DISCO DEL MES DE MARZO DE 2023
Havalina S.C.
Ha llegado la hora, el momento que estábamos esperando. Ha pasado de nuevo que los Havalina cojan sus armas y disparen ráfagas de buen gusto y melodías afiladas para deleite de los que llevamos seis años esperando un recambio a Muerdesombra (2017, Ernie Producciones). La espera se ha hecho larga, sí, pero ha merecido la pena. Ya se han transformado en una banda de culto, si no lo eran ya de sobra, y son referencia para más de la mitad de la escena. Son, sin dudarlo, el último reducto de lo que podríamos decir que es el “indie” patrio, si es que eso ha existido alguna vez.
Fernando Tello
Redactor & Photo
Contamos siete desde que el nombre de la banda es Havalina y diez desde que empezaron con Havalina Blu hace algo más de veinte años. El aperitivo del aniversario de “Las Hojas Secas” (2010, Origami Records) no fue suficiente y necesitábamos más. La nueva obra es lo suficientemente sólida como para tener una fuerza de arranque inusitada y con un fondo tan amplio como para que dure y envejezca de la mejor manera posible, aunque el tiempo lo dirá. Estamos ante un disco de largo recorrido y que pasará de novedad ahora a clásico en el futuro.
Se podría decir que suenan a The Cure, The Smasing Pumpkins o a los Nine Inch Nails sin electrónica, pero pienso que eso ya no es así, o no debería. No necesitan sonar a nadie, ni como nadie. Suenan a los Havalina, porque ellos ya han generado una forma de hacerlo. Son el resto de grupos los que aspiran a sonar como los maestros, Ya no recogen influencias, las otorgan. Ahora son más industriales, más futuribles, más potentes en su conjunto, pero con un sabor único que les hace grandes. El futuro que esperábamos en los 80, el que marcaba el ascenso de las máquinas en los 2000 está aquí de la mano del trío convertido en cuarteto para la ocasión, con la suma en los directos de Teresa Martínez de la banda PAN. Pero ese futuro suena a lo de antes, perfeccionado hasta el extremo. Porque lo que tenemos en nuestras manos es un disco de Rock, señores y señoras. Con llamadas al margen, con asteriscos, con notas entre líneas, muchas notas a boli, lápiz y subrayado, donde todo se aleja de los sonidos puros pero que confluyen en el único torrente que te lleva al final de lo industrial, para llamar la atención de lo que nos estamos perdiendo.
Las letras hablan de la desconexión humana. La máquina nos está venciendo y ahora solo le queda volver a todos dependientes de sus actos, si no lo ha conseguido ya. Estamos alienados por las redes sociales, por lo digital y demás elementos inertes, cuanto más estamos conectados a ellas, menos lo hacemos con nosotros mismos y con todos los que nos rodean. La única manera de vencer es dejar algo de luz a los que vienen por detrás. ¿Seremos capaces de vencer a las máquinas?
Foto de Maite Nieto