Madrid, 16 de marzo de 2018. Café Berlín. Ciclo 1906

El pasado viernes estuvimos en el mítico Café Berlín de Madrid para presenciar uno de los directos más innovadores del panorama del jazz internacional, Knower, que tenían dos sesiones programadas para esa noche.

Los americanos se dieron a conocer gracias a sus vídeos en plataformas digitales a través de los cuales consiguieron llegar a telonear a los mismísimos Red Hot Chili Peppers. Con la llegada de los americanos a Madrid, en su primera parada dentro de su extensa gira europea, el Ciclo 1906 volvía a convertirse en referencia para los amantes de los estilos musicales alternativos.

Pakito Serrano

Pakito Serrano

Redactor

Teresa Gómez

Teresa Gómez

Redactora

Teniendo en cuenta mi casi total desconocimiento de la discografía de la banda (tan sólo había escuchado algunas de sus famosas covers y unos cuantos temas sueltos), encaré el concierto con curiosidad, dispuesto a dejarme llevar. Después supe, por los comentarios que pude escuchar después del concierto, que no fui el único que acudía a ciegas.

Esta predisposición mía fue una vía abierta que los Knower aprovecharon desde el primer momento del concierto para invadir mi cuerpo con su ritmo frenético y su contagiosa energía y hacerme bailar como hacía mucho tiempo que no lo hacía. Con dos teclados, bajo, batería y la peculiar voz de Genieve Artadi, los californianos consiguen estiran el jazz hasta llevarlo al campo de la electrónica con marcados toques ochenteros e incluso funkys.

El concierto no se alargó más de una hora, quizás por la segunda sesión que tenían programada esa misma noche, una hora en la que el Café Berlín se convirtió en una pista de baile, una hora en la que nuestras preocupaciones volaron, una hora en la que disfrutamos como si de una fiesta furtiva se tratara. Una fiesta que comenzó con “Time Traveler” y acabó por todo lo alto con “Overtime”, en una especie de bucle temporal circular que unió dos de sus grandes éxitos.

Una noche que me sirvió para descubrir que estos Knower saben cómo transmitir y divertir, utilizando una parte del jazz desconocida para el gran público. Una apuesta transgresora y personal, que apoyada por su virtuosismo como músicos y su actitud fresca y descarada, les convierte en toda una experiencia de entretenimiento.