito de la electrónica. Justice puso esa zona patas arriba en la noche de ayer mientras Franz Ferdinand hundían el segundo escenario a guitarrazo limpio. Y hoy se esperaba mucho más. Otro sitio por descubrir era el espacio Pedro Aunión. Un homenaje sentido en una zona donde la importancia la tienen las artes escénicas. Muy concurrido en diversas horas en las que las propuestas se sucedían sin cesar.
Sara Fernández
Redactora
Fernando Tello
Redactor & Photo
A primera hora nos encaminamos hacia el primer escenario para ver al texano Kevin Morby. La cabeza de The Babies y bajista de Woods se presenta para enseñarnos “City Music” (Dead Oceans, 2017), su cuarto trabajo en solitario. Mucho más eléctrico y algo más optimista, quizás estemos ante uno de los compositores del momento. De vuelta a la parte de la entrada del recinto no podemos rechazar un poco del concierto de Real Estate. Pop sin ataduras para presentar su último largo “In Mind” (Domino, 2017) el primero sin Lynch a la guitarra. Demostraron su valía y acercaron sus sonidos a un público que no les conocía, porque a los que ya conocemos a Real Estate no nos sorprende esa línea de éxito que siempre llevan y con la que consiguen dar conciertos maravillosos. De allí a por The Big Moon. Ya tuvimos la suerte de verlas en directo en el Tomavistas del año pasado. Y nunca nos han defraudado. Ritmos contundentes y riffs incisivos en lo que es una banda con mucho futuro. La gente iba llegando a la carpa del escenario “ThunderBitch”. A pesar de su tamaño el sonido era magnífico y las londinenses pudieron desplegar todo su valor, que es mucho. Snow Patrol es una de esas bandas que conocimos en un FIB tocando a las seis de la tarde presentando sus primeros trabajos. Ahora pueden congregar a miles de personas aunque siguen con sus primeras trazas intactas. Los escoceses dieron a la gente lo que buscaban y a pesar de venir a presentar “Wildness” (Polydor, 2018) que está recién sacado del horno, la base de su bolo fue el de “Eyes Open” (Polydor, 2009), el disco que les llevó a la fama y les hizo saltar de escenarios secundarios a los principales.
Todavía antes de Jack White nos dio tiempo a ver a Morgan en los escenarios pequeños del Mad Cool. Quizás estemos ante una de las bandas más prometedoras del panorama nacional y ante Nina de Juan, una de las mejores voces que tenemos en nuestro país. En directo es donde demuestran como suenan y que mejor sitio para demostrarlo que el sonido del Mad Cool. Su nuevo trabajo, “Air” (North Records, 2018), está rompiendo moldes y la voz de Nina inundó toda la carpa con un llenazo absoluto, que ni ella misma se creía. Y al escenario 2 para escuchar los guitarrazos de Jack White bajo un manto de tonos azules. Quizás una fase demasiada egocéntrica, como no podía ser de otra manera, hizo que el concierto se volviera un poco gris y estridente. El sonido estaba demasiado alto y no se notaba la claridad de las canciones de White. Todo solventado cada vez que sonaban los acordes de los temas de White Stripes. Hasta nueve sonaron, con un final épico que levantó a todo el recinto para saltar y cantar. Mucha gente se agolpaba ya para ver a los monos del ártico y no pudieron resistirse a “Seven Nation Army” como final de fiesta de un concierto que fue de menos a más para terminar con un momento de los que serán recordados por mucho tiempo.
El Mad Cool encarrilaba su segundo día y un buen final iba a ser, para nosotros, el concierto de Franz Ferdinand. Alex Kapranos es electricidad pura. Los de Glasgow han vuelto, si es que alguna vez se fueron, a hacer temas vertiginosos con toda la fuerza que poseen. “Always Ascending” (Domino, 2018) es su último disco, del que tocaron cuatro temas. La base de su setlist sigue siendo su primer trabajo del que se cumplen catorce años, nada más y nada menos. Franz Ferdinand perdió a Nick McCarthy y parte de su solvencia se fue con él. Parecía que el nivel bajaba, pero han sabido reponerse y vuelven a ser una gran banda a tener en cuenta. Y con esto se terminaba para nosotros esta segunda jornada, no sin antes pasar por delante de “The Loop” camino de la salida para comprobar que nadie había encima del escenario. Donde debería estar Massive Attack no asomaba nada mas que gente cabreada esperando a una banda que no saldría. Comenzamos a leer por redes que habría podido pasar, aunque algunos ya nos lo imaginábamos. Lo habían vuelto a hacer. Por cuarta vez en nuestro país habían decidido pedir más cuando se encaminaban al escenario. Pedir que nada sonase en el recinto. Pedir lo imposible en un festival. En el Low y en el FIB se les concedió. El Mad Cool no lo hizo y mi opinión es que se llegó a una decisión más que correcta. No deberían haber negociado ni un minuto. Se comportan como un niño consentido y quizás la solución es no contratarles más, y por supuesto no pagarles ni un céntimo. Creo que no les gustó el sitio donde debían tocar y el problema para ellos es que eran uno más, no eran las estrellas del evento y eso no va con ellos. Una pena. Al César lo que es del César y no se puede responsabilizar a la organización de que una banda no quiera subir al escenario, solo se le puede mirar y señalar a la propia banda. Y otra cosa, Massive Attack, la Mahou está muy buena.
Después de los de Seattle comenzaban en el segundo stage los británicos Kasabian. Meighan y Pizzorno son un torbellino en el escenario y eso se contagia entre la gente. En el primer minuto ya había saltado por el escenario. Se había bajado a alentar a las masas y se había puesto a bailar con casi toda la banda. Y todavía quedaba todo el setlist. Kasabian es un valor seguro de diversión y en el Mad Cool no defraudaron. “Underdog” sonó en el segundo lugar, seguida de “Club Foot” y allí comenzó el apocalipsis. Hitazos non-stop. La noche se acababa para algunos de la mejor manera, bailando al ritmo de Kasabian. Con “Fire” se terminaba el despliegue de los de Leicester y nos retirábamos hasta el día siguiente. Comenzaba un Mad Cool con muchos problemas pero donde la música venció por goleada a todos, incluido al propio festival.